Anoche se estrenó en los Baños Romanos de La Luisiana la nueva formación de Círculo Vicioso, y aunque no pudimos estar allí, durante el día pude mantener una extensa conversación con José María Sagrista en la que habló del presente y del futuro de la banda, e incluso un poquito del pasado. La nueva formación además de por él a la guitarra y cantando, está compuesta por Miguel Ángel Redondo en otra guitarra, marcando así una vuelta a los orígenes del grupo, en los que ya participó, y las nuevas incorporaciones de Marcos Gamero a la batería y Álvaro Márquez al bajo. Una formación potentísima y con músicos sevillanos muy contrastados.
-¿Significa esto que se han terminado ya para siempre los tiempos en los que tenías una banda para los conciertos cercanos a Punta Paloma y otra diferente para los que dabais cerca de Sevilla?
-Claro. Esta nueva etapa de Círculo Vicioso viene dada por las ganas que tenía de cambiar la fórmula del grupo. Durante los últimos años he estado contando con grandísimos músicos y amigos que han colaborado con el grupo, pero de alguna manera no se conseguía la entidad de banda que a mí, llámame clásico si quieres, me gustaba y me apetecía tener. Está claro que en los tiempos que corren, o eres una banda que dé muchísimos conciertos y puedes pagar perfectamente a los músicos y tener una infraestructura perfectamente engrasada, o eres un aficionado y tocas con tus amigos y así puedes permitirte el rollo de mantener una banda, ensayar, porque tienes tu trabajo aparte que te sirve de respaldo económico. Pero profesionalmente los músicos se ven abocados a tener que estar trabajando con unos y con otros y ejercer un poco de mercenarios, lo que hace que la idea de banda esté un poco dispersa. Eso, unido a la desesperación por no salir adelante económicamente, los tiene un poco hastiados y les cuesta trabajo tener ilusión y apasionarse por algo.
-¿Y no temes que eso pase también en este nuevo Círculo Vicioso, teniendo en cuenta que Miguel Ángel está también en un proyecto que comienza a florecer, como es el grupo Twelve Monkeys y Álvaro pertenece desde hace mucho tiempo a otra banda ya perfectamente establecida en la escena local como es Casas y la Pistola?
-No creo que vaya a ocurrir porque ellos han encontrado aquí esa pasión de la que te hablo. Yo necesitaba también esa pasión y la he conseguido en el momento en que me he reecontrado con Miguel Ángel, que es un grandísimo guitarrista que ya formó parte de la banda original de Círculo Vicioso y me ha dado mucho ánimo y ayuda, no ya solo en el plano sentimental o artístico sino también en el práctico, porque al estar él en Sevilla me ha facilitado mucho las cosas encargándose de alguna manera de dirigir a la banda y los ensayos: el cómo, dónde y de qué manera; y eso ha permitido que vayamos forjando un proyecto fuerte como el que tenemos. A Marcos lo conocía de haber trabajado con Silvio en mis estudios de Punta Paloma y aunque Álvaro era nuevo para mí, pero enseguida se ha integrado en la unidad de una forma tal que, por ejemplo, hace unos días Marcos necesitaba llevarse la batería y a los diez minutos teníamos en el grupo de whatsapp un mensaje de Álvaro diciendo que le había encontrado una y que no tenía que mover y transportar esta… es decir, se había preocupado por una cosa del grupo; y eso es importantísimo, porque eso es lo que eran las bandas, un grupo de tíos, o de tías, con una ilusión común. Y todo el mundo se siente partícipe del clímax, porque todos aportan su grano de arena en cualquier faceta. Y esas aportaciones se notan y valoran.
-En el plano personal ya veo que todo marcha perfectamente, pero ¿cómo ha ido la conjunción musical de todos?
