- Ya está completo el EP que Bipolar ha ido mostrando canción a canción; el primer paso hacia un futuro disco que aparecerá a finales de este año o inicios del próximo
Come into my dreams, come into my mind, just to take a look… son líneas de la canción We Got To Get It, la última de las que hemos conocido de Bipolar, que actualmente son un dúo formado por Alfonso Espadero y Pepa Huertas. Con los dos me he reunido para hacer precisamente eso que dice la canción: entrar en sus mentes y en sus sueños para echar un vistazo en ellos.
La mente de Alfonso, cuando se trata de música, irradia de forma exaltada, pero todo lo procesa de la forma en que la experiencia le ha enseñado en las prácticamente ya cuatro décadas que lleva enredado en este arte de componer e interpretar canciones; y sobre todo en la forma de hacerlas llegar a la gente que las va a escuchar, de venderlas… «Me preguntan constantemente cómo se puede comprar este EP con las cuatro canciones que hemos lanzado», me dice. «En mi cabeza clásica estas cuatro canciones funcionan como un EP convencional, pero en realidad no existe físicamente, solo es virtual; es el adelanto de un disco que quiero hacer, al que seguirá otro EP con cuatro canciones más al final del verano, no sé todavía en qué fecha». La mecánica del proceso de salida será la misma que han tenido las canciones de esta primera serie, según me cuenta también. «Esta vez hemos ido subiendo cada canción con dos semanas de diferencia y eso mismo vamos a hacer con las cuatro siguientes. Y ya a finales de este año o principios del siguiente, dependiendo de la capacidad compositiva que tenga, sacaré un disco de vinilo, ahora sí, con esas ocho canciones y otras cuatro o cinco más, que serán nuevas y las presentaremos directamente con este vinilo».
Quiero que Alfonso me cuente también la génesis de todas estas canciones, porque Bipolar, aunque siempre ha sido un proyecto personal suyo, pero tanto en el disco que sacó anteriormente como en las canciones de este EP virtual, contaba con unos músicos muy concretos como apoyo. Sin embargo, ahora solo están Pepa y él. «Estas cuatro canciones siguen teniendo la formación que Bipolar tenía hasta ahora, con Víctor Urbanos tocando la guitarra, pero él ya no está en la banda», me aclara. «Antes de grabarlas le propuse que no participase si no quería, porque yo sabía que andaba muy ocupado presentando el disco de Canorea en Madrid y con los ensayos, porque se le había marchado el bajista con el que lo grabó y tenía uno nuevo. Era algo muy complicado que él se implicase en esto mío, pero me dijo que en estas cuatro canciones sí participaría, aunque después no podía continuar en el proyecto. Así que cuando vino a grabar guitarras para el disco de Canorea grabamos también las de Bipolar».
Y ahora, sin un guitarrista en la formación, habrá que ir buscando alguno para las futuras canciones. «Esa es la idea. En el proyecto ahora hemos quedado Pepa y yo, y al igual que antes colaboraba un batería pues ahora que colabore también un guitarrista. Para mí Bipolar es un campo de recreo muy divertido y cuando hago una canción pienso en mis amigos guitarristas y me imagino que si este tema lo tocase tal tío quedaría fantástico. Eso es lo que va a ser ahora Bipolar». Pepa se une a la conversación para ampliar aún más la idea. «El pulso de Bipolar es muy interesante, porque hemos soltado expectativas hasta quedarnos sin ninguna. Cuando Víctor y Alfonso empezaron fue algo muy ligero; es un proyecto de Alfonso y que se separasen fue un proceso muy natural y ahora va cogiendo otras formas. La verdad es que sacar canciones sueltas nos resulta muy divertido, porque disfrutamos mucho del proceso; no sabemos por donde va a salir, pero es estupendo».
