- El sábado en la Sala X se presenta She’s back, el disco con el que reaparece Ana Chufa, acompañada ahora por la banda The New Deal, creada por Juano Azagra para servir de respaldo a sus nuevas canciones
Del disco, lo primero que vemos es una foto como la de la cabecera de este artículo. Ana Chufa con la cara semioculta, no sabemos si en proceso de esconderse del todo o de lo contrario, de mostrársenos. Lo que vemos me lleva a Bécquer: Ella tiene la luz, tiene el perfume, el color y la línea; la forma, engendradora de deseos; la expresión, fuente eterna de poesía. De poesía está lleno el disco; de canciones que cuentan historias. En la entrevista, cuando la tuve delante, ese disco fue el principal eje sobre el que giró nuestra conversación, ya incluso desde el propio título: She´s back. ¿De dónde ha vuelto ella? Preguntárselo me pareció el mejor punto de inicio.
«Hacía cosas de música hace tiempo». Esos ojos de la foto se perdieron en la evocación de veinte años atrás. «Hubo una época en la que yo daba conciertos, antes de seguir haciendo otras cosas en mi vida; tuve otros grupos que iban por otra vertiente, por lo que se llevaba entonces, el pop, el indie-pop; era otro tipo de música. De allí es de dónde he vuelto». De ese recuerdo surge la imagen de La Chufa Lisérgica, la banda de jovencitos que querían tocar en Benicàssim y así lo expresaban hasta en el título de una de sus canciones. Allí estaba también Paco Campano, con quien Ana permaneció unida en proyectos anteriores a los Sweethearts from America de este, como fueron Diasco, Diastech, llegando a aparecer en uno de los Monkey Week de El Puerto, antes de quedarse embarazada de su primer hijo, que ya tiene 11 años. Largo ha sido el camino para tardar tanto en volver. «Pero realmente siempre he estado escribiendo canciones, aunque haya estado tantos años sin dar un concierto. Siempre he tenido la inquietud de hacer cosas en la música que fuesen más propias de mí, que fuesen más con mis gustos que con las modas. Desde siempre escribo canciones y tengo un montón de cuadernos llenos de ellas. Mi vida se asentó, el trabajo dejó de quitarme todo mi tiempo, he tenido dos hijos por el camino y las cosas, incluidas las personales, han dado muchas vueltas». En un momento determinado su camino se cruzó con el de Juano Azagra. «No nos veíamos desde que éramos chicos y coincidíamos en muchos sitios, como la fiesta de Flor de Pasión; nos gustaba la misma música, el power pop sobre todo. Lo vi en un Nocturama que abrió él tocando solo y retomamos el contacto. Le dije que hacía canciones, me las pidió y le gustaron, a pesar de que eran cosas íntimas que haces en tu casa, que ya no se llevan, cantadas en inglés, que crees que no van a interesar a nadie; cosas en contra de todo lo que hay ahora, porque yo siempre voy a contracorriente. Antes cantaba en español cuando todos cantaban en inglés. Esto de ahora es más como soy yo. A Juano le gustaron, sí; y empezamos a grabarlas. Y por eso he vuelto. Para empezar de nuevo».
Juano ha montado en su casa un buen estudio, en el que graba otra clase de música diferente a la que hace con All La Glory, que también le atrae y le interesa. Allí comenzaron a grabar las canciones de Ana, sin pretensiones de ninguna clase. Pero un día llegó a la casa David Linde. «Me escuchó tocándolas y me dijo que tenía que presentarlas en Nocturama. Él fue quien me dio el impulso para empezar a mostrar mi nueva música y eso nos llevó a grabar el disco, que tiene canciones que empecé a mostrar en aquel Nocturama. Algunas están en el disco, otras no, porque fui creando más canciones; The lift, el single, no existía entonces». Los Jardines del Casino de la Exposición vieron el sábado 29 de agosto de 2020 como la última noche de Nocturama se abría con el impulso de Ana Chufa y Juano Azagra, que con el único apoyo de sus respectivas guitarras desgranaron una decena de canciones suaves y hermosas que nos llegaron a través de la notable voz de Ana, transmitiéndonos emoción a la vez que hacía que fuese realmente fácil escucharla.
