¿Se os ocurre un desayuno más agradable que el de un mollete con jamón acompañado de un cafelito? Uno es feliz de poder hacerlo todas las mañanas. Pero hay personas a las que les puede el ansia y una de ellas es el Capitán Cobarde; por eso para la presentación de la cuarta canción de anticipo del que será su nuevo disco organizó el 1er Concurso Internacional de Comer Molletes con Jamón, con el que demostró que sus contrincantes, Astola y Ratón, no estaban a su altura devorándolos… aunque viendo las imágenes del video que sirve de soporte a la canción mencionada, yo diría que se infringieron varias normas del juego limpio y los molletes no tenían pinta de ser demasiado jugosos… ya sabéis, les faltaba su tomatito, su aceitito de oliva virgen extra…
Todo el asunto es el desenlace de una asociación de ideas que partió de que la canción que se lanza se llama Todas las mañanas. Pensar en algo que se hace todas las mañanas les llevó a los desayunos, y de ahí a pensar en los molletes con jamón quedaba solo un pequeño paso. Así que para el lanzamiento del video, el Capitán decidió decirnos en forma de metáfora que la felicidad está al alcance de nuestra mano y que un buen mollete con jamón, todas las mañanas, es un buen comienzo del camino para llegar a ella. Y por eso organizó este concurso, un reality show en toda regla, en el que los participantes son los tres mismos protagonistas de la canción: Alberto Romero, aka Capitán Cobarde; Alejandro Astola y Diego Pozo, el «Ratón», que de una forma original y diferente, le ponen a su canción una imagen divertida y surrealista.
El video se grabó el día 26 de junio en la casa de Astola, siendo tanto el concurso como el montaje en riguroso directo, retransmitiéndose además por Instagram mientras se estaba llevando a cabo. La grabación, realización y montaje corrieron a cargo de Marta Romero y los animadores que aparecen en el video son los familiares de los propios artistas. Su atmósfera nos recuerda a los concursos de comedores de hamburguesas o perritos calientes, habituales en Norteamérica, aunque con un toque más irónico, anárquico y casero, más cercano a los acercamientos latinos del tipo del concurso de comer salchichas que Terence Hill y Bud Spencer recrearon en la M-30, junto al Estadio Vicente Calderón, para la película …Y si no, nos enfadamos.
En lo que respecta a la canción en sí, Todas las mañanas, se grabó junto a todas las demás que formarán parte del álbum Camino de vuelta, que tiene prevista su edición en el mes de octubre, después de la salida de algunas canciones más adelantadas; es decir que el Capitán Cobarde la grabó junto a su banda de Los Niños Perdíos, compuesta por Carlos Erbez a la guitarra eléctrica, Néstor Urquía al bajo y Alberto Moreno “Cucharillas” a la batería, con la asistencia técnica y la producción artística de Ratón, y tiene la particularidad sobre las otras del disco de que Diego Ratón, además pone en ella unos magistrales toques de guitarra, y su compadre Alejandro Astola toma un papel protagonista también uniendo su voz a la del Capitán en un entrañable dueto.
Todas las mañanas es una nueva muestra, como todas las demás canciones del disco, de una clase de música, mezcla del sonido habitual del rock con los acordes de raíz andaluza, que el Capitán Cobarde define como folk dylaniano andaluzado, un concepto de canción en clave de nuevo rock andaluz, que proyecta definitivamente en este nuevo disco, que estará cargado de su habitual diversidad creativa y la personalidad tan singular que le caracteriza.
La letra de Todas las mañanas tiene esa fuerza de auto reflexión que predomina en la obra del Capitán, que hace que nos identifiquemos con él a la hora de preguntarnos si verdaderamente la vida avanza o se queda estancada; aunque él se abraza a su duendecillo, el que enciende su faro artístico todas las mañanas, y le inyecta felicidad y ganas de vivir… aunque no siempre le haga caso y a veces le condene al destierro.