Es muy normal en la música que los grupos y cantantes se reinventen a sí mismos, pero lo hacen cuando ya tienen agotada una línea interpretativa y quieren acometer algo nuevo para no sentirse saturados por la rutina. Lo que ya no es tan normal es que se vaya reinventando una banda cuando apenas ha comenzado a trillar el camino anterior. Y ese es el caso de Astropålido, que hace bien poco optó por dar un giro a su propuesta musical con la serie de canciones iniciadas con El huracán, enfocadas más al pop-rock, y ahora le dan una vuelta de tuerca más al tornillo con la canción que acaban de lanzar hoy mismo, Hambre, que tiene un sonido que, de entrada, sorprende. Un sonido sobre el que leo lo siguiente en la hoja de promoción: «El nuevo single de Astropålido es un salto valiente en la búsqueda de un sonido propio y genuino. Experimentando con la producción más moderna y bailable, el resultado es sugerente y atrevido, acercándose a una sonoridad con tintes de pop-rock internacional, ganando en emoción y aportando algo único a la música en castellano».
Hambre es la historia de una atracción a la que no se puede poner fin, que ha sido grabada y producida por el propio grupo en su estudio de grabación, al que llaman Oasis, y luego mezclada y masterizada por Jordi Gil en los estudios Sputnik. Con ella Astropålido pretenden provocar en los oyentes euforia y ganas de bailar, en el mismo modo que lo hacen algunas de sus bandas de referencia, como Maroon 5 o OneRepublic, y el cantante y productor Charlie Puth.
Otra gran novedad que trae con ella esta canción es que por primera vez es la propia banda la que se encarga de la producción. Y me interesa conocer si esto ha sido debido a un interés real del grupo por llevar las riendas del sonido ellos mismos o algo que ha venido impuesto por los condicionantes de los tiempos actuales. La respuesta me la da Alejandro Vigil, el guitarrista y programador de los sintetizadores de Astropålido, que ha sido también quien ha creado el video lyric de Hambre: «La producción propia viene marcada por la pandemia; pero no solo por las restricciones de movilidad y las dificultades que ha supuesto, sino también porque ha propiciado un momento de reflexión musical y unas ganas de renovar el sonido de El lado humano, el anterior EP, que era un disco del que quedamos muy contentos con el resultado, pero en el que sus canciones fueron fruto de la necesidad de tener en poco tiempo un repertorio que funcionase en directo, de cara sobre todo a nuestro concierto teloneando a Izal en el Auditorio Rocío Jurado. Fue recibido muy bien por el público por su frescura, llevándonos a recorrer muchas salas de España, pero ahora con ese aprendizaje hemos querido ir más allá y unirlo con nuestra vertiente de producción más moderna».
Las palabras de Alejandro sobre el paso adelante que supone esta canción dejan muy claras las intenciones del grupo, aunque leyendo de nuevo la hoja de promoción nos damos cuenta de que una gran parte de culpa de ese paso la ha tenido también la actual coyuntura. «Hambre es una canción que surge durante la cuarentena, de la experimentación y la apertura a otros estilos musicales. Al no tener opción de reunirnos en los locales de ensayo con la banda, lo único que podíamos hacer era investigar con instrumentos en el ordenador y así surgió este primer vocal hook que suena en la intro de la canción. La chispa que prendió la hoguera saltó cuando probamos a modular la voz de Rafa cantando la melodía a través de plugins de Ableton, hasta conseguir ese sonido robótico que se repite en varias partes del single. Creíamos muy poderosa y pegadiza esa melodía y ahí nos dimos cuenta de que teníamos algo que merecía la pena».
Ese Rafa al que se menciona en el texto es Rafa Leone, el otro guitarrista del grupo, que es también la voz principal; la formación se completa con Pablo Santana al bajo y Javier Picón a la batería. Todos están de acuerdo en que Hambre marca el camino a seguir que quieren continuar explorando y que la energía que desprende será desde ahora uno de los momentos más potentes de sus conciertos. Alejandro, al menos, no tiene duda alguna al hacérmelo constar: «En nuestra anterior etapa lo habíamos descartado debido a su dificultad, pero ahora, tras meses de búsqueda hemos llegado a un sonido bailable, con toques funk y dance que bebe de las influencias más modernas pero también de clásicos como Michael Jackson y Daft Punk. Sentimos que estamos aportando un sonido genuino, especialmente al mezclarlo con pinceladas de rock y la propia sonoridad del castellano».
El futuro, pues, pasa por continuar lo ahora comenzado y Alejandro así me lo asegura. «Ahora mismo estamos grabando un nuevo single con esa misma sonoridad de Hambre, e iremos sacando más con vistas a recopilarlos en un posible EP o LP. Y esperamos, si el Covid nos lo permite, tocar mucho en 2021 con el apoyo de nuestro management, Meteorito, un gran equipo con el que estamos muy contentos».
El mundo está en pausa desde hace meses y reconforta saber que hay músicos en Sevilla que no se conforman con mantenerse a la espera de que vuelva a iniciarse el movimiento, parados, haciéndose preguntas existenciales como ¿cuál es mi lugar?, sino construyéndose ellos mismos ese lugar con todo lo que las circunstancias les han dejado cerca. Ya sabemos que la esperanza nunca muere del todo, se replantea y surgen nuevos objetivos. Y eso mismo es lo que ha hecho Astropålido.