Después de aquello, la pareja hizo dos apariciones más en directo, una en el Teatro Central formando parte del primer Irreductibles de Nocturama, en diciembre de ese mismo año, y otra en el Palacio de los Marqueses de la Algaba, durante el ciclo de Noches de verano de 2021. Luego llegó el disco. «Lo grabamos Juano y yo en los estudios de Paco Loco. Doce canciones, grabadas y mezcladas en tan solo seis días, con Paco de productor y la batería de Rafa Camisón en tres de las canciones. Aquello fue para mí como una semana de vacaciones; algo muy distinto a mi vida habitual, de la que desconecté por completo y me hizo una ilusión increíble. Allí nos dejamos llevar por Paco y las canciones fueron cambiando, a alguna más country le cambió el aire; para eso estábamos allí. Juano toca todos los instrumentos, aparte de las mencionadas baterías y en Fade away Paco toca un teclado loco que suena como un gato que ha saltado sobre un piano. Fue algo que no pensé que me sucedería nunca en la vida».
El disco, que no tiene formato físico y solo existe en su forma virtual, está disponible en las plataformas de escucha habituales desde el día 1 de este mes y se presentará oficialmente pasado mañana, sábado, en la Sala X, abriendo una gran noche de conciertos, ya que al suyo le seguirá el de The Gulps, una banda de origen español que está siendo la sensación indie en Inglaterra, tutelada por el mítico Alan McGee, que estará presente también y lanzará algunas piezas desde su consola de DJ. Pero para interpretar las canciones de She’s back no estarán solos Ana y Juano. «Después de grabar el disco, Juano me dijo que estaba muy chulo para hacerlo con banda, que deberíamos hacerlo así, y montamos una con músicos que el conocía». Y así fue como nació The New Deal, formada por Daniel Franco, Franquito, a la guitarra rítmica; Jesús Lutero, El Pera, al bajo; Miguel Ángel Campos, Goyo, a la batería; Guillermo de Jorge a los teclados y el propio Juano a la guitarra solista y coros.
«Este proyecto de Ana Chufa & The New Deal es mucho más mío que todos los anteriores», reconoce Ana. «Aunque en La Chufa Lisérgica también componía con Paco, pero era un grupo de juventud que estaba en la corriente; más asentado en el humor de la época y el cachondeo de la escena, con letras muy sarcásticas, que en el bagaje musical que cada uno tenía. Y aquí si está el mío». Quiero conocer ese bagaje musical de Ana. Una pista la podemos tener en las palabras de presentación de Juano cuando han ido apareciendo algunas canciones del disco, hablando de paralelismos con PJ Harvey, con Mazzy Star. Le pregunto a Ana si sus referentes son esos, Piyéi, Hope Sandoval… «Me encanta Hope; a PJ Harvey la he escuchado mucho menos, pero si Juano ve en mí algunos rasgos de ella, bienvenidos sean, que él de esto sabe mucho y le agradezco la comparación con alguien tan especial como ella. Mis referentes reales están en la música de los 60; escucho desde los Zombies a Sam Cooke. Las melodías de Beach Boys, el rhythm & blues, Etta James; me gusta mucho el power pop: Wilco, Teenage Fanclub, Nada Surf, ese estilo de los 90. Si tuviese que identificarme con alguna cantante concreta sería con Marianne Faithfull, porque además me gusta el mundo de los 60 que la rodeaba, la moda, los Beatles, el Swinging London…»
Todo un universo, el de Ana, que se refleja en las letras de sus canciones. «En este nuevo proyecto las melodías y toda la base musical se basa en mis gustos y las letras son importantes porque todas tienen algo basado en cosas que he pensado, que me han pasado, que he visto a mi alrededor o que son mi forma de ver el mundo. Por eso son muy importantes; porque forman parte de ese universo de mi propiedad al que te refieres; o al de gente muy cercana. Son historias de ellos y mías». Si son tan importantes ¿por qué las cuenta en inglés? Ana responde, decidida. «Mi tradición musical es inglesa, he escuchado muy pocos grupos españoles. Mi forma de escuchar y entender la música ha estado basada en la música inglesa y americana, aparte de que yo misma, por otro lado, tengo anglofilia, familia allí; leo poetas ingleses, veo las películas en versión original, leo muchas cosas en inglés… cuando escribo, me sale más auténtico en inglés que en español». Le apunto mi extrañeza por lo que me dice de los poetas ingleses que le interesan; conociendo sus textos, yo la hacía mucho más cercana a los poetas simbolistas franceses. «También. De hecho, una de las canciones del disco, Against the grain, tiene ese título porque es una traducción al inglés de una expresión, a contrapelo, que he sacado de una novela francesa que se llama así, A rebours, que es de Huysmans, poeta de una corriente que era la de los decadentistas».
