Avanti seguramente será el último de los grupos que han aparecido en Sevilla ya que comenzaron su andadura el día 25 de marzo, aunque para entonces llevasen ya mucho camino adelantado allá en los estudios Punta Paloma de Tarifa, donde habían grabado 72 Primaveras, el disco con el que se lanzan a la aventura. No son nuevos en el mundo del rock sevillano; Avanti nace desde Avanti con Silvio, la banda que se dedica a dar conciertos de homenaje al mítico rockero sevillano desde hace tres años, que con este disco se independiza de la figura patriarcal silviana aunque no de la escena del rock de la escuela sevillana, como queda bien patente desde que comienzas a escucharlo, porque aunque la primera canción se llame La extraña sensación, la sensación que tienes oyéndola no es extraña en absoluto ya que enseguida te recuerda a la música que unía a todos aquellos que se juntaban en el Prensa y precisamente quien desentona es Casimiro Relinque, el cantante, que está aquí más cercano a David Clayton-Thomas que a Silvio en la forma de acercarse a la canción.
Y uno se queda con la duda de por dónde van a ir los tiros, si por la fusión del palo americano o del sevillano, hasta que comienza a sonar la segunda de las canciones y se acaban las dudas. Porque tras unos golpes de percusión y unos pesados acordes de guitarra y bajo que parecen señalar el camino forastero, de pronto cambia el ritmo de La ruleta y comenzamos a escuchar una voz de calcado estilo a la de Miguel Ángel Iglesias, hasta el punto de que uno pensaría que este grupo sigue siendo Avanti con Silvio, pero no con el Silvio de Sacramento, sino con el de Barra Libre. El fraseo rapero y canalla nos lleva a Miradas, que ya nos sumerge del todo en el universo silviano al comenzar con unos tambores de semana santa que enseguida giran hacia el western y en cuanto Casimiro comienza a cantar nos preguntamos que cómo se ha colado aquí una canción de Pájaro, porque hasta el tono y la inflexión de la voz es la de Andrés Herrera.
La canción que le da título al disco bebe notablemente de las fuentes del rock and roll de los 70 de Moris y Tequila, aunque eso tampoco nos separa del aire y los iconos locales porque al fin y al cabo esa fue también la base del rock and roll sevillano. Incluso en la quinta canción, El descanso del guerrero, en la que Casimiro y los otros tres componentes de la banda, Leo, Damián y Bubi (bajo, guitarra y batería respectivamente) dejan de mirarse en los espejos antiguos del mercadillo de El Jueves para que la música no se ancle tanto en un pasado localista, la letra continúa llena de iconografía silviana: guaracha, chorla, ponme otra copa, la cadera… la música, sin embargo, ya no es la del rock sevillano, sino la de Santana, que casi sin notarlo se va convirtiendo en el Sympathy for the devil stoniano, con un grito de “¿qué pasa, quillo?” que es hermano gemelo del “pleased to meet you” que lanza Mick Jagger y los “uuh uuh” del coro, que me convencen de que el parecido ha sido buscado conscientemente.
En la segunda mitad del disco el funky se abre paso con Mi sitio, mi lugar, que termina con un acelerón final que desemboca en una balada reivindicativa, Te mintieron, que es la pieza del disco más desprovista de referentes y quizás por eso la más interesante y la que podría marcar el punto desde el que arrancase el devenir de Avanti. Pero como este no es un disco de desafío, sino de reafirmación, y se trata de mezclar los estilos que le gustan al público sevillano para llegar a todos de la forma más transversal posible, ya estaba echando de menos el blues hasta que nos dan dos tazas de ese caldo: Alameda profunda, sencillo y directo, y El viento, clásico y arrastrado, con los que volvemos a perdernos en aquellas eternas noches de cerveza y ritmos ante escenarios corroídos por el sudor de tantos músicos como pasaban por ellos.
Avanti dicen en su declaración de intenciones que quieren transmitir felicidad, esperanza e incluso añoranza si es necesario, y yo diría que transmitiendo esta última sensación se han pasado. No me cabe la menor duda de que este disco y los conciertos de Avanti van a dar el pellizco a todos los que tienen edad suficiente como para haber llegado a ver en su momento a los músicos que pusieron los cimientos desde los que se levanta este edificio y llenan las salas a donde va Pájaro y evitan como a la peste acercarse a las que acogen a Full, por citar tan sólo dos nombres paisanos. La mayoría de las piezas de este disco pertenecen, temporal o estilísticamente, a esa época dorada que los nostálgicos piensan que no volverá. Musicalmente, este 72 Primaveras se ajusta a una palabra clave para comprenderlo: es una reflexión. Por tanto todas las composiciones son más melódicas y menos rockeras que las de aquellos años que evocan, porque es que con esas 72 primaveras que ya deben rondar muchos de los que conocieron aquellos tiempos pasados y otros se dirigen hacia ellas, la agresividad se aplaca, aunque no se restrinja nunca del todo y el swing es mucho más intimista.
El disco todavía no se puede escuchar en ninguna de las plataformas digitales habituales, pero puedes hacerte ya con una copia física del mismo, al precio de 9 euros, en la tienda virtual de Rock Ibérico Shop.