Swamp. Hotel Triana. Ciclo «Veraneo en la city». 22 de julio de 2020
Sabemos dónde suena la música, salgamos a sentir la noche… dos frases mágicas que indican lo que debemos hacer en estos tiempos posteriores a la pandemia. Anoche la música sonaba en muchos rincones de nuestra ciudad y yo elegí salir a sentirla al corral de vecinos del Hotel Triana, en el que las tres chicas componentes de Swamp iban a hacer su primera aparición desde que se formaron, algo que tenían pendiente desde abril, cuando el estado de alarma les impidió hacerlo. Y allí escuché de sus grandiosas voces esas dos frases, porque están contenidas en Harvest moon, la canción de Neil Young con la que ellas, al enlazarla con el Midnight rider de los Allman Brothers, abrieron el concierto.
La canción continúa… quiero celebrarlo, verlo brillando en tus ojos… y esa era la única forma de verlo; los ojos eran la única parte de las caras que nos dejaba ver la mascarilla, y los veíamos sonreír con la dulzura que adquiere esta mítica canción cuando la entona Txaco Jones, como anoche. Ella estaba situada a la derecha del escenario, con un pequeño kit de percusiones y unos pies de micro forrados del verde de los potos que se enredaba en ellos. El trío de reinas de las armonías se completaba con Abbi Fernández, en el centro, y Maite Herrera, en el otro extremo, ambas armadas con guitarras para la sutil instrumentación que acompañaba a las voces, las grandes protagonistas de la noche.
Era el primer concierto y se hizo notar en la falta de previsión para tapar los huecos que provocaban las constantes afinaciones e incluso en la disonancia que a veces se producía al entrar una voz nueva, algo que ocurrió sobre todo en Happy together cuando Maite entraba a los coros; pero tampoco vamos a ponerle muchas pegas a eso desde una web que se llama Disonante, sobre todo porque luego los agudos de Txaco resaltaron los versos de Monday, monday inmediatamente después de que entre todas glorificasen los de Turn, turn, turn, una de las más bellas canciones de la historia del pop, que además contiene el verso que encabeza esta crónica, a time to build up, un tiempo para levantar de nuevo todo lo que la pandemia ha derrumbado a nuestro alrededor.
Hasta aquí ya habíamos tenido muestras del nivel vocal de las tres, con protagonismo repartido: Txaco en Harvest moon, Abbi en Happy together, Maite en Monday, monday… pero cuando realmente se producía el brillo que hacía resplandecer la noche, sin desmerecer un solo instante a Maite, genial en sus arreglos de guitarras, era en la unión de las voces de las dos primeras, espectaculares en momentos como el final de Dusty trails con sus dos voces a capela. Pero hasta llegar ahí, que fue el final del set, con esa canción de Lucius que ellas eligieron para darse a conocer con el video lanzado durante el confinamiento, ocurrieron más cosas, entre terrenales y celestiales, entre elecciones de canciones demasiado obvias para mi gusto, como Hello, Mary Lou y California dreamín’, hasta darle nueva vida a esta última, a la que Maite revistió de la verdadera alma de Swamp, con esos fantástico arreglos y la forma calmada de entonarla, en total sintonía con la atmósfera estival que nos rodeaba.
No solo interpretaron grandes clásicos de décadas pasadas, sino que nos descubrieron gemas como Too hot to last, del proyecto Snarky Puppy; un Didn’t he ramble, del cantautor irlandés Glen Hansard, que ellas arrastraron al pantano que les da su nombre en una recreación que la hizo parecer más bien fruto de alguien como Dr. John, y uno de los grandes momentos de la noche como fue la mencionada versión de Lucius. En estas canciones desconocidas es todavía más difícil emocionar al público, porque les falta el componente sentimental que tienen para nosotros las demás canciones de su repertorio, pero aun así fueron tres puntos álgidos, que no desmerecieron en absoluto de otros momentos como el del escalofrío que nos recorrió el cuerpo con Helplessly hoping, producto de estrellas vocales como son ellas, e incluso superaron al placer de disfrutar de las armonías de iconos como Take it easy y el medley de Have you ever seen the rain con Down on the corner, conducido por Abbi en su primera parte y Txaco en la segunda.
La rica interacción vocal de Swamp, plena de versatilidad y naturaleza dinámica, llegó al final con una gran elección para el bis, A horse with no name, en la que, al igual que ocurrió con la mayoría de las canciones anteriores, cambiaron nuestra experiencia de la escucha de ellas con gran efecto. Las diestras líneas de guitarra y la ágil y discreta percusión mejoraron las vibrantes armonías de una banda, que en cuanto le dé cinco pespuntes más a estas reimaginaciones, convertidas en sonidos nuevos y de texturas diferentes a las conocidas, van a tener un éxito rotundo allá donde se presenten a liberar sus grandes voces. Anoche nos conmovieron durante muchos momentos, espero estar presente también cuando nos sumerjan en verdaderas profundidades emocionales, porque tienen la capacidad para hacerlo, sin duda alguna.
