- Harry Soul, el proyecto en solitario del veterano rapero José Manuel Iturriaga, vuelve a la carga con el epé Synth Gourmet, cargado de electro-funk y conciencia.
A veces no hay mejor manera –o no queda otra– de incitar a la reflexión y al pensamiento que a través de la diversión. Por eso no resulta tan paradójico que Harry Soul pretenda con su último trabajo, el epé Synth Gourmet, «hacer bailar y pensar» al oyente. Y es que, aunque por lo general se asocia el baile con el relax y olvidarse de los problemas, no tiene por qué estar reñido con otros propósitos digamos más serios: «Creo y opino que sí se puede bailar y pensar a la vez. Y no lo veo mal. Hay que despertar conciencias y no omitir este tipo de cosas», argumenta José Manuel Iturriaga, que es el nombre real de este veterano de la escena rap sevillana –depende de lo que se traiga entre manos puede aparecer como Jose Cáceres (su segundo apellido), Mr. Harry, El Patriarca del Funk o como en esta ocasión Harry Soul, en homenaje a su banda primigenia, Young Soul– que a estas alturas de la película se siente más atraído por el electro-funk, como ha quedado patente en algunos de sus últimos sencillos que te hemos presentado, caso de Verdad, Despierta o Todos quieren bailar.
También domina ese género nacido a principios de los años ochenta y simiente de toda la música electrónica posterior en su más reciente disco, un Synth Gourmet que se publicó con el verano en puertas (el 27 de mayo), compuesto por cuatro piezas –con sus correspondientes vídeos– y cuyo concepto, como su propio título indica, es el de «algo elaborado por dos chefs (está cocinado junto a Raúl Navarrete aka DeejayKul), con calidad y con tiempo» como respuesta a los «temas cortos y a aquello que se consume y se tira» porque es una música para «degustar con calma». La primera parte del nombre, por su parte, alude obviamente a «los sintetizadores de los años 80 y a todo el electro«, recalca.
En tres de las cuatro canciones (Dejando atrás, Falsa realidad y Vivimos en un mundo) domina una visión pesimista del mundo que nos rodea y de las situaciones injustas y nefastas que vivimos día a día, lo cual contrasta con la impresión más hedonista de Yo sólo quiero cantar. No obstante, Harry Soul considera que «más que dar una visión pesimista se trata de hablar de temas sociales con mensaje y moraleja» para hacer reaccionar a la gente. En otras palabras, «tratar temas que normalmente no se suelen hablar. Da igual el género, en este caso es una música alegre», matiza antes de concretar: «El estilo es electro-funk de los 80, que va desde el año 1984 hasta 1986, de ahí el sonido efecto de vinilo pollo frito«, bromea.
Igualmente fruto de esa influencia estilística, y de su intención de hacer que el oyente reflexione, los cuatro temas superan los cinco minutos de duración frente al formato popular de tres minutos: «Son temas largos al estilo de las versiones maxis de los ochenta, situando al mismo nivel lírica y composición musical«, justifica Jose.
Como se ha comentado antes, el veterano artista se apoya para este disco en el productor Raúl Navarrete, encargado de la grabación, mezcla y masterización: «A Raúl lo conozco desde que éramos adolescentes, de toda la vida. Grabamos a finales de los 80 y 90 cositas a un nivel más underground, cuando existían las cintas DAT [Digital Audio Tape] y él estaba empezando en el tema de la producción. Siempre había tenido ganas de trabajar con él, pero como es un hombre muy ocupado y hace muchas cosas, ya que pincha y demás, pues hasta ahora no había surgido la oportunidad. Lo busqué porque es uno de los pioneros de este género y es muy buen compositor musical, beatmaker y productor y el resultado ha sido muy bueno», asegura entusiasmado antes de agregar: «Todas las producciones y composiciones, porque él no sólo produce, también compone música –recalca–, son de él. Y colaboración musical o vocal no hay ninguna, solamente estoy yo cantando, escribiendo e interpretando y él produciendo y componiendo la música«.
Aunque ya alejado del circuito rap local al que ayudó a despertar con proyectos como Funny Crew –luego Young Soul–, Jose Manuel Iturriaga es una persona más que autorizada para opinar sobre la actual escena rap sevillana: «La verdad es que en Sevilla desde siempre, no de ahora, desde los años 70-80 siempre ha habido un germen de música underground y no underground muy potente. Hoy día hay grandes músicos, grandes raperos, grandes productores… y muchas ventajas que en mi época no había. Cuando empezamos nosotros éramos cuatro grupos mal contados y poco a poco esto fue creciendo. Hay gente joven haciendo cosas muy buenas y ya no sólo a nivel musical sino en todo el concepto del rap, en el graffiti hay gente muy buena, diseñadores gráficos haciendo portadas, gente escribiendo muy interesante... Y luego está la gente puntera que son de Sevilla pero que son reconocidos a nivel nacional», añade en alusión a referentes del género que todos conocemos.
Por lo demás, Harry no se siente especial nostalgia de aquellos tiempos ya que siempre quiso evolucionar y cantar: «Yo me encontré con el rap siendo un niño y como modo de expresión me pareció interesante, lo que pasa es que a mí siempre me gustó cantar. Entonces estuve unos años rapeando, incluso en los temas que hacíamos al principio metía algunos trocitos cantados y hablábamos de las cosas que veíamos los jóvenes y de la situación que teníamos en Andalucía y en España. Siempre me tiró más cantar y opté por formarme en ese sentido. Aunque si te pones a escuchar mi música con detenimiento, hay mucho de rap en la manera de componer, de cantar, de las temáticas…», razona dando a entender que en realidad sigue conservando su alma rapera.
Un alma que de algún modo aparece entre los surcos de este Synth Gourmet, creado con la única finalidad de que «bailéis a la par que penséis. Para que disfrutéis de un verano lleno de matices y colores«, cuenta en su texto promocional. En definitiva, «puro funk que evoca a los años 80, electro que llega al alma, como cuando se estiran las cuerdas del bajo mas funkarra. Con letras contundentes que arriesgan y tocan el corazón». Así este exquisito menú, gracias al cual «tu paladar se dejará llevar por estos cuatro platos llenos de funk, de electro, de groove… y de momentos mágicos. Así que ya sabes, rebaña el plato hasta el final; por eso es gourmet». No dejaremos ni las migas, que bailar mucho hace mucho bien… lo mismo que pensar (aunque no demasiado).