Flujo + Future Ark. Teatro Municipal Pedro Pérez Fernández (Los Palacios y Villafranca). 28 de mayo de 2021
Ayer estuve de nuevo en el magnífico teatro municipal que tienen en Los Palacios y Villafranca y asistí a un concierto que Flujo superó perfectamente a pesar de ser el primero de su (espero que) larga carrera. Y eso que la tarde no comenzó ni terminó precisamente de la mejor forma posible. Hablamos primero de lo malo, que tampoco fue para tanto pero merece unos comentarios, y dejamos para después todo lo bueno.
Aunque quizás una de las cosas buenas fue la que trajo consigo uno de los inconvenientes de la tarde. Ayer por fin asistí al primer concierto desde que comenzó la pandemia en el que el recinto estaba totalmente lleno, sin asientos vacíos entre un espectador y otro, sino con todas las butacas ocupadas, al menos hasta donde yo podía ver desde mi sitio, y quizás eso fue lo que llevó a los responsables del mismo a cerrar las puertas y no dejar pasar a nadie más hasta que se produjese el descanso entre Future Ark y Flujo. Debo decir que a mí personalmente esa medida no me parece mal, pero hay que avisar con el tiempo necesario para que los espectadores lo sepan, sobre todo si en otro concierto de este ciclo Primavera Cultural, organizado por el ayuntamiento, celebrado un par de semanas antes, se ha dejado pasar al interior a la gente mientras también transcurrían las sesiones lives de música electrónica previas. Es posible que ese día alguien advirtiese que era molesto para los que estaban en el escenario que la gente entrase y saliese, por lo que ayer, que iba a haber mucho más público aún, tomase esta medida de cerrar la puerta. Pero el problema es que se quedaron fuera los que estaban apurando la última cervecita o los que como mi acompañante y yo, nos vimos negros para encontrar un puñetero sitio donde aparcar. No apuré demasiado pensando que la entrada sería como la vez anterior, pero al llegar a la puerta me llevé una decepción, compartida con todos los demás que iban llegando, hasta juntarnos allí más de cuarenta personas. El otro punto negativo de la noche fue el fallo del transformador de Endesa que alimenta al teatro, que lo dejó sin electricidad poco después de que Flujo terminasen su concierto, pero que les dejó también a ellos sin poder salir a hacer el bis de rigor que todos les estábamos pidiendo, lo que nos privó de escucharles interpretar en directo la canción Niño del futuro, que hasta ese momento no había sonado y como es la que le da nombre al disco que tienen y la más conocida de su repertorio, seguramente estaría guardada para terminar con ella de forma espectacular. Pero no pudo ser.
Pido perdón desde aquí a Tero Heikkinen porque mi exceso de relajo me impidió estar presente para disfrutar de su set live y del sonido de su reciente disco, Angelonia, que tiene la pureza y elegancia de las composiciones de su alter ego, Future Ark, y hubiesen sido un preámbulo formidable para el concierto posterior de Flujo y su gran puesta en escena.
Es un cliché hablar de bandas que hacen que los conciertos en grandes auditorios parezcan íntimos y, ciertamente, sería difícil convencer a la gente que estaba por las últimas filas del patio de butacas de que esto era como un Sofar Sounds. Pero tan pronto como Flujo se deslizó sobre el escenario, los gritos y aplausos llegaron oleada tras oleada, demostrando que no hay nada como tocar en tu pueblo, ante una audiencia previamente entregada. Si esto no es intimidad, la verdad es que la acogida se sintió muy cálida y se mantuvo así durante todo el tiempo que estuvieron tocando.
Los golpes en el charles de Charlie (os juro que no estaba preparado y me he dado cuenta al escribirlo), seguido de las notas del teclado de José Manuel dieron paso a Chica primavera, una de las canciones que estaban estrenando, de atmósfera muy intensa, muy concentrada, que seguramente pasará a ser una de las más poderosas de su repertorio. La segunda, Brechas, también es de las nuevas; con ella Flujo se ralentizó, se abrieron, dieron espacio para que la audiencia lo llenara, sobre todo cuando Álvaro se vino arriba… cae sobre mí una luz estelar… el ritmo no es rápido, pero es perfecto para generar el ambiente previo a lo que pensábamos que era el final de la canción, una tormenta eléctrica en el que a duras penas sobresalía la guitarra de Antonio, esforzándose por mantener el ritmo del teclado, la batería y el bajo de Juanma. Parecía el final, pero todavía hubo una coda en la que Álvaro tuvo que esperar a que callasen los aplausos para poder casi susurrar unos versos últimos.
Tras dos novedades, llegaron dos canciones de las conocidas, Néctar del bueno y Déjame entrar. En la primera de ellas fue quizás en la que más se lució Antonio, con un solo de guitarra magnífico, enfrentado a los amplis en vez de al público, como los axemen al uso. Y después de la madurez reflexiva de la segunda de estas, con una cautivadora interpretación de Álvaro llena de sentimiento (se la dedicó a su madre), volvieron a presentar canciones nuevas: Gotas de cerezo, Materia gris y Última noche en la tierra.
La canción de Gotas de cerezo tuvo un final demasiado monocromático que parecía dar la impresión de que la banda no sabía cómo terminarla, y dio paso a la muy agradable Materia gris, una balada tierna y discreta, de reminiscencias lennonianas en el piano de José Manuel, que Álvaro cantó con seriedad. La de Última noche en la tierra también tuvo detrás una buena dosis de profundidad emocional.
La truncada recta final se inició con Mi California, una de sus primeras canciones, que sigue teniendo brillo, pero empalidecido por las composiciones siguientes de la banda, como Materia oscura, con la que cerraron su corto pero potente set, rematado por una carrera instrumental después de meter la quinta marcha que rubricó Charlie haciendo atronar su batería.
Sobrios en su interpretación y más simples que complicados, Flujo se apoyó en un sistema de luces tan discreto como ellos pero igualmente muy efectivo. Una banda que tiene poder en bruto a raudales y solo les hace falta continuidad para desarrollarlo. El próximo paso lo darán en la Sala X a mediados de este próximo mes de junio y aunque sea abriendo la noche para otra banda madrileña que será la cabeza de cartel, volveré a pasar un buen rato con ellos. Y esa noche sí que espero poder escuchar la decena completa de canciones que, por ahora, tienen para ofrecernos.
