Crazy Zombie. Tempo Estudios. 9 de enero de 2022
La reseña de este concierto va a ser bastante especial porque en ella no solamente tendré que hablar de lo que ocurrió, sino también de lo que ocurrirá, ya que lo que hicieron los cinco músicos que componen Crazy Zombie fue un ensayo general para ajustar bien el sonido y la mecánica de los futuros conciertos que componen su gira, que comienza esta misma semana, ante un único y afortunado espectador, que fui yo.
De entrada, al llegar me encontré con cambios en la formación desde que les vi hace poco más de dos años en la Sala Even y ya no está con ellos, poniendo su gran y especialísima voz a las canciones, Roche Espinosa, al que sus problemas de salud tienen, de momento, en la cuneta. Sin embargo, el nuevo cantante, Héctor Núñez, un malagueño curtido desde hace muchos años en más de una decena de bandas de hard rock originales y de tributo, consigue que su voz brille por encima de las texturas de la música que aportan la guitarra Fender Van Halen de Fer Valero, el bajo Fender Jazz de Sergi Rodriguez, los coloristas teclados de Piky Sares y la atronadora batería de Julián Carrasco. Los espectadores que asistan a sus conciertos de la gira Crystal Reality Tour 2022 comenzarán a sentirse apabullados desde el inicio, con un Lord of sin que desecha el final instrumental templado que tiene en el disco en aras de una batalla entre guitarra y batería que desemboca, sin solución de continuidad, tras un grito de Héctor, en Forevermore, canción en la que los dos instrumentos mencionados siguen dándose hostias para ver quien coge el primer plano hasta que Héctor toma el mando con una voz como la que tendría Oliver Skyes si en Inglaterra acostumbrasen a tomar Castellana en las frías mañanas de enero. Sencillamente sensacional lanzándola con una gran dosis de pasión e intensidad, que contrapunteó el sintetizador de Piky dándole una dimensión extra al sonido, situándolo cerca de las grandes suites aquellas de Uriah Heep, con gran protagonismo de los teclados.
A mí ya me tiene ganado una banda que suene así. Los más antiguos recordaréis que yo era tan fan de Uriah Heep que los traje a Sevilla incluso contra la opinión de mis socios de Producciones Informales. Y Crazy Zombie me llevó a esos recuerdos, con el regusto añejo de su sonido setentero muchas veces, sobre todo en An endless groove, que semeja una mezcla de la lírica de los Heep y la potencia instrumental de Black Sabbath. Estoy seguro de que este va a ser uno de los puntos fuertes de sus conciertos, porque aquí la alargan hasta la extenuación de forma zeppelinesca y cuando suena la última nota uno se pregunta cómo Héctor ha sido capaz de llegar a esos registros… y de mantenerse en ellos…
Ignoro si en los conciertos harán también la pausa que hicieron aquí, aunque me imagino que sí, porque después de esa épica anterior sería imposible que sacasen a flote The harvest en la forma en que lo hicieron esta mañana, convertida en otra máquina asesina cuando la guitarra de Fer coge el relevo de la voz, que todavía no había perdido milagrosamente Héctor y que vuelve a remontarse a gran altura para una única estrofa final. El tercer as de esta baraja sónica es Something human, reconvertida en su mitad en juguete para Héctor, que en cuanto la banda nos trae reminiscencias de la parte noisie del Whole lotta love, entona él las frases de la canción… way down inside, I’m gonna give ya my love, I’m gonna give ya every inch of my loveeee… más chulo que el Robert Plant, para retomar la canción original en un final desatado, en el que más que zombies parecían sepultureros, y hasta me engañaba la vista haciéndome ver aporrear los platillos a Eloy Casagrande -quizás también influido porque hace pocas semanas lo tuve delante de mí en el escenario de la Sala X– más que a Julián.
El set list del concierto, de algo más de una hora, está compuesto por una docena de canciones de las que once de ellas componen el disco que da nombre a la gira, Crystal reality, algunas de las cuales ya habían salido en sus dos EPs anteriores, con variaciones importantes en las mezclas y masterizaciones. Van sonando alternándose con secuencias de sonidos programados que lanza Piky, de guerra, latidos de corazón, ballenas, sonidos del oeste, árabes, que sirven de preámbulo a Room full of mirrors, que solo se parece a la de Hendrix en su título, recordándonos más en su inicio al Revolution de unos Beatles pasados de speed. También a To live on peace, la que más recuerda a Black Sabbath; a Eastern dream, la que cierra el set, después del final apoteósico de Something human, que es la anterior y la que yo hubiese elegido para terminar. Pero Crazy Zombie tiene otro criterio, que es el de convertir su concierto en una montaña rusa en el que se sucedan las subidas y bajadas y no quieren que el público que tienen delante se quede en éxtasis en esos momentos finales, sino preguntándose si ya está, si hemos terminado aquí… pero no; la banda aparecerá de nuevo para interpretar la única de las canciones que no está en el disco, Levitation, una balada heavy de tempo tranquilo, que mantiene la espera de forma tensa hasta que finalmente estalla con Crazy Zombie, el himno en el que la gente puede corear el nombre de la banda junto a Hector… Crazyyyy… Zombiiiii… una y otra vez. En el bis, Levitation va ganando poder, emoción; desde que la banda al completo comienza a tocarla es como una ola de pura expresión y se va construyendo a partir de ahí; luego entra Héctor, capturando incluso más sentimiento en su voz que en todo el concierto que ha dejado ya atrás, y la canción continúa creciendo a medida que la guitarra eléctrica y los teclados se cuelan en su desarrollo, y finalmente termina con Hector gritando el nombre de la canción, en un final poderoso y conmovedor, que cuando se una a la infecciosa killer que es la canción que lleva el nombre del grupo hará vibrar a las audiencias de las salas.
A mí me faltó eso; tuve la electricidad de la banda, pero no la energía del público que si no es ensordecedor porque el grupo no arrastre a grandes audiencias, al menos la interacción con él, de la que se desprenden esas vibraciones, sí es vital. Pero se me hizo corto; aprecié canciones especiales, canciones clásicas, canciones para hacer estallar a la gente. Y momentos absolutamente intensos. Si yo fuese tú no me perdería el concierto de Crazy Zombie que me pillase más cerca. En este cartel que cierra el texto tienes la lista de las ciudades confirmadas y de las que esperan confirmación. Córdoba es la primera cita este mismo sábado. Jerez se pospone a marzo, debido a las circunstancias habituales de estos tiempos.