Against the grain es una canción de estructura monocorde, con la voz de Ana flotando en la penumbra ambiental, su eco adhiriéndose a tu oído; con una temática inconcreta… no estoy enamorada, tómame a contrapelo… una historia para escucharla, ¿también para vivirla?, bañados por la lívida luz de la luna. «Todas mis canciones son historias. El single, por ejemplo, The Lift, que se podría traducir como el ascensor, elevarse, elévame, es una historia que me contó un amigo sobre su primer episodio de violencia familiar; una cena navideña con un incidente en que sus tíos se pelearon de forma muy violenta. De repente, su madre abrió la puerta y le metió en el ascensor, desde donde todavía contemplaba la violencia. Eso me inspiró la canción, que habla de los refugios que siempre buscamos en nuestra vida».
Me interesa saber también si el disco es una historia en sí mismo, si en él se establece un discurso concreto y el orden de las canciones se dispuso para mantenerlo así. «Nunca es un orden cualquiera; siempre se piensa. Este empieza con una historia de amor, Written in the stars, que la compuse partiendo del estribillo, que dice eso, what is written in the stars shall be. Sale en una película de uno de mis actores favoritos, Peter Lorre, que se llama Casbah, en la que cantan esa estrofa; de la historia de amor que se cuenta en ella compuse esta canción. Me encantaba como hablaba sobre el destino, sobre el amor que está escrito en las estrellas. Y el final es No sadness, que es una despedida, pero sin tristeza». Aunque en realidad sí que la hay: no necesitas llorar, guarda tus lágrimas; sin tristeza. Y Ana la entona de una forma sinuosa y flotante. «Todas las canciones son un poco así. Mira Against the grain, empieza diciendo I’m not in love y realmente es una canción de amor. El orden lo establecimos combinando las de mayores arreglos instrumentales con aquellas en las que prima mi voz sobre todo, y salió este orden. Pero cuando las presentemos en directo no lo seguirán; las más suavitas del disco no las vemos apropiadas para un concierto como este, sino para otro más íntimo; de hecho, esas son las que hacía con Juano cuando empezamos en Nocturama».
Entre esas canciones, primera y última, hay más canciones sobre el amor. En realidad, todas son sobre el amor: Paco Loco, cuando las grababan, le preguntaba si no tenían ninguna canción protesta. Es que el amor es más universal y Ana en ellas siempre ha mirado mucho en su interior; siempre lo ha hecho, incluso ha recuperado una canción de hace muchísimo tiempo, Since you have gone, que habla del rompimiento con su primer novio. «También tengo muchas canciones en las que miro al exterior; Your love is like the wind es una historia que no me ha ocurrido a mí, sino a una amiga mía que tuvo una relación muy tóxica». You will never… nunca, nunca más; nunca más confiaré en ti porque tu amor es como el viento; no pierdas tu tiempo, porque ahora soy como una pared, nunca más me alcanzarás, esquivaré tus balas. Ana canta más alegre, la canción tiene un ritmo más vivo, reflejo de la alegría de dejar atrás el dolor, de despertar de la pesadilla. «En el segundo disco hablaré de más cosas de las que veo en mi entorno; hay que tener el compromiso con la sociedad de mirar alrededor, aunque no sea para hacer una canción de denuncia, tipo Dylan. Ahora estoy en otra etapa de mi vida; cuando escribí las anteriores había pasado por un divorcio y cosas más dolorosas, ahora estoy más receptiva».