Está claro que un proyecto de estas características va a tener muchas dificultades para poder ser presentado en directo. También me interesa mucho hablar de ello con Alfonso. «A mí me encantaría dar un concierto. Mi fantasía, que no sé si podré financiar, es que una vez que salga el vinilo, presentarlo en directo. Alquilar una sala y subirme al escenario con todos los guitarristas que han tocado, todos los baterías, las coristas, todo; creo que sería algo muy atractivo, porque con tanta gente implicada sería como un festival, pero en una sola banda. Tendría que contar con Abraham Benítez para los teclados; con varios baterías, porque en estas cuatro canciones hay dos de ellos, Fernando Reina y Paco Battery, pero en las canciones del disco anterior estaba también Manuel Escacena y para los siguientes temas ya tengo pensados los músicos, incluso les he enviado ya las canciones y todo…» Le interrumpo porque eso me lleva a preguntarle que cuántas de esas próximas canciones tiene ya compuestas. «Las cuatro siguientes ya lo están. Y tengo dos más casi enteras y tres ideas a desarrollar; más o menos tengo ya el disco y sé que me va a salir; lo que ocurre es que ahora hay que ir encajando cada tema con el músico que creo que lo va a hacer. La ventaja que he visto en todo esto es que a todos los que se lo he propuesto me han dicho que sí. Y eso me encanta». Pepa sonríe recordando el proceso de creación de las canciones. «Cuando los temas iban cogiendo forma nos mirábamos los dos y nos decíamos: ¿a la guitarra a quién te imaginas? Y decíamos los dos el mismo nombre a la vez. Cuando escuches las futuras canciones ya te darás cuenta tú también».
«Eso le va a dar más color a este proyecto», recalca Alfonso. «Obviamente nunca iba a ser algo para directo, pero si de pronto el disco resulta que funciona muy bien, que todo el mundo se vuelve loco con él, entonces sí se monta una banda y se hace en vivo y llevas unos músicos fijos siempre. Pero ahora mismo no se puede hacer más allá de la presentación, porque si quiero que mi amigo Abraham venga desde Cáceres, que Víctor venga desde Madrid a ensayar, aunque es verdad que cada uno solo se tendría que aprender su parte, pero al menos implicaría cinco o seis días de ensayo con músicos traídos de fuera, a los que tengo que pagarles esos días de ensayo. Todo eso necesita una financiación que para lograrla tienen que salirme las cosas muy bien por otro lado, por ejemplo, que haga muchos directos este verano». «Pero, vamos, que en cuanto podamos lo vamos a hacer solo por darnos el gustazo», asevera Pepa, totalmente segura de lo que dice.
Pensando en la forma de hacer conciertos se me viene a la mente que cuando Bipolar sacó su disco anterior, Love is key, estuvo flotando en el aire la idea de presentarlo en directo junto al Looking for the heavens, de The Rockos, que también era un proyecto personal de Frank Escuálido, muy parecido al de Alfonso, que incluso participó en él. Ese hecho de tener músicos comunes les llevó a concebir la posibilidad de que podían formar una sola banda para interpretar los dos repertorios. Hago que Alfonso me devuelva esos recuerdos que ya se llevó el viento. «Esa idea se cruzó también con Coyote Zora, que Candi y Nacho también colaboraron en el disco de Frank. Pensamos que estaría muy bien hacer la presentación de todo, con todos a la vez. Por entonces Bipolar solo tenía las cinco canciones del disco y aunque hiciese una par de versiones más no tendría repertorio suficiente, pero si vamos tres bandas ya sí tenemos un buen concierto, porque a Coyote Zora le pasaba lo mismo, que solo tenía seis canciones, y The Rockos tenía cuatro. Había músicos comunes, como yo mismo, que tocaba el bajo en el disco de The Rockos, y nos pareció una buena idea para poder arrancar todas las bandas a la vez. Pero se desechó porque todo el mundo aspiró a tener más canciones para poder hacer su propio directo».
