- Coyote Zora edita una nueva canción, en su línea de reivindicación medioambiental, llamada Un elefante en la habitación, acompañada de un videoclip que potencia su mensaje ecologista
Las guitarras puestas al servicio de las reivindicaciones medioambientales. Coyote Zora nos advirtió hace unos meses sobre el Futuro incierto que nos espera, a través de una fantástica canción que llevaba ese mismo título. Uno de los mejores papeles que puede atribuirse a sí misma una banda de rock es la de activista emocional, haciéndose eco en sus letras de un mensaje ecológico y social que despierte conciencias en cualquier segmento generacional. Y con la nueva canción que tienen disponible para su escucha desde poco antes de navidad han dado otro paso adelante en ese activismo. El ecosistema tóxico se quema y nuestro mundo se derrumba ante la embestida del elefante, una de las imágenes visionarias, de extraña arquitectura interior, que se entrelaza con otras barrocas, grotescas, sonambulescas, delirantes… dragones, murciélagos, gusanos… dando forma a una canción apocalíptica y cancerosa, empapada de pesimismo, que dibuja un mundo de ambigüedad en el que la actitud predominante es el dolor, única respuesta a la nueva realidad, horrible, que lo desintegra.
Las guitarras de Candi Murillo y Nacho Pujol abren la canción, comenzando a construir el tejido visceral sobre el que se va desarrollando posteriormente; el bajo de Daniel Risco y la batería de Manuel Escacena apuntalan el mensaje del texto que canta Candi, que quiere ser una pócima para exorcizar al planeta. Un elefante en la habitación es una canción seria y vertiginosa, inspirada en el punk, portadora de la llave de la puerta a un universo alternativo en el que las bandas de rock abandonan los intentos de filosofar en aras de una subversión real.
La grabaron Candi y Nacho en Zoraestudio, instalaciones de las que la banda es propietaria, y allí mismo la mezcló Alfonso Espadero, para que posteriormente la masterizase Jordi Gil en sus estudios de Sputnik. El video ha sido realizado por Carlos Vargas, a través de Specimen Audiovisual.
La portada del single es un diseño de Manuel Escacena, del que él mismo nos explica el significado. «El amor sobrevive a cualquier holocausto nuclear. Y así he querido reflejarlo».
Manuel tampoco está demasiado de acuerdo con mi visión pesimista de la canción. «No la he escrito en tono de pesimismo, sino de todo lo contrario, de optimismo; porque aún siendo una denuncia de algo malo, esa maldad es tan evidente como la de un elefante dentro de una habitación, o del asiento trasero de un seíta. Como colectivo somos lo peor, dentro de las especies conocidas, y aquí estamos unos pocos para ponerlo sobre la mesa, porque ese es el primer paso para evitar que suceda. O simplemente, si no lo podemos evitar, sí que lo tenemos que gritar. Nos dirigimos a las nuevas generaciones, a la gente nueva que puede cambiar las cosas: nuevos colectivos con nuevos referentes».
Trece meses han pasado desde que Coyote Zora diesen el primer paso de su carrera musical con una canción cuyo título era premonitorio: Sin saber lo que falta. Nada sabían; ni cuánto faltaba para editar el disco del que adelantaban esta primera canción, ni cuánto faltaba para comenzar a dar conciertos una vez que las circunstancias lo hicieran posible… pero el futuro se fue despejando y ya sabemos que solamente les falta una canción por lanzar para completar las siete que van a componer su esperado primer disco. Un elefante en la habitación es la que hace la número seis de ellas y es en la que la banda quiere centrarse ahora totalmente, por lo que mantienen en secreto el título y la temática de la séptima, que tendremos que esperar algunas semanas más para conocer.
Será a finales de febrero o primeros de marzo cuando esté disponible esa séptima y última canción de su disco, que se lanzará también apoyada por un videoclip. Cuando el disco, que todavía no cuenta con título definido, se lance, se cerrará la primera etapa de la banda, que sin solución de continuidad dará paso a otra, a la que ya están poniendo cimientos con las canciones nuevas que están grabando en sus estudios, que son diez más. Con ellas y las ya conocidas, Coyote Zora ha podido armar un repertorio de algo más de una hora, suficiente para comenzar a dar conciertos en cuanto se cierren del todo las fechas que están negociando para los próximos meses. Conciertos que, entre la experiencia interpretativa de sus cuatro componentes y la enorme calidad que están demostrando en la composición de sus canciones, van a ser de los que marquen una nueva época en la escena del rock sevillano.
