El último día del mes de julio ha sido el escogido por el trío sevillano Beladrone para lanzar su estimulante disco de debut, que como ya habíamos avanzado lleva por título Andévalo y llega de la mano del sello El Genio Equivocado con ocho cortes que transitan por senderos de post punk, shoegaze y noise. Un álbum del que ya conocíamos los tres primeros sencillos, La Flecha, El Valle y Cemento, y que ya se puede escuchar completo en todas las plataformas digitales imaginables.
La banda sevillana formada por Manuel Begines Villa (bajo), Paco Arenas (guitarra, voz y coros) e Iñaki García (voz y guitarras), a los que Eduardo Escobar acompaña a la batería, tanto en la grabación como en directo, inicia su andadura con este larga duración, aunque sus miembros proceden de otras formaciones de amplia trayectoria dentro del panorama sevillano independiente, como Tannhäuser o Blacanova.

Beladrone teje un universo sonoro propio y obsesivo que va deformando realidad y recuerdos a base de distorsión y toneladas de ruido. Las canciones que forman parte de Andévalo han sido grabadas en los Estudios La Mina de Sevilla por Nacho García y Raúl Pérez, quien también se ha encargado de la mezcla. En ellas, las influencias musicales de la banda se mezclan con otras de carácter interior y paisajístico, a partir de las conexiones que sus miembros tienen con diversas zonas de la provincia de Huelva. De este modo, las capas de guitarras y una contundente base rítmica son los cimientos sobre los que se asientan historias que combinan imágenes de la infancia y elementos oníricos con la propia historia y las tradiciones de algunas de las zonas más olvidadas del país.
Tras tres singles de adelanto, la banda sigue ahondando en sus referentes argumentales, como la huida, el olvido y las sensaciones de claustrofobia y soledad. Y todo ello con un destino final inevitable, la muerte, que ocupa un lugar central en los ocho cortes que componen el disco. Ocho canciones que nos invitan a recorrer la provincia de Huelva en un viaje anímico a lo largo de ocho coordenadas que nos transportarán a los lugares que han servido de inspiración a la banda: desde las inabarcables playas de la Costa Occidental (La Flecha) hasta la exuberante Sierra de Aracena (Palacio Oscuro), pasando por la fascinante y enigmática comarca del Andévalo (Andévalo), los impactantes paisajes de la Cuenca Minera (Astro Muerto), las históricas y bellas localizaciones del Condado (El Valle, Quema, Cemento) y terminando en la propia capital (Las Monjas).
La Flecha, el primer adelanto, exhibe ya todo el imaginario e intensidad del LP, llevando la melancolía de estrofas y estribillos a una ruptura final donde la densidad de capas y ruido termina acaparando el protagonismo. Andévalo, el corte que da título al disco, abraza de pleno la vertiente más post punk de la banda sin bajar la intensidad, para luego dar paso a Astro Muerto, sin duda la canción más shoegazer del conjunto, con claros guiños al dream pop y a las texturas más etéreas. A continuación, Cemento saca a relucir la faceta más noise, con una mayor progresión instrumental y grandes contrastes de dinámica. El Valle supone una vuelta al post punk de baterías sincopadas sin perder la continua mirada al ruidismo y a los finales explosivos. Esta esencia se mantiene, aunque a una menor cadencia, en Palacio Oscuro, a priori la historia más desoladora de toda la colección, pero llena de claroscuros que dejan espacio a un tímido optimismo. El LP se cierra con la intensidad de Quema, la canción donde la banda más se deja llevar por programaciones y bases electrónicas, y Las Monjas, un críptico final con una contundente base rítmica, casi monolítica, que va dando paso a un continuo cruce de intensidades y ruidos en guitarras y teclados que han contado con la colaboración de Cristian Bohórquez (Blacanova, Escuelas Pías, Martes Niebla).
La portada y todo el arte de Andévalo son obra de Luis Mª García Moreno (diseño e idea) y Cristina Alonso Ka (ilustración). Cabe recordar asimismo que los dos primeros sencillos, La Flecha y El Valle, fueron acompañados por sendos videoclips ambientados en localizaciones onubenses y protagonizados por la poeta y performer hispano-brasileña Adriana Schlittler Kausch, acompañada de otros músicos de amigos de la banda, como Alejandro Barranca Ferrer, Inés Olalla o José Espín. Ambos han sido dirigidos por Iñaki García y Paco Arenas, siendo el montaje y la edición obra de Alberto Almenara.