- Analógicos presentan el viernes próximo en la Sala Even su disco Nada es para siempre, que lanzaron el pasado mes de junio
No lo pienses más, todo es presente, nada es eterno, nada es para siempre; frases contenidas en la canción que hace unos meses lanzaron Analógicos como adelanto del que iba a ser su segundo disco, que lleva de nombre la última de esas frases, lo mismo que la canción que formaría parte de él junto a otras ocho. Tardó en salir el disco, cosas de la pandemia y los retrasos que trajo consigo, pero ya hace unos meses que está en circulación y hasta ahora no habíamos tenido oportunidad de traerlo a nuestra web. Así que como en esta misma semana, concretamente el viernes, hacen su presentación oficial con un concierto en la Sala Even, eché un ratito de cervezas con su batería, Joaquín Pérez, para hablar de todo ello.
¿Realmente los Analógicos creen que nada es para siempre, ni siquiera el rock and roll…? «Así es», afirma Joaquín; «nada es para siempre, ni siquiera el rock and roll. Hay que tener la cabeza y la mente pensando en que las cosas nunca permanecen estables en el tiempo; todo puede variar para mejor o para peor, pero permanecer para siempre es complicado». Me resulta difícil de entender que acepte esa filosofía el componente de una banda de la que uno de sus pilares básicos es la copla, que sí perdura a lo largo del tiempo. «Bueno, en realidad si hay cosas que permanecen para siempre, como la copla», reconoce; «me refería a situaciones personales de la vida, no a cosas que están en la historia, como los géneros musicales, que esos sí están para siempre, hayan fallecido o no». No termina de quedarme claro eso de que sea para siempre algo que ha fallecido, pero le doy un giro al tema, sin cambiarlo del todo, porque retrocedo a su primer disco, Salve, Mockers!, otro título cercano también a una declaración de intenciones. Ese mockers alude a mods y a rockers, por lo que estoy seguro de que entre los cuatro miembros de Analógicos debe haber representantes de las dos formas de cultura musical. «Yo siempre he sido más rocker que mod, prácticamente de mod no tenía nada», me confiesa Joaquín. «Pero a raíz de unirme a Analógicos es verdad que los he comprendido; he asimilado la esencia mod y lo he incluido entre mis gustos. Yo siempre he sido muy bluesero también, siempre he andado entre el blues y el rock, pero en la música de Analógicos se ve claramente la parte de rock and roll y la parte de mod, o de pop, o como quieras llamarlo».
El disco comienza con Canción de combate, de claro perfil moody, perfecta para mostrar esa cara de su identidad. La segunda, No soy yo, no pierde ese regustillo, pero se mete más en el terreno rocker; digamos, para entendernos, que estaría más cerca de La Elipa, el barrio de Burning, que de Manuel Becerra, el de Gabinete Caligari, barrio al que vuelven de nuevo con ¿Dónde estuvo nuestro error?. Este mismo balanceo podemos hacerlo al referirnos a El contribuyente, Nada es para siempre y Falso amor, que es una versión de Tainted love en clave rockabilly, muy apartada tanto de la versión synthpop que popularizó Soft Cell como del northern soul del original de Gloria Jones. «Todos tenemos nuestra parte de culpa en el sonido de las canciones, tanto yo como Cristóbal y José Antonio. Parece mentira, pero Serué tiene una estética muy rockin’ aunque es el más mod de los cuatro; de una gran parte del tono mod de las canciones es él quien tiene la culpa».
Con las palabras de Joaquín entiendo la mezcla de estilos, pero ¿y las vertientes más clásicas de la copla, con la versión del primer disco de La bien pagá o la referencia a Concha Piquer de otra de las canciones de este disco, Bugui de la Piquer? ¿Y esos cantos de lucha antiguos reconvertidos aquí también en Jarama Valley? «La mayor influencia en esta es de Serué, porque él estudió historia y es muy versado y leído; todas esas cosas las tiene él en su memoria. José Antonio nació en Jerez, pero se crió en Lebrija y es muy amante de la guitarra española, algo que se ve en su forma de tocar y enseguida te das cuenta de que tiene mucho pellizco de flamenco también; al mezclarlo todo en la coctelera y buscar adrede esos estilos, porque nos atraen y nos gustan, nos sale esa manera de tocar las canciones. Este disco está hecho más a imagen y semejanza de Serué, tiene su sello, pero la banda suena como ha sonado siempre, que es el estilo que tiene Analógicos y eso se lo da el sello de los cuatro».
