- El (de nuevo) trío Lead Coffin cuestiona la cultura autoritaria de nuestro país en su último EP, La constante macabra
Nos resulta complicado –somos dos– seguir toda la actualidad de la intensa y extensa escena musical sevillana y no siempre disponemos del tiempo y el ánimo necesarios para abarcarlo todo. De ahí que andemos de vez en cuando rescatando algunos de los lanzamientos que arrojó el tramo final del pasado año y que se nos habían quedado en el tintero o, en este caso, la libreta. Al menos, los más relevantes, que a nuestro disonante criterio pueden ser, por qué no, los más minoritarios o underground. Sirva este circunloquio para introducir el más reciente trabajo de los siempre irreverentes Lead Coffin, quienes por cierto han regresado al formato original de trío –Jesús Romero Sr. Gzú (bajo y voz), Miguel López Sr. GrinderMassive (guitarra y voz) y Javier Blanca Sr. Longo (batería)– tras la marcha de Juan Ferrando Sr. Juano (voz) el pasado verano. Se trata de un nuevo epé que lleva por título La macabra constante y en el que dejan claro que, al menos para ellos, las autoridades carecen de eso mismo, autoridad.
Nos lo explican ellos mismos: «Consideramos que existe una constante habitual dentro de nuestra cultura, y es la constante de que unos ejerzan su autoridad sobre otros sin que quede claro, a veces, de dónde mana tal autoridad y quién la otorga«. Así de claro. Aunque todavía van más allá y concretan: «Con ese título, prestado del ensayo del pedagogo André Antibi, desarrollamos siete temas que cuestionan la cultura autoritaria de nuