Second. Teatro Central. 5 de febrero de 2020
¡Qué formidable voz tiene Sean Frutos y qué forma tan magnífica de proyectarla sobre los espectadores que llenaban anoche el Teatro Central tuvieron los técnicos de sonido! Desde el principio Second salieron a tope, a asegurar a todo el personal reunido en su concierto que iban a pasarlo bien, que iban a recordar durante mucho tiempo lo que vivirían durante las dos horas siguientes. Parafraseando a la canción con la que comenzaron, 2502, las siguientes diecinueve canciones más desfilaron a la perfección; con Rodamos, la segunda, nos pusieron a rodar y a rodar y desde la tercera de ellas, Primera vez, la gente comenzó a corearlas, uniéndose completamente al espectáculo musical y lumínico que proporcionaba la banda al completo, por un lado, y las cuatro pantallas y los cuatro cañones de haces de luz, por otro.
El corazón de Second es Sean, aunque no quiero desmerecer de ningún modo a ninguno de los instrumentistas: Jorge Guirao en la guitarra, Fran Guirao en la batería, Nando Robles en el bajo y los refuerzos del guitarrista David Lozano y el teclista Pablo Barrios; pero es que él se muestra desde el principio entregado totalmente a lo que hace, aunque a veces eso le hacía parecer pasado de rosca en el dramatismo algo forzado con que interpretaba algunas canciones, lo que a la gente no pareció importarle en absoluto, rendida a su presencia y su puesta en escena. Fue risueño y alegre, lo suficiente para que el público no tuviera que esforzarse demasiado para ponerse en su lugar y sentir cómo es actuar para tanta gente y eso, puede que incluso tanto como las propias canciones, le dio al mar de fans de Second una gran sensación de unión que incluso yo mismo, en mi escepticismo, fui capaz de percibir.
Y además las canciones son buenas. Aunque la gira actual que trajo anoche a Sevilla a Second es la de presentación de su nuevo disco, el octavo ya, Anillos y raíces, no comenzaron a interpretar sus canciones hasta la cuarta de ellas, ¿Quién pensaba en eso?, en un movimiento jugado con precisión y recibiendo el tipo de respuesta que he descrito más arriba. Somos diferentes a ellos, canta Sean en esta canción del disco, y tiene razón, ninguna otra banda como Second sabe poner de su parte al público dándole desde el principio lo que ha ido a buscar. Y lo que el público busca, fans hardcore aparte, son canciones inmediatas que les suenen a éxito y les colmen sus ansias parafílicas; por eso Second se apartaron de nuevo del disco que presentaban para dejarnos de un tirón Nivel inexperto, Nueva sensación y Muérdeme, con la que situaron al público en un lugar muy cercano al paroxismo, para traerlos inmediatamente a la tierra con el contrapunto de la canción que le siguió, Invierno dulce. Después ya solo les quedaba, una vez todos rendidos, llevarse nuestra alma, por eso la canción elegida para continuar el concierto fue Atrévete.
Siguieron dos gotas más del último disco: La suerte de tu piel y Entre versos de placer, las dos gotas más sabrosas, además. Cada canción de esta noche demostraba por qué la gente de esta ciudad sale en masa a ver a Second y llena sus conciertos. En otra mirada hacia atrás, interpretaron después Todas las cosas, y nosotros, como dice la canción, nos dejábamos acariciar. Pero esta canción también habla de estar condenados a perseguir al aire, y con esa sensación nos quedamos todos cuando los seis músicos soltaron sus instrumentos y se fueron del escenario. Obviamente, nadie creía que el concierto ya se hubiese terminado, pero lo que tampoco esperaban (¿recordáis la cita que hice anteriormente de una canción en la que decían que ellos son diferentes?) es que si el concierto había tenido doce canciones los bises iban a tener ocho. Y la primera de ellas fue Teatro infinito, una canción del disco que presentan que interpretan solamente Sean y Fran, cambiando las baquetas por las teclas del piano. Luego entró el resto de la banda para seguir con Sonará en todas partes, otra de las canciones nuevas. Conocerte sonó de forma más poderosa que nunca y En otra dimensión, también de las nuevas, se fue abriendo paso hasta terminar de forma impresionante para dar paso a Más suerte, excesivamente melancólica para marcar el final de un concierto. Y aunque todos se marcharon del escenario nuevamente, el regreso tenía que ser brutal y con Rincón exquisito no quedó en el teatro ni un solo brazo, ni un solo cuerpo, que no estuviese ondeando. La última canción, la primera del disco que presentaban, Mira a la gente, lo decía todo: mira a la gente, todos se divierten; mira a la gente, míralos y aprende.
