- Kadavra lanza el segundo de los cuatro epés que tiene entre manos, titulado Agua
Vaya por delante que a quienes hacemos Sevilla Disonante lo que nos motiva es el underground –ya lo habréis notado si nos seguís de hace tiempo– y de hecho fue dar repercusión y visibilidad a esas bandas que se mueven en el subsuelo una de las principales motivaciones para poner esto en marcha. Del mismo modo, y justo por esa loable actitud de hacer música porque sí, sin mayores ambiciones crematísticas, de alcanzar la fama o de hinchar el ego, no sólo respetamos sino que entendemos en buena medida ese halo de misterio y secretismo, o ese afán por el anonimato, del que algunas de estas bandas se imbuyen, envuelven, rodean y parapetan.
No obstante, también habréis podido percibir nuestro constante ahínco en elaborar textos cuidados, rigurosos y exhaustivos, que no se queden en la superficialidad de (muchas de) las notas promocionales sino que vayan más allá, que profundicen para desentrañar lo que encierra e implica cada proyecto, somos así de curiosos y pejigueras, qué le vamos a hacer. Toda esta perorata viene a cuento del lanzamiento del segundo de los cuatro epés que tiene planeados el dúo Kadavra, y que apareció el pasado día 4. Como nos gustó sobremanera, y –ya lo he dicho– somos así de cansinos, hemos estado estos días indagando y tratando de arrancar detalles a los protagonistas sin excesivo éxito. No importa porque lo que verdaderamente sí importa es que se trata a nuestro juicio de una banda que merece la mayor de las atenciones y difusiones, así que vamos a ello.
Lo primero que quiero recalcar es que cuando tuve conocimiento de la existencia de Kadavra, a mediados del mes pasado creo recordar, fue inevitable acordarme de Carne de Perro, otro de esos hallazgos impagables a los que hemos dado calor últimamente. No sólo porque en ambos casos hablamos de un dúo –aquí, a diferencia de Carne de Perro, no hay cuota femenina, eso sí–; también porque ambos proyectos parten de presupuestos punk, toman prestados elementos del metal o del rock y no hacen ascos a lo electrónico –en Kadavra tiene mucho más peso, desde luego–, o porque proyectan en sus redes una estética muy similar, con el predominio del negro en la indumentaria y escenarios de caos y ruina en todas sus imágenes.
En todo caso, Kadavra se lleva la palma en lo tocante a esa tendencia a lo críptico y a lo oscuro, incluso lo industrial. Por petición expresa de ellos, apenas podemos desvelar que detrás de este nombre se hallan D.D. (guitarra) y A. Jerako (programaciones), los cuales se sospecha que son antiguos miembros de otras bandas de la ciudad como NARCO o Dr. Bad, según reza el escueto texto que exhiben en sus perfiles. Y hasta ahí podemos leer, no es nuestra intención truncarles su voluntad de preservar el (relativo) anonimato. También hay que decir que su propósito no es mostrarse tanto como una banda dado que detrás de esos dos personajes misteriosos hay una cohorte de colaboradores, mayormente vinculados con La Balacera, ese estudio de grabación-sello discográfico-tienda de merchandising que trabaja con grupos tan variopintos (y recomendables) como Forza La Makina!, Califato 3/4, Lamorte o los propios NARCO.
Kadavra saltó al ruedo con la mecha encendida en plena pandemia hace hoy justo un año: el 12 de junio de 2020 se publicó Fuego, su primer epé, y de forma simultánea el videoclip de El sistema miente, uno de los tres temas incluidos en este primer trabajo en el que contaron con la colaboración en la voz de Podri de Rat-Zinger mientras La Balacera se encargó de casi todo lo concerniente a lo audiovisual con el apoyo de Jesús Torronteras (batería en Lamorte y Mordida) en la faceta de iluminación, de la que es todo un crack, y de Jacobo Fernández en las labores de mezcla y masterización. En cuanto a los dos temas restantes, Jimmy de Soziedad Alkoholika participa con su guitarra en Viviendo en el infierno, mientras el último corte del lote, Lloviendo sangre, era una versión de Slayer.
Y un año después, el día 4 de junio, salió a la luz el segundo epé, Agua, de nuevo con tres temas. Uno de ellos, Culpable, fue merecedor de un videoclip que apareció unos días antes, a finales de mayo, el cual ha sido grabado y protagonizado por el cada día más imprescindible Tridi Puñema. La Balacera se ha vuelto a encargar de casi todo lo demás, de nuevo con Jacobo Fernández mezclando y msasterizando y esta vez con Marta Espino en tareas de producción.
En este disco también hay una colaboración a cargo de un viejo amigo del dúo como es Chato Chungo (vocalista de NARCO en la época prístina), quien aporta su ronco tono de voz en El sepulturero. Hace bastante tiempo que le habíamos perdido la vista y se ve que sus colegas tenían ganas de compartir cosas con él. Cierra Agua la potentísima Akelarre, con lo que Kadavra despacha un trío de canciones tan brutales e incendiarias como en el primer epé, donde se dan cita breaks luciferinos, riffs sangrantes y voces de ultratumba ¿Qué mas se le puede pedir a Satanás?, se pregunta el texto promocional, que sugiere que los hermanos de la oscuridad nos traen otros tres conjuros para invocar al maligno o para bailar como si sufrieras una posesión infernal.
Nos quedamos sin saber cuál es el criterio que manejan para escoger los temas para un disco u otro –aún tienen que llegar otro par de epés, Aire y Tierra, para cerrar el círculo de los elementos de la naturaleza–, pero ya dijimos al principio que Kadavra se hace de rogar y advierte de que su intención es no conceder entrevistas, al menos hasta que acaben de lanzar el póquer de epés. El cual confían en rematar de aquí a final de año, aunque sin prisas. Eso es lo que hay, y así se lo hemos contado, que dijo aquel. No seremos nosotros quienes forcemos a nadie a salir del averno… ¡al diablo con el maldito (o bendito) underground!