Le pregunto a Ana si en el concierto va a darnos a conocer alguna de esas canciones nuevas de las que habla. «Sí, haremos una, que es la que nos ha dado tiempo a montar, de las del disco siguiente, The wound, la herida, que también salió de la conversación con otro amigo sobre esas heridas que siempre nos quedan. La tenemos ya grabada, aunque sin editar y en ella hace coros Dani Llamas, que me dijo que tiene también una canción que se llama así, La herida, aunque no trata de lo mismo». Una canción con una metáfora bellísima de esas heridas que nos quedan: la lluvia en mi piel es lodo que no puedo limpiar. Le pregunto a Ana si a ella le han quedado muchas heridas, si ponerlas en las canciones es una forma de restaurarlas. «Puede ser. Sobre todo es una forma de dejar un peso atrás; yo soy muy sensible a las cosas que pasan y hay noticias que me dejan tan impactada cuando las escucho que estoy muchos días sin dormir por su causa. Una vez escuché una sobre violencia vicaria, de un padre que maltrataba a su hijo, y de ahí me salió una canción, Run run run fast, que quizás aparezca en el otro disco también. Constantemente me llegan estímulos de un lado y de otro y con ellos voy haciendo cosas para el próximo disco». Me la imagino en algún rincón, sometida verdaderamente a la tensión creadora. «Compongo en mi casa. Sentada en mi cuarto, sí; es el momento en que mejor me sale. En los escenarios toco con una guitarra acústica Guild, que es la que tenía Nick Drake, que aparte de que suena bien tiene ese componente mitómano; pero en mi casa no compongo con ella, sino con una Gretsch de hace millones de años, que aprendí a tocar con las canciones de los Beatles. Y sí, a veces las composiciones son para curar heridas; The burial of love va sobre mi separación…» Demasiadas cosas se han roto en todo este tiempo. Es bueno para mí decir adiós a todos los discos que coleccionaste durante tu vida. Parecían piezas de nuestro amor de cada momento; ahora que no hay canciones y la habitación está vacía y en calma, es bueno para mí decir adiós. «El título lo saqué de un poema de Tennyson; lo leí cuando estaba en ese momento de mi divorcio y pensé en hacer una canción que se llamase así: el entierro del amor; aunque la letra de la canción no tiene nada que ver con el poema. Así es como las construyo; luego Juano influye también en ellas y me aporta mejoras, como que el estribillo llega muy tarde, que es una de sus quejas clásicas». Y Ana se ríe abiertamente. Quizás hace efecto también que ya llevamos tres copas de Rioja cada uno.
Ahora que ya sé de dónde y por qué ha vuelto, le pregunto si lo ha hecho para quedarse. «Lo dirán el tiempo y el público. Ya te he dicho que siempre he escrito canciones y en este disco las hay que tienen más de diez años. Y pienso seguir escribiendo. Van saliendo cosas diferentes y me gustaría quedarme porque me encanta tocar; me encanta la música, me encanta crear; y encima siempre me he encontrado un poco sola en el sentido de ser una intérprete de culto oculto, como que siempre he ido a contracorriente y no pensaba que a nadie le podría gustar lo que hiciera. Y encontrarme ahora que hay gente a la que le gusta es algo que me encanta. Goyo, nuestro batería, me dice que cada semana tiene una canción que es su favorita, que le encanta Against the grain, y eso me supone un subidón de energía. Pensar que hay otro loco, que no estoy sola en el camino, que hay alguien que se emociona con mis cosas, que le conmueven… es una sensación tan satisfactoria. Los ensayos con los músicos son estupendos; los hacemos los domingos y no es solo tocar; es llegar, tomarnos algo, contarnos la vida, charlar, reírnos; es muy terapéutico, un día entre amigos. Por eso quiero continuar y a los conciertos da igual que vayan cinco como cien personas, aunque preferiría esto último, claro; pero para mí será una gran ilusión aunque vayan solo cinco personas que sienten la música como yo, que se identifican con mis letras; sentir que no estoy sola, que alguien ve, como yo, el mundo más allá de levantarse, irse al trabajo…» El trabajo; esa sensación me es familiar. En mi entorno laboral apenas nadie conocía mis aficiones musicales, nunca he tenido prácticamente nada en común con mis compañeros de trabajo; le pido que ahonde más en ese aspecto. «A veces he pensado que incluso podría ser contraproducente que se conociese mi vida más allá del trabajo; que podrían pensar que yo era rara, pero ya nadie me ve así. Con los años ya me conocen, me han visto operar, han visto que soy muy responsable, que trato muy bien a los pacientes; ya tengo mi estatus, mi plaza de oftalmóloga en propiedad, segunda de Andalucía en la oposición. Ya he demostrado cómo soy profesionalmente y me da igual mostrar mi otra faceta; ya incluso los invito cuando hago teatro, otra de mis aficiones y algunos de los residentes van a venir al concierto del sábado».