Precisamente ese mismo día en que nosotros estábamos hablando había emergido otra vez Frank Escuálido con Invisible, una de las tres canciones nuevas que tiene en su proyecto, al que ahora le ha cambiado el nombre a Deseo Mara. Por los créditos de la canción veo que también participa en ella Alfonso. «He grabado los bajos y hecho las mezclas; es igual que con The Rockos, pero en otra onda». Frank y Alfonso tienen un camino muy paralelo en algunos tramos; Escuálidos y Rhinozeros, dos bandas muy punks, como ellos mismos, que ahora, de mayores, se meten en proyectos personales y uno le dedica una canción a los ojos de Pepa, su pareja, y el otro dice que se siente invencible junto a Yola, con quien también comparte su vida. ¿Esta nueva dulzura para comunicar vuestra pasión es algo que os da la edad? Alfonso entra al trapo de mi broma. «No, es un impulso natural. Bipolar es mi campo de recreo, como te dije antes, y me da igual lo que me salga: una canción muy pop, una balada… ahora estoy pensando en escribir una canción para mi hijo, que es muy californiano, que lo que le gusta es Green Day y como Bipolar no tiene un estilo concreto, pues cabe todo lo que nos dé la gana. No creo que tenga que ver con la edad, sino más bien con que coges un poco más de libertad y menos estrechez de miras; a veces es como que si no hay ruido en la canción no mola y ya no funciono así. Me ha pasado incluso con Trinidá -otra banda de la que también es componente-, que nos metemos a grabar este verano seis canciones y aunque esto era al principio un proyecto de Nacho Collado para hacer sus canciones, al final van a ser tres suyas y tres mías. Yo no puedo estar en una banda solo tocando el bajo; si me sale componer alguna canción tengo que hacerlo, porque yo soy así. Que en Trinidá estoy haciendo R&B y luego una canción pop con Bipolar me parece muy divertido; incluso a principios de este año hablé con Escacena y Candi y les dije: oye, ¿y si hacemos unos cuantos conciertos como Rhinozeros otra vez? La posibilidad siempre está ahí y ellos se apuntan; Candi se lo pasa muy bien y a mí me apetece de vez en cuando volver a gritar».
Quiero volver al tema de las canciones nuevas de Bipolar, sobre todo a hablar de ese disco que se vislumbra en el horizonte. «Con tantas colaboraciones, el vinilo final puede resultar un desastre o una cosa muy bonita, aunque yo creo que por todos los músicos que he contactado va a funcionar muy bien. Y además me parece básico para que la música funcione el que se haga con mucho cariño, y este se está haciendo así».
Alfonso tiene un papel muy claro en el nuevo concepto de Bipolar, pero me dirijo ahora directamente a Pepa para que me diga cuál es el suyo. «Bipolar es un proyecto muy personal de Alfonso que se gestó y tomó forma en un momento muy puntual de nuestras vidas y se fue desarrollando desde ahí. Cuando Víctor salió, Alfonso me metió a mí, pero en realidad sigo haciendo lo mismo que hacía antes, participio en las letras, en los coros… es que en realidad Bipolar no es un proyecto estrictamente musical, sino más bien un pulso de vida; en él se materializan letras que surgen de nuestras conversaciones, de momentos de la vida; letras que salen después de una noche concreta hablando de algo y luego nos apetece recrearlo en una canción. Yo simplemente hago ese aporte».
Continuando ese sendero del que ella ha sido principio y oriente, le pido a Pepa que me hable más de esas canciones. «A mí me fascina la forma que tiene Alfonso de componer; primero graba las líneas de bajo y después las canta en un inglés inventado, vocalizando, sin letra. Después tenemos que saber de qué queremos hablar, que siempre es el mayor dilema, lo más complicado». Alfonso recuerda un caso concreto. «Llevaba días intentando escribir una letra y no me salía. Normalmente empiezo a escribir sobre algo que he dicho en la melodía de referencia, que no tiene letra, pero tiene una sonoridad y busco a través de ella. Esta era una canción del tipo de las de pop muy fresco de Bipolar y le estaba metiendo una letra que era depresiva al máximo y me dije: esto no puede ser, no puedo tirar por ahí; esto es una cosa muy espesa, muy densa, para una canción tan ligera. Era curioso, porque llevaba dos días intentando escribir la letra y no me gustaba, cambiaba cosas… y estando sentado en el sofá vi que era tan sencillo como cambiar la palabra clave, que era shame -vergüenza-, con la que me salía esa temática tan turbia. Y me dije también: me vale cualquier palabra que tenga la misma sonoridad, y pensé en Jane. Y ya sabía de qué quería hablar, iba a contar la historia de muchos personajes independientes; cada trocito de estrofa iba a ser un personaje, y uno de ellos sería Jane». Y ahí es donde entra Pepa. «Sobre todo, la canción tiene un estribillo muy volador, muy fresquito; y en ella empezamos a hablar de lo fascinante que es Barcelona por la noche. Yo trabajaba allí de noche y en los fines de semana aparecía gente de cualquier estatus social o tribu urbana. Convergían en un punto y nadie le preguntaba a nadie de dónde venía, en qué trabajaba, cuánto dinero tenía; solo importaba la fiesta y las ganas de bailar, había un común denominador dentro de la noche y de ahí salió el estribillo. Creamos cuatro personajes muy diferentes entre ellos, que viven en el mismo edificio, pero que en el fin de semana se unen». La canción que Pepa nos describe será la siguiente que aparezca, formando parte ya del nuevo EP virtual.
