Raúl Burrueco es un músico sevillano al que ya conocemos porque tiene una amplia trayectoria acumulada, sobre todo en bandas de corte motorik de las que ha formado parte anteriormente, como Tannhäuser, o de la que forma parte también en la actualidad, que es Gu Vo. Ya antes incluso de pertenecer a esta última comenzó a desarrollar un proyecto personal enfocado hacia la música ambient, electrónica más calmada y pausada, con el que editó en 2015 el disco Ullapool a través del sello Foehn Records. Raúl nos cuenta la génesis de este proyecto, llamado Combray. «La relación con Foehn comenzó con mi anterior banda, Tannhäuser, ya que editamos dos discos con ellos. Tras el segundo disco me mudé a Barcelona, y aunque ya en Sevilla estaba sacando algunos temas como Combray, para desarrollar una faceta más ambient y como método de aprendizaje para grabar, mezclar, experimentar con pedales de otra manera… fue allí cuando ya me dediqué por completo a ello, ya que trabajar a distancia con el grupo se hizo prácticamente imposible. Comencé a dar algún concierto, sobre todo en una tienda de discos llamada Ultra Local, que tenía allí en el vecindario. Allí fue donde me vio Marc, de Foehn, y quedamos en sacar un disco de Combray».
Desde entonces para acá ha venido dando forma a un nuevo trabajo, que ha necesitado de estos cinco años para ver la luz hasta que el pasado mes de abril Raúl por fin se decidió a sacarlo al disponer, a causa del confinamiento, del tiempo necesario para pulirlo, grabarlo y mezclarlo; darle, en suma, el empujón final. Durante estos cinco años el estado de ánimo de Raúl ha cambiado muchas veces, como también lo han hecho sus actitudes vitales, su entorno y circunstancias, su forma de vivir; todo eso se ha ido reflejando en lo que ha llegado a ser este otro disco en el momento de su salida a la luz. «Después de sacar Ullapool y tocar bastante fui sacando diversas ideas nuevas, pero por una cosa u otra estas ideas nunca me convencían. Como dices, en esto tienen que ver varios factores, pero sobre todo la inseguridad personal que tengo, quizás exigencia también. Acabo desechando muchísimas ideas, que no me parecen suficientemente buenas. Aparte de la inseguridad también se mezcla un poco de hartazgo de cómo funcionan los resortes de las escenas musicales. Cansancio con muchas cosas, cansancio mental, y entre medias, la vuelta a Sevilla, un cambio que fue un poco difícil para mí. Con todas estas cosas ya me alejé bastante de la música, del sello también. Después de un tiempo aquí, poco a poco retomé el hacer temas. En este tiempo, un amigo de Barcelona parroquiano de esa tienda de discos, creó el sello Edita La Servidumbre, sobre todo para editar a gente que se movía en torno a Ultra-Local Records, a un nivel muy local, y me ofrecieron editar todas esas demos que desechaba hace tiempo, y sacamos una cassette llamada Ruines, hará ya año y medio».
Y de ahí a este nuevo disco, Erosión, que consta de seis piezas instrumentales como el primero y en realidad a la forma de darlo a conocer no puede llamársele autoedición siquiera, porque se limitó a colgarlo en Bandcamp. Sin embargo ahora puede escucharse también en Spotify y además podremos disponer de una copia física del mismo porque ayer salió en formato de cassette a través de los sellos barceloneses que ha mencionado Raúl: Edita La Servidumbre y Ultra-Local Records, que además de ser tienda de discos también se dedica a editarlos, junto a fanzines y otros artefactos de los que mantienen viva la cultura más subterránea. «Ya este año fue cuando tenía varios temas casi listos y con el encierro de la pandemia les di el empujón final que tú dices para acabarlos y sacarlos. Decidí autoeditarlo porque no me apetecía entrar en la funesta y decepcionante espiral de enviar los temas a sellos. Simplemente me apetecía la inmediatez de sacarlos sin más pretensiones. La diferencia de hacerlo yo mismo o en un sello es casi imperceptible, el alcance va a ser el mismo, ninguno, y además te ahorras peleas, retrasos, dinero en ediciones físicas que no se venden, etc. Necesitaba que la música volviese a ser algo para disfrutar y algo inmediato, y mis pretensiones son nulas. Solo edito algo porque me apetece hacer música y mostrarla, es algo inevitable, así que debe ser algo que te haga sentir bien y que se disfrute. Tras sacarlo en abril pasado, estos amigos de Edita La Servidumbre y Ultra-Local me propusieron editarlo en cassette para después de verano». Una vez que lo hayas escuchado aquí, puedes adquirirlo tanto en el bandcamp del sello como en el de Combray.
En su hoja de promoción nos cuentan que el proceso de la Erosión nos habla del cambio, de la aparición de nuevos paisajes, pero sobre todo nos habla de la capacidad transformadora del tiempo. Y en el manejo del tiempo y de los silencios que le acompañan, es donde mejor se desenvuelve Raúl Burrueco, que ahora ahonda más en la síntesis sonora y en el uso de elementos de diversas fuentes: grabaciones de campo y sampleados. La mayor diferencia con su anterior trabajo es la desaparición casi total de guitarras y una mayor aleatoriedad en los arreglos. Sin embargo, mantiene la misma búsqueda de un desarrollo lento y pausado de melodías, cambios apenas perceptibles que requieren de atentas escuchas.