Volvemos a hablar del concierto, una vez que ha vuelto a salir el tema. «Será más explosivo que el disco. Las canciones están construidas de forma distinta y los músicos son muy experimentados. Abriremos con Fade away pero no cerraremos con The Lift, que es la más pegadiza, sino con Against the grain, que creo que es más emotiva y propiciará un final más tranquilo. No quiero acabar con un subidón, que después vienen The Gulps, que son más rápidos todavía. Aparte de que esa canción significa mucho para mí».
Yo, personalmente, espero mucho del concierto. Las canciones son buenas; Juano, como ingeniero de sonido de la banda, arreglista, dará muy buenas directrices. Y el técnico en la mesa de mezclas será Alfonso Espadero. El buen sonido está garantizado. Lo que hagan los demás será un plus. Ana me cuenta también por qué tocan con esos otros, cómo surgió este concierto. «Alan McGee tiene una buena relación con Gonzalo Bora Bora, que es copatrocinador de esta gira de The Gulps. Y Juano es muy amigo de Gonzalo desde los tiempos en que vivían juntos en Granada. Cuando Gonzalo estaba montando esta gira, que iba a pasar por Sevilla, le preguntó a Juano por alguna banda para abrir la noche. Pues nosotros, coño, le contestó; que además estábamos buscando fecha para tocar. Teníamos la posibilidad de hacerlo con los Sweethearts from America, que andan preparando su tercer disco, pero Paco anda liado con el cine y teníamos que esperar todavía».
Vuelve a surgir el nombre de Paco Campano. Muy ocupado, realmente, con sus asuntos ajenos a la música y ahora inmerso en los videos promocionales del Festival de Cine de Sevilla, en el que además va a presentar su reciente película, Arde. Le pregunto a Ana por la posibilidad de que alguno de sus próximos videoclips lo dirija él. «A mí me encantaría, porque me gusta mucho como cineasta». Y siguiendo el hilo del Festival de Cine, Ana me revela también algo jugoso. «Margarita Morales, que fue la directora de nuestro video con The Lift, ha dirigido una película, Solitude, que presentará también en el SEFF y para su banda sonora ha elegido dos de nuestras canciones, una de las del disco actual y The wound, la del siguiente, además de una tercera que he compuesto yo, pero que no soy quien la canta, sino África de la Cruz, la chica que protagonizaba Las gentiles». Con lo cual la película queda señalada y subrayada en mi agenda, como una de las imprescindibles para ver.
Cuando nos despedimos después de compartir dos deliciosas horas con Ana, me voy pensando que describirla como una cantante melódica y suave no sería suficiente. Lo es, en efecto, y como tal se la conoce; pero el alcance de su arte va mucho más lejos de lo que puede evocar esta idea. Reducir el talento de Ana a un simple esquema equivaldría a ignorarlo. Limitarlo exclusivamente al terreno de la canción sería dejar de lado aspectos fundamentales de su personalidad. Cantante, sí; pero también poeta, escritora, música, con todas las consecuencias que se derivan de ello.