Le pregunto a Joaquín por los autores concretos de las canciones. «Principalmente es Serué, sobre todo en este disco, del que es autor de todas las canciones. Son una excepción las adaptaciones, que las hacemos entre todos, como la copla que citabas antes y Falso amor. En el primer disco sí que compuse un par de temas, pero en este he estado muy ocupado y el resto del grupo nos hemos dedicado solo a arreglarlas en el local de ensayo, porque Serué las trae muy en bruto». Joaquín es también componente del trío Camaradas Club, en el que interpretan canciones de bandas sevillanas de los inicios del rock que nos eran desconocidas por no haber llegado a grabarse nunca. Teniendo en cuenta estos aires andaluces, sevillanos y reminiscencias antiguas de las canciones de Analógicos, le pregunto si no se ha planteado nunca llevar alguna canción de Camaradas Club al terreno mocker, sobre todo porque piezas como Bugui de la Piquer podrían pasar perfectamente por ser una canción de Pájaro o Silvio. «Ese espacio lo tengo ya cubierto; sí es verdad que ese rollito a lo escuela sevillana, algo que solo sabemos los que somos de aquí, que es principalmente lo que Silvio y su entorno hacían, los Analógicos no lo tenían antes de entrar yo. Igual que hablamos de que de Serué tiene su parte folclórica, española, junto con Antonio, su parte mod y su parte de rock and roll, que eso sí nos une a los cuatro, lo que es el rock and roll clásico, el más cercano al rock sevillano que a veces también se ve en algunas de las canciones como esta que dices, sí que es influencia mía; pero no se ve tan claro como en Camaradas, porque ese feeling ya lo tengo allí y no vamos a usarlo dos veces. Igual ocurre con la voz; en el primer disco de Analógicos canté un tema y, a raíz de entrar en Camaradas, en el segundo ya no he cantado ninguno, porque he querido establecer esa división en los dos grupos en los que estoy».
Me interesa conocer si los demás de la banda no tienen inquietudes en escribir canciones también, letras propias… «Yo sí, siempre la tengo; pero monté Camaradas para intentar hacerlo a mi manera y ahí sí que he retocado letras, he escrito alguna e incluso hay algún tema mío que está por ver si podemos grabar o incluso tocar, porque hay muy pocas oportunidades. Aquí en Analógicos di un paso al lado, pero siempre tengo inquietudes, si no en escribir un disco entero, pero sí tengo mis cosas, aunque en este disco no se han metido por falta de tiempo y porque tampoco he insistido mucho. De todas formas, Serué durante la pandemia ha escrito tanto material que cuando lo llevó al local vimos que no era necesario aportar más, Traía una idea y la trabajamos, traía otra y lo mismo».
En la charla han ido apareciendo los nombres de todos los componentes de Analógicos, pero no los hemos presentado formalmente: José Manuel Velázquez, Serué, es el cantante del grupo, además de manejar la guitarra rítmica; José Antonio Romo, Yusseppe Vincent Mocker, es el guitarra solista; Cristóbal Serrano, Doctor Kripta, toca el bajo y Joaquín se sienta ante la batería. Cuando formaron la banda se fueron a Jerez para grabar su primer disco con Rafa Camisón; sin embargo, para grabar el segundo se quedaron en Sevilla, haciéndolo en los estudios Happy Place con Paco Lamato. «Bueno, en Happy Place solo grabamos la primera canción, la que da título al disco, pero después vino la pandemia», me rectifica Joaquín. «El estado de alarma nos obligó a parar con el segundo disco, en el que ya estábamos muy metidos y nos replanteamos el lugar de grabación, sobre todo por cuestiones económicas, así que el resto del disco está grabado en los Estudios 335, en Sevilla Este, que lleva Domingo Díaz, el bajista de Pequeño Salto Mortal. Ahí grabamos principalmente las bases de batería y bajo, las voces, algunas guitarras y colaboraciones como la de Ana González, de The Smoggers, en los teclados, pero el gran peso de las guitarras, prácticamente el 90 por ciento de ellas, las grabó Giuseppe Vincent Mocker en su casa, donde tiene los medios técnicos necesarios, y además el confinamiento le permitió dedicar mucho tiempo a grabarlas. Lo que se grabó en su casa se unió a lo que se grabó en el estudio y lo mezcló todo allí mismo Domingo. La producción la hicimos entre él y nosotros, no fue exclusivamente suya».
