Lospiestorcidos. Minipar (Utrera). 5 de junio de 2021
Ayer fui por primera vez al Minipar de Utrera. Resultó ser un bar, con una gran terraza y un escenario, dentro del Parque de la Consolación, que está regentado desde hace unos meses por el mismo que lo hacía en el Minibar donde tan buenos (y apretadísimos) ratos pasábamos en el festival Orbitando. Ahora dispone de muchísimo más espacio y muy bien aprovechado; os aconsejo que lo visitéis siempre que podáis porque tiene muchas mesas que cumplen la normativa actual, y una plantilla de empleados que además de amables son muy eficientes… ¿sabéis vosotros de algún otro bar en el que pides tu consumición y, aunque estaba lleno, en el poco rato que transcurre hasta que te la traen ya han venido a tu mesa dos camareros más a preguntarte si han tomado nota de lo que quieres…? A mí hasta ahora eso solo me había ocurrido en la barra del festival Suberock… el lugar es muy agradable, repito… el problema es que propicia una situación que juega en contra de conciertos como el de ayer.
El live set de Lospiestorcidos necesitaba mucha más atención de la que tuvo. La facilidad de socializar y pasarlo bien que tiene el lugar llevaba a que se dispersase mucho la concentración de la gente hacia la música electrónica de Jorge, intimista durante casi todo el set, en el que muy pocas veces le metió la quinta marcha a su consola. La música de Jorge está llena de emotividad, tiene una gran capacidad para hacernos experimentar emociones y sentimientos, pero el continuo movimiento de la gente, unido a que había también una gran cantidad de público que no estaba allí por la música, sino por disfrutar del sitio, inmerso en sus conversaciones privadas en voz alta, mantuvo un continuo runrún que hacía muy difícil disfrutar de los sonidos electrónicos melódicos y sensibles de Lospiestorcidos.
Así y todo fue una buena y grata experiencia estar allí frente a él, observando su forma de superarse a sí mismo, para hacernos llegar una música que comenzó muy despacio, con notas muy calmadas que poco a poco fueron cogiendo ritmo hasta convertirse en una primera pieza de atmósfera muy krautrock, con el latido cálido y cósmico de la percusión sintética de Kraftwerk, para volver a encogerse sobre sí misma en su tramo final e ir perdiéndose hasta fundirse con los primeros aplausos del público que sí estaba allí para dejarse atrapar por la música. Esta pieza, que todavía no tiene nombre siquiera porque Jorge sigue trabajando en ella, dio paso a otra que sí conocíamos, Birds, una de las tres que componen el EP que Lospiestorcidos tiene disponible en las plataformas de escucha. Nubes esponjosas de sintetizador le robaron aquí el protagonismo a la percusión, que solo estuvo en primer plano en los comienzos del tema, antes de que la melodía lo convirtiese en algo implacablemente optimista… era el momento preciso de pedirle al camarero otra Vandalia de las rojas, que están más ricas que las verdes.
Esta forma de alternar una pieza de las nuevas seguida de otra de las que ya tiene publicadas la mantuvo Jorge durante todo el set, la unión de la provisionalmente llamada Life con el Monkey Mind que cierra su disco compuso una fantástica oda a la belleza del crepúsculo que comenzaba a hacerse notar, invitándote a acompañar con los pies a la marcada batería que servía de base a la melodía, en un constante tira y afloja de oscuridad y luz. Terminaron en tablas, porque la luz ganó el combate mental y la oscuridad, que comenzó a extenderse, el físico.
El siguiente tema, otra vez de los que estrenaba, fue una desaceleración lenta y decidida de varios minutos, como si el tren que había sido el Monkey Mind estuviese llegando a su estación, pero no para establecer el final definitivo de su viaje, porque esta pieza nueva estaba preñada de posibilidades; Jorge tiene que trabajarla todavía, probar mezclas, pero esta estación es el inicio de otro viaje, el paso hacia un prometedor futuro que nos dibujó ayer Lospiestorcidos. En esta primera escucha, la música que Jorge sacaba de sus máquinas podría ser representativa de un mundo de ciencia ficción inhumano, como el de la esperada y temida nueva normalidad; pero la forma en la que trata a sus sintetizadores crea fisuras a través de las cuales se filtra una humanidad abundante. Greta marcó el final, dibujando un paisaje que iba desgastando la visión introducida por el tema anterior para hacernos apreciar de nuevo los colores brillantes de las luces del recinto y que volviésemos a tomar consciencia de que estábamos sentados en un parque disfrutando de todo lo que se nos ofrecía, incluso de la música… a pesar de todo.