Pepa es la protagonista de la primera de las canciones de este EP que ya circula por el ciberespacio. «De estas cuatro, la primera que sacamos fue una canción escrita para ella, Your Eyes Are My Home, una canción de amor que tiene poca explicación posterior», me confirma Alfonso, que sigue hablándome de las otras. «La siguiente fue Blah Blah Blah, que es la que tiene más escuchas de las cuatro y es curioso porque el número de escuchas subió sobre todo en el videoclip con la letra subtitulada en castellano». A mí también me resulta curioso que editen unos videoclips con los subtítulos en inglés y otros con ellos en español, le pregunto por qué. «Porque es interesante lo que se dice en algunas canciones y me parece importante que se entienda. Esta de Blah Blah Blah trata de la gente que habla demasiado, de ese bla bla blá de la sociedad, de la gente que se mete en tu vida y no te deja vivirla como tú quieras. Realmente, la canción de amor la puedes entender bien, pero cuando tiene una letra interesante la subtitulamos. Si tiene una letra más naif o con un mensaje que no sea especialmente importante me da igual. En canciones como We Got To Get It busco más la sonoridad que enviar un mensaje importante que todo el mundo entienda y esa no la subtitulo. Pero Blah Blah Blah, que le gustó mucho a la gente cuando salió, todavía les gustó más cuando la subtitulamos y tuvo muchas más visualizaciones y comentarios. La gente la entendía y se metía más en ella. My New Place y We Got To Get It son canciones heredadas de un proyecto de hace muchísimos años que se llamaba La Banda Magnética, en el que yo, además de componerlas, tocaba la guitarra; Fernando, de Reincidentes, tocaba la otra guitarra; Juanjo Pizarro se ocupaba del bajo y Manuel Escacena de la batería. Las dos canciones circulan todavía por YouTube con otra letra y Fernando cantando en la versión original de My New Place, que ahora en la versión de Bipolar la canta Dani Kussa».
A Alfonso le cuadraba más que ahora, con el sentido que ha cogido la canción, la interpretase Dani en lugar de Fernando. Pepa me habla de la colaboración de ambos. «Cuando los veo a los dos juntos todo es facilísimo, porque tienen el mismo mecanismo. En tres cuartos de hora grabamos el videoclip. Dani tiene mucho talento y cuando le decía que me imaginaba las cosas de una manera él se metía en el papel y lo grabábamos enseguida. Hago las grabaciones con el móvil y Alfonso lo monta después». «Las monto como puedo: mi hermano me mataría, pero es lo que hay», sigue Alfonso, aludiendo a Alejandro Espadero, un gran directos de fotografía, con el que he tenido el honor de estar frente a su cámara; responsable de las imágenes de películas como La isla mínima, Carmina o Revienta, El mundo es suyo u Operación Camarón. Alfonso sigue hablando de la importancia de los videoclips. «Tenemos que presentar las canciones con un videoclip, porque a la gente le gusta tener algo visual; pero no podemos gastarnos una pasta en él. Ahora mismo, tal como está el mundo musical en las redes sociales, aunque hayas hecho una canción fantástica, si en el video solo pones el logo de la banda y el nombre de la canción, sin más apoyo visual, la gente no la escucha. Para mí es triste, porque creo que hay que escuchar música, y el video requiere un esfuerzo mucho mayor para las bandas. Yo he hecho cuatro canciones y cuatro videoclips; y me tocará hacer otras cuatro y otros cuatro videoclips más, cuando a mí lo que me gustaría es decir: aquí tenéis las canciones, ¿os gustan o qué?»