No ha sido la de Ana la única colaboración exterior a este disco. «Hay más teclados, los de un viejo amigo mío, afincado en Santander, que los grabó en su estudio casero y nos lo envió», me confirma Joaquín. «Se llama Vicente Sánchez Grijota, teclista de Quenobi, una banda que ahora está pegando fuerte por el norte y giran mucho por todas las ciudades. Él es sevillano, antiguo amigo mío de la escuela, que tuvo que emigrar allí con su padre y nunca perdimos el contacto, Yo lo utilizo cuando tengo que grabar algo de teclado, tanto para Camaradas como para Analógicos».
Una vez que el disco se está paseando por las plataformas de escucha, hay que llevarlo también a los escenarios y se presentará oficialmente el próximo viernes, día 30, en la Sala Even. Aunque yo estoy seguro de que he escuchado algunas de sus canciones ya en vivo: Nada es para siempre, porque como single de adelanto salió hace tiempo y también Jarama Valley, al menos. «Algunos de los temas ya los hemos tocado varias veces en directo; pero ahora es cuando vamos verdaderamente a hacerlo con el disco en nuestras manos, que lo tenemos desde junio, aunque llevaba muchos meses grabado y esperando a tener presupuesto para sacarlo. Jarama Valley está compuesta desde hace más tiempo y la hemos tocado incluso antes de la pandemia; la llegamos a tocar en El Corto Maltés que todavía estaba abierto, pero todo el grueso de las canciones las habremos tocado solo en dos o tres conciertos; el año pasado en Café Tarifa, en el Ruta 66 y algunos conciertos en la provincia».
Le pregunto a Joaquín si tienen preparado algo especial para esa presentación. «Vamos a presentar el disco tal cual, junto con temas del primero, casi todo el repertorio original nuestro, y tendremos un par de invitados. Uno será Javi Cambra, saxofonista valenciano que vive en Sevilla desde hace unos meses, al que todos los grupos de rock and roll están llamando ya; debutó con Los Fusiles en el PopCAAC y es componente fijo de Alchemy Project desde hace dos o tres semanas. A nosotros nos acompañará en Canción de combate, Falso amor y I saw her standing there, una versión de los Beatles de nuestro repertorio de siempre, que nos gusta tocar y nunca la quitamos. Y estará también Fátima Caballero, que toca con su violín desde folk hasta death metal y que además es una de las protagonistas del disco, porque quien aparece en la portada es ella. Fátima participará en dos canciones, Un poco de amor, del primer disco, que es un tema mío y Niña idiota, del segundo».
Y tras la presentación, a buscar nuevos sitios donde tocar. «El mes que viene participamos en Torrerock», nos adelanta Joaquín como primicia, porque todavía no se ha hecho público. «Solo están anunciados Los Fusiles, pero puedo adelantarte que también estarán The Smoggers. En noviembre volvemos al Ruta 66 y estamos intentando cerrar algunas cosas más hasta que el 11 de marzo toquemos en el Cosmo’s Factory».
Pues ya para terminar solamente me resta saber si ahora que este disco de Nada es para siempre ya ha completado el ciclo, están preparando material nuevo. «La verdad es que no», me dice Joaquín. «Ahora mismo estamos en dique seco; es que tenemos este disco tan poco trabajado en directo que vamos a intentar sacarle más provecho». Me interesa eso que ha dicho de poco trabajado en directo. ¿Significa que a medida que las canciones se interpretan en los conciertos o las ensayan para ellos, van mutando, se van apartando de la concepción original que tenían en el disco? «Sí, aunque quizás lo he dicho erróneamente. La mitad del disco sí está ya trillado en directo y sabemos como responden esas canciones. Al haberlas hecho en conciertos ya sabemos que una canción que creíamos que iba a funcionar mejor que otra no lo ha hecho así. La canción con la que menos tiempo habíamos trabajado en el estudio la estamos tocando ahora en todos los conciertos para los que nos contratan, incluso en las fiestas a las que nos llaman para hacer versiones, porque es un rock and roll muy rápido, que encaja muy bien con los repertorios de versiones y a la gente le encanta. Si yo tuviese que sacar un single sería con esta canción, porque hemos visto que en directo es la que mejor funciona, ¿Dónde estuvo nuestro error?».
¿Y dónde estuvo vuestro error? «Quizás en dedicarnos al rock and roll», me dice Joaquín mientras apuramos entre risas la última cerveza.