-Bien, bien. Hemos ensayado algunos días, hemos hablado mucho porque yo me baso sobre todo en el concepto de cómo sonar, ya que para mí lo más importante es el sonido. Yo sabía que Marcos era un batería con un grandísimo sonido y para mí la batería es un elemento indispensable; en mi estudio he trabajado con grandísimos baterías y él está a la altura de cualquiera de ellos. El bajo se conjuga perfectamente y se logra el sonido, que es lo primero; y a partir de ahí se consiguen el ritmo, el groove; se consiguen el peso y el empaste de una banda. Y eso es lo más importante; mucho más que saberte las partes perfectamente y no equivocarte en una letra o un acorde, que es algo que te puede pasar por mucho que ensayes. Pero el sonar a banda, sonar empastado, ya te puedes pegar veinte años ensayando que como no lo sientas no lo tienes. Nosotros nos hemos metido a ensayar y les he metido entre pecho y espalda la friolera de 17 temas, y los primeros días hemos pasado un poquito de nervios, porque yo soy bastante intenso y hay que captar esto que digo; pero hace unos días ya comenzó a sonar de forma espectacular el noventa por ciento del repertorio. Todavía hay que forjarlo, ver cómo funciona en directo, qué ritmo tiene, cómo fluye… pero ya ha sonado perfecto y así es como va a seguir sonando. Aprecio muchísimo la base rítmica de las guitarras de Miguel Ángel y los solos que hace; con él lo comparto todo: solos, arreglos, hay que limar muchas cosas más porque podemos sacarle mucho más rendimiento; hemos madurado en la forma de cantar y aprendido a hacerlo mejor y nos salen muy bien los coros… ha sido una sorpresa que Marcos también quiera hacer coros con nosotros; si conseguimos que funcione, sería espectacular llevar tres voces en el grupo, porque, como dicen los ingleses, los backing vocals le dan una fuerza increíble a una banda.
-Háblame ahora de los proyectos que tenéis.
-Pues después de lo de La Luisiana tenemos confirmada la participación en el Riofest, en el que hemos tenido la suerte de entrar y tener la oportunidad de tocar para mucha gente y pegar un pelotazo con nuestro sonido; ya firmo ahora mismo sonar allí como sonamos ayer en el ensayo, porque eso significaría que esta de ahora es la mejor banda de Círculo Vicioso. Además allí tendremos la colaboración de Gautama del Campo al saxo, lo cual le dará aún más el toque clásico de Círculo a la banda. Estamos limando el repertorio, a ver si podemos conseguir que cuando lleguemos allí a final de septiembre lo tengamos ya bien rodado, con su ritmo adecuado, y para eso queremos hacer antes algunas actuaciones más que permitan poner a punto la forma de hilar un tema detrás de otro, cómo engancharlos, todas esas cosas que marcan la diferencia dentro de una banda cuando está bien ensayada y conjuntada.
-¿Y cuál será ese repertorio que vais a interpretar en los conciertos?
-El repertorio se basa en los dos últimos discos y, por supuesto, en los temas más relevantes de los discos anteriores y de los primeros; llevamos algunas canciones que son ya clásicos de Círculo Vicioso, como Portero de Noche, La negación, Buenos Aires; algunos adaptados, con un poco de variación. Siempre hicimos variaciones en los temas en todas las etapas anteriores, incluso en los principios del grupo.
-¿Y a más largo plazo, no hay proyectos discográficos nuevos?
-Tengo en proyecto grabar un disco en directo. Como tengo buena disponibilidad de estudio, con el mío de Punta Paloma, estoy pensando en montar algo durante un par de días, allí al aire libre, usando el entorno que tengo, con la colaboración de los diferentes músicos con los que he participado antes. Aunque tenga una banda fija con la que me encuentro seguro, pero contar también con muchos de los músicos que han pasado por Círculo Vicioso, con algunas colaboraciones que todavía hay que perfilar, y hacer un disco que más que de recuerdo de canciones sea de recuerdo de toda la gente que ha participado o colaborado con el grupo. Grabar audio, video, montar un documental; recopilarlo todo de alguna forma. Tengo también canciones nuevas, por supuesto, pero no me apetece mucho meterme a hacer un disco clásico de estudio de nuevo; prefiero que este directo sea un punto de inflexión, una forma de decir: bueno, hasta aquí hemos hecho todo esto y lo hemos plasmado; y ahora podemos meternos ya en otro disco, que también tengo ilusión por hacerlo en su momento.
El círculo continúa girando y de vicioso ha pasado a virtuoso. Un círculo vicioso es una situación que no sabemos cómo romper exactamente porque parece que siempre se repite la misma historia, pero José María Sagrista es uno de los grandes músicos locales experto en reinventarse y no quedarse anclado en un pasado convertido en lastre. Él cree en lo que hace, pasa a la acción y los resultados llegan. Y esta vez cuenta con un apoyo mejor del que nunca había tenido hasta ahora; no tendremos que esperar mucho para ver los frutos.
Fotos: Francisco Roldán y Alicia Fanador (la de Sagrista en solitario).