Sofar Sounds Sevilla (Tristán Simone + Ana Martínez + Clara Incendio). David Noalia Gallery. 16 de abril de 2023
Precioso lugar el de ayer para la celebración del Sofar Sounds Sevilla de este mes, la galería de arte de David Noalia, en la calle Francos, que dirige Rossi Rubio y expone la obra de este autor. Entre los protagonistas de la velada, además de los artistas musicales participantes, estuvieron los cuadros que nos rodearon; el inmenso colorido de los cuadros de David, de base figurativa e inspiración abstracta. Dos facetas artísticas unidas en una tarde en la que la primavera dejó sentir su salvaje y extenso aroma, según la definió Neruda y, sobre todo, un calor que no sobrellevamos muy bien las cuatro decenas de espectadores que nos reunimos en un lugar, por otra parte perfecto para propiciar la colectiva intimidad necesaria para apreciar los tres conciertos que disfrutamos, sencillos de instrumentaciones debido a las características del recinto, pero resueltos artísticamente de una forma muy solvente por parte de Tristán Simone, Ana Martínez y Clara Incendio.
Tristán es un músico español que no había vivido en España nunca hasta ahora; sus primeros años de vida los pasó en México, para posteriormente moverse por el resto de América, sobre todo por los Estados Unidos. Ahora quiere que sus raíces sean fuertes para hacer reverdecer su música, que nació en él escuchando rap en la MTV mejicana y ha fijado su residencia en Madrid, desde dónde llegó ayer mismo a mediodía en el AVE y apenas pude cruzar unas palabras con él porque minutos después de terminar su actuación se tenía que ir a Santa Justa, ya que iba con el tiempo muy apretado para pillar el tren de vuelta.
Encima del piano que se había traído Ana Martínez para acompañarse luego con él, dejó Tristán un ordenador desde el que salía la música que acompañó a su voz en las cinco canciones que interpretó, que se movían entre el r&b y el hip hop, dejando aquí y allá bonitos toques de soul y de funk. Fue The heart (Part 5) la canción con la que comenzó, muy melancólica al principio, disparándose enseguida hacia un rap sincopado que sorprendió al público y lo agradeció con un largo aplauso. Continuó la línea de apoyo en el melodrama con El coyote herido, una canción claramente terapéutica para ayudarle a sanar el mal de amores que tuvo con un chaval español. Cantada a ratos en inglés como la anterior y en castellano en otros momentos, sobre todo esos en los que son necesarias las palabras gordas… ¿dónde te ocultas, maldito hijo de Judas?… entre todos, acompañándole en el estribillo, le ayudamos a quitarse la corona de espinas que tenía clavada.
Antes de presentarnos la tercera de las cortas canciones de su repertorio de ayer, Rule it out, aunque él la tradujo de una forma extraña como Volverás, nos confesó su amor por la manera de escribir y cantar de Lana del Rey, por lo que esta pieza se movía en la línea de esta cantante cuando se pone nebulosa. Terminó de forma abrupta cuando comenzamos a apreciarla mejor, aún así escuché gritos de bravo entre los aplausos. La gente estaba respondiendo muy bien a la propuesta de Tristán, que siguió con una canción tan nueva que ni siquiera tiene título todavía. La comenzó en un castellano rarísimo, propio del mejicano, más que español, que su forma de pronunciar delataba, y cuando cambiaba al inglés parecía que incluso había cambiado de canción. No muy equilibrada su forma de rapear, pero atractiva y dinámica. Cerró con una canción en línea con las que hace Kendrick Lamar, del que partió para su construcción propia de esta Currencies. Nos dijo que el rap cambió su vida y que ha estado estudiando en los USA literatura del rap, demostrándolo aquí con una mezcla de distintas voces y cambios de ritmo que le daban cuerpo a esta vertiginosa pieza de cierre. Quedó muy bien su selección de temas, oscilando entre burlas cáusticas y confesiones lastimeras sobre una producción casera, que seguro que si logra llevar varios escalones más arriba brillará como fragmentos de un espejo.
