BLEEM es una banda por la que uno comienza a sentir un cariño especial en cuanto los escucha o los ve en directo, seguramente por lo enérgico de su postura y por la perfecta fusión de varios elementos prototípicos de la galería del hard-rock que se da en su música; y por lo bien que te entra por las orejas y desde ahí al resto del cuerpo. Lo que hacen es una correctísima mezcla de tics pertenecientes a otros grupos de gran calado y aunque a muchos no les parezca motivo de felicitación el dejarse influenciar así tan a lo bestia, sí que lo es por saber mantener la excelencia y un gran decoro aun barajando tantos elementos ajenos… al fin y al cabo eso es lo que han hecho Accept toda su vida y han mantenido una gran carrera. Aquí te puedes encontrar a Iron Maiden en Damn cold heart, a Rage Against The Machine en Shake it o a los Scorpions melódicos en All I ever need y a los que reparten destellos metálicos en Black pearl, pero siempre estás convencido de que lo que oyes es una canción de BLEEM.
Porque es que además Cold Album, que así se llama, es un disco tremendamente duro que, al contrario de los que están de moda, no es ni indie, ni de fusión, si lo miramos por un lado del espejo; ni épico, ni gótico, si lo miramos por el otro lado; sino que es simplemente urbano. Es un disco por gente y para gente de la calle, de la Alameda y de San Jerónimo; de la gente que se va del centro a vivir a los barrios periféricos, de los que por el día van de vermuts y tardeo y por la noche de cervezas y conciertos, de los que vuelven a su casa andando como zombies y de los que vuelven dormitando en el nocturno de TUSSAM, de los solitarios, de los sospechosos… y como sé lo bien que se lo montan en directo quiero verlos lo antes posible machacando estas canciones en un concierto. Sé que no va a ser este un disco decisivo para el rock nacional, pero en lo que respecta a Sevilla es uno de los mejores discos que han salido en los últimos meses en esta tierra de bordes y bárbaros que tienen una forma tan rara de apreciar la música.
Del disco ya conocíamos Circles y My alien porque habían sido canciones adelantadas a la edición completa de ahora, pero las dos quedan superadas por la que primero nos asalta al comenzar la escucha del disco, Black pearl, brillante y perfecta como la perla de su título, con un cruce magistral entre la voz de Keane y la guitarra de Sycho. Damn cold heart es metal palpitante y Mother va en la misma línea, acentuada todavía más por el cambio vocal de Keane que parece tanto Paul Di’Anno como Bruce Dickinson según quiera remontar al bajo y la batería de Junior y Murdock, o ser tapado por ellos. Ácidos en The catcher, potentes en Not the same, feroces en Playbill, suplicantes en Fear, melódicos en All I ever need, donde la guitarra solista tiene un soberbio contrapunto con el teclado de Queko Molina, invitado para la ocasión, con una calidad áspera y casi punk en Shake it; BLEEM no van en una única dirección, sino que están llenos de matices y diferentes concepciones de hacer buen rock duro.