Texto y fotos de JUAN ORTEGA DINIS
L’Exotighost. Sala Malandar. 26 abril de 2022.
Una noche lluviosa es perfecta para recibir la sorprendente y misteriosa propuesta de L’Exotighost en la Sala Malandar, en un concierto auspiciado por Alhambra Monkey Week y AIEnRUTA.
En un ambiente íntimo y oscuro, con unas tenues luces que inundaban el escenario, apareció la banda formada en junio de 2018 por músicos de larga y versátil experiencia como Javier Díez Ena (Dead Capo, Ginferno, Forastero, Theremonial, Therematic…), que se encarga del theremin, ukelele bajo, composición musical y el procesamiento electrónico de otros instrumentos; Ricardo Moreno (Los Ronaldos, Mastretta, Marlango, Fangoria, Víctor Coyote, Tito Ramírez…), a la batería y percusión; Juan Pérez Marina (Javier Corcobado, Leone, Cartografía del Ruido…), que se hace cargo del shamisen, guitarra y lapsteel; y la marimba y percusión corren a cargo de María Arranz, quien cuenta con una notable carrera en orquestas sinfónicas y grupos de cámara.
Tras editar el LP La ola oculta (Everlasting Records) y las remezclas del mismo a cargo del músico italiano Økapi en el EP La ola revuelta (2020 Everlasting Recods), venían a presentarnos en esta ocasión su nuevo trabajo, Kamongo, de nuevo con Everlasting Records, que saldrá a la venta el próximo 6 de mayo.
Iniciaron el concierto con el primer single de su nuevo trabajo, Exotique Mecanique, que nos introdujo de sopetón en una personal visión de la exótica, con melodías orientales, sonidos de inspiración surf, sutiles procesos electrónicos, y marimbas de rítmica implacable, para continuarlo con otro más de los nuevos, en este caso el segundo adelanto y que da título al disco, Kamongo, que desprendía aromas caribeños, a cha-cha-cha, a ron añejo que empapaba los coros eufóricos y los gritos de mambo.
El siguiente tema que presentó Diez Ena fue Quiet Gnossienne, un mashup entre dos piezas que son Gnossienne nº 1 de Erik Satie y una obra emblemática de la exótica como es Quiet Village de Les Baxter; curiosamente, el experimento funcionó de maravilla. La marimba se ocupó de la parte baxteriana y el especialísimo sonido del instrumento sagrado japonés, shamisen, se ocupó de las melodías satienianas. Luego intercalaron algunos instrumentales de su anterior trabajo como el Nisei Hula, otra maravillosa melodía inspirada en algún lugar entre Japón y Hawai.
Psicalipso, también de su nuevo trabajo, con el vibráfono al frente, fue una montaña rusa de cambios e intensidades y evocó a la banda sonora imaginaria de un film noir tropical; Waikiki Spleen fue una pieza inspirada en los recuerdos de la visita de Javier Diez Ena a Waikiki (Hawai) y lo siguiente que interpretaron, Mad Mad Madrid, fue la materialización sonora de la locura cotidiana de Madrid, con distintos sonidos callejeros que se entrelazaban con sonidos de pájaros autóctonos y con destellos de cumbia y chicha. Sunny Garcia, fue un homenaje al controvertido surfista hawaiano, famoso en la década de los 90, que llegó a ser campeón del mundo.
La última pieza que presentaron, bien conocida por ser sintonía emblemática para varias generaciones, fue El Hombre y La Tierra, su visión propia del tema de la famosa serie documental, que en palabras de Diaz Ena puede considerarse como el primer tema hecho en España con un espíritu verdaderamente exótico. L´Exotighost mantuvieron la exuberancia percusiva del original y añadieron infinidad de matices en los arreglos tanto electrónicos como acústicos. Exótica Ibérica en su expresión más bestial.
El público se resistía a dejarles marchar y la banda regresó para interpretar otra de sus soberbias per-versiones, en este caso, se trató de Cha Cha Challowen, una adaptación del Halloween de John Carpenter, al ritmo que ya os podéis imaginar.