Ana Martínez llegaba desde Vejer para dejarnos cuatro canciones deliciosas, de una claridad exquisita y una sensibilidad matizada estilísticamente por una precisión instrumental que deberá mejorar, como quedó patente ayer con alguna imprecisión a las teclas. Comenzó con Flores, acompañándose de un ukelele y de una sencillez refrescante, que le agradecimos. Nos contó que se sentía bien allí, rodeada de pinturas, porque ella había estudiado Bellas Artes y pidió perdón a la organización por el engorro de haber tenido que traer de su casa un piano, que a duras penas podían manejar en aquel reducido espacio. Ante él se sentó para las demás interpretaciones, de las que Turning into you fue la siguiente. Aunque en inglés, apreciamos los giros reflexivos de lo que cantaba Ana, con una consistencia hechizante y un gran encanto.
En esa misma línea de cantarle al desamor hizo después Casita del mar, más conmovedora todavía que la anterior, porque de esta entendíamos perfectamente su mensaje, entre impecables armonías vocales. Terminó con Mi sangre, fascinante y con más urgencia en la interpretación que en las anteriores, profundizando en los variados tonos de su voz. A mí fue la canción que más me gustó y hubiese preferido que se quedase un poco más.
Clara Incendio se prodiga mucho en los escenarios de nuestra ciudad, sean de la clase que sean, desde La Sra. Pop, de manera relajada, hasta la sala Hollander, codeándose con bandas de noise, como os informamos en esta web disonante hace tres semanas. Ayer ofreció un concierto más cercano, lógicamente, a la primera de las propuestas que he mencionado, en formato de trío -en su banda son cinco personas-, acompañándose por Lía Sánchez al violín y Javier Galliza -también batería habitual de Lucky Night– al cajón; no cabían en el escenario José Enrique de Vargas, el bajista, ni Juanjo Peralta, el guitarrista que Clara comparte con Flxwxrs. Ella cantaba acompañándose de una guitarra. Materia fue la canción de inicio y cada nota y arreglo de esta versión acústica los sentí más ricos, expresivos y sueltos incluso que en la versión grabada, que es el último single que tenemos de ella y que podéis escuchar en la playlist del 2023 de nuestra web.
Amor pagano fue una canción emotiva y etérea, y a pesar de tener la banda tan recortada, supieron hacer que cada frase musical en la orquestación reflejara algo que estaba pasando en la letra. Me gustó mucho esta versión. Y me dejó preparado para sumergirme en su música y dejar que mis sentidos se agudizasen con ella, pero es que con Clara es imposible entrar en los detalles para una buena percepción de su arte, porque es asombroso como ella misma se auto sabotea. Ayer me sacó una sonrisa porque escuchándola recordé lo que había escrito Horacio en la crónica de su concierto en la Hollander sobre su excesiva charla entre una canción y otra. Ella misma reconoció aquí que hablaba demasiado, pero incluso así no era capaz de parar de hacerlo y se pasó charlando once minutos de los veintiséis que estuvo sobre el escenario. Se despidió con una primicia, la canción Cobarde, un oleaje de pop de cámara tan sonoro como las propias palabras que cantaba. Le ayudamos en el estribillo, repitiendo el título de la canción con ella, y la verdad es que no quedó tan mal la experiencia como suele suceder normalmente. El final tiene un ritmo con aires de vals en el que destaca el violín y Clara deja notar su voz muy bien, aunque creo que si en lugar de tararás, cantase una letra bonita la canción se convertiría en una de las mejores de su repertorio.
A Clara se le nota fascinada con el arte de escribir canciones y se ve que se preocupa profundamente por la letra de ellas, de ahí esa observación mía sobre el final de Cobarde; y además con su destreza técnica las adorna muy bien. Las estructuras son geniales, musical y armónicamente están muy bien, las palabras bien trabajadas… las que canta, digo; porque las que habla le dan un filo romo a la punta del cuchillo que nos clava en el alma, que de otra manera sería enormemente incisivo.
El mes que viene volveremos al Sofar Sounds. A ver con qué sitio y qué artistas nos sorprenden esta vez.