Y ya que lo menciona, le pregunto a Alfonso que dónde tenemos las canciones. «Las tenéis en Bandcamp porque me gusta su calidad de sonido. Spotify no me gusta; lo escucho y me suena raro, me suena a otra canción que no es la mía, con otra mezcla. Hay plataformas que suenan muy bien, como Tidal o la propia Bandcamp, que es donde se va a meter el que quiere escuchar música de verdad». Le cuento, sin embargo, que como aquí en nuestra web ponemos siempre la canción de la que hablamos, aunque a veces la hemos incrustado desde Bandcamp, las bandas prefieren que lo hagamos desde Spotify. «Es porque en Spotify la gente se mete mucho más y tiene monetización; las bandas cobran por las visualizaciones. En Bandcamp entras y si quieres comprar o donar algo al artista lo puedes hacer, pero es absurdo que prefieran Spotify por motivos económicos porque para ganar ahí algo de dinero necesitas cinco millones de visualizaciones». Pepa discrepa un poco. «Yo no creo que sea tanto por la monetización como porque es la plataforma en la que todo el mundo escucha música, la que está de moda. Es el día a día de los que escuchan música, que todo lo encuentran ahí».
No quiero terminar la entrevista sin intentar profundizar un poco más en el disco, aunque Alfonso es reticente a darme muchos detalles. «Me gustaría que el disco se llamase Back, por el significado de regreso. Los EPs no tienen nombre. De las canciones que lo completarán y que saldrán ya con el vinilo hay tres, cada una con un guitarra diferente y una canción más sin guitarra, que será una balada con piano, cuerdas y Fernando a la batería. Habrá tres baterías diferentes más para las otras canciones, aunque en una de ellas no quería meterla porque es una canción que me parecía mecánica, sintética, pero he encontrado a quien es capaz de hacerla sonar así». Finalmente logro sacarle que ese batería será Francis Romo, pero sigue manteniendo en secreto los demás nombres, aunque sale también a la luz el de Isra Diezma como posible colaborador, porque a Alfonso le flipan sus maneras, siempre ha querido tocar con él y cuando estuvo de técnico de sonido en Malandar durante el concierto de Chencho Fernández con All La Glory se lo propuso y le dijo que sí, que le encantaría. «Me hace ilusión, porque todos los cantantes e instrumentistas me dicen siempre que sí; la gente ha tomado ya como una broma lo de preguntarme que cuando los voy a llamar para tocar en Bipolar».
«La música así adquiere otra dimensión, es como compartir tu proyecto con la gente a la que quieres», afirma Pepa, y Alfonso continúa con su entusiasmo por el futuro disco. «Hay otra canción que irá en el disco final y que no quiero sacar en los EPs porque es un tema instrumental que me encantaría hacer a trío con Fernando y Nacho, por lo que en realidad sería Trinidá tocando como Bipolar; sería una especie de broma, pero que cuadra absolutamente en el proyecto. Y tengo ya también incluso los coros de una canción del otro disco que seguiría a este, que todavía no está ni compuesta, porque cuando Vicky Luna y Txaco Jones estuvieron grabando los coros de las de este disco aprovechamos para grabar los de otra que todavía tengo a medio construir. Las circunstancias te obligan a ir funcionando así. Me gustaría que mi hijo tocase el bajo en otro de los temas, que fuese de punk melódico, con Frank a la guitarra, Manu a la batería y yo ahí solo cantaría. Eso me cuadra. Ese es el tipo de cosas que me dan muchas ganas de hacerlas».
Todas estas canciones son aún crisálidas de un vuelo del futuro; pero hay cuatro de ellas que ya vuelan hacia ti, revestidas de vistosos matices. Cuatro canciones de las que causan envidia sus alas trayendo la danza de colores del verano. Cuando este pase, nacerán cuatro más. Y también te las mostraremos aquí.