Raúl me habla también sobre ello: «Este proyecto lo concibo como un medio de aprendizaje. La guitarra es el primer instrumento que aprendí a tocar y el que he usado casi siempre, así que en un inicio se trataba de crear texturas con él. Más adelante fui comprando sintes y me fui enfocando más en ellos: aprender a sintetizar sonidos propios y técnicas de producción, experimentar. Por ello fui dejando de lado la guitarra; también porque de cara al directo era más cómodo deshacerme de instrumentos para no tener que cargarlos. Ahora que llevo tiempo sin usarla sí tengo ganas de recuperarla y usar indistintamente guitarras y sintes».
Los cambios apenas perceptibles comienzan ya en el primer tema, Ermita I, que tiene de fondo un insistente ritmo que te transporta con la irrefutable e intrincada marca de fábrica de todo el resto del disco. Próximo al final, el fondo se desvanece, e incluso el inicio de Faro es prácticamente un vacío que enmascara las intenciones de la música que seguirá, como si cada tema siguiente corriera el riesgo de crearse a sí mismo en una habitación oscura. En algún lugar de su desarrollo, las notas asumen significancia arquitectónica, que no monolítica, manteniéndose así a lo largo de toda la pieza siguiente, Eva, para después, en Harmoni, dispersar cualquier miedo de sosa metodología de trabajo por parte de Raúl; es más un signo de meticulosa escucha por su parte, casi instintiva e incluso orgánica. Los temas adquieren vida propia y Fuente cobre trae consigo un sentimiento desconcertante; es un largo montaje de audio denso y consistente que desemboca en Siembra para cerrar el disco de forma casi imperceptible de nuevo.
El lanzamiento de Erosión viene acompañado por el videoclip de Harmoni, realizado en la productora Repeater por Alfonso Benitez, que además de tocar la guitarra en el grupo Asociación de Vecinos se ha hecho ya todo un especialista en recrear con imágenes las obras musicales de otras bandas sevillanas: Escuelas Pías, Martes Niebla, Kindata…
En el video de Harmoni se ve cómo las fuerzas de la naturaleza moldean la costa sirviendo de complemento visual idóneo para los bucles, melodías y capas sonoras de Erosión. El propio director incluye un texto explicativo en la web del vídeo: «Este ha sido un ejercicio de experimentación que empezó en un viaje a Cabo de Gata en agosto de 2019. Poco antes Raúl Burrueco me mandó la canción aún sin masterizar y me pareció increíble. También me creó muchas dudas de cómo llevarlo a un vídeo. Solo tenía claro que quería volver a utilizar la cámara, y que de alguna forma lo mezclaría con lo puramente digital. Eso era todo. Al llegar a mi destino, el paisaje que encontré superó todo lo que podía esperar y tuve claro que el mar y su efecto sobre la costa sería el hilo conductor. Este vídeo también es una historia de escapismo (más aun viéndolo ahora), de metáforas vitales sin mucha vuelta de tuerca y un poco escondido homenaje a James Turrell».
El artista del espacio y de la luz que habita en él, ese es Turrell y sí que se aprecia su influencia en este vídeo; lo que me lleva a preguntarle a Raúl si este arquitecto californiano es también una influencia suya a la hora de construir sus sonidos o solo lo es de Alfonso, el realizador del vídeo. «Es cosa del creador del vídeo; yo no conocía a Turrell hasta que él lo nombró. Hace tiempo que Alfonso y yo queríamos colaborar con un vídeo, y él tuvo libertad total para hacer lo que quisiera». Aclarado esto, le pregunto sobre cuáles son sus influencias más importantes, entonces. «Creo que una de las principales en estos momentos es Loscil, un artista canadiense que publica en Kranky. Las texturas y sonidos que crea son perfectos y son canciones en las que cada detalle aporta algo único. Su estilo sobresale entre la brutal cantidad de artistas que están haciendo ahora esta música. Y me interesa mucho la discografía de este sello, Kranky. Escucho mucho ambient pero tampoco podría decir que nadie sea una influencia excesiva, me interesan muchas cosas y me cansan al mismo tiempo. Hay un exceso ahora mismo y diferenciar unos de otros es casi imposible, yo incluido. Me interesa más el enfoque que algunos dan a su música; gente que quizás no tenga a priori mucho que ver con el estilo, o determinados sonidos y técnicas que alguien use: en este sentido Tim Hecker es una gran influencia, Seefeel siempre lo fue también y es quien me hizo interesarme en el ambient».
Más allá de la impaciencia del oleaje del mar que nos muestra el vídeo, más allá de la violencia física y mental que nos azota en este año convulso, del flujo insano de la vida, del bullicio pasional, está el sosiego de los sonidos de Combray, agujeros de luz por los que escaparnos para tejer todas las horas de vida que esta Penélope en forma de virus deshilacha en su sombra nocturna. El tiempo se detiene cuando escuchamos Erosión, como si jugásemos al ajedrez contra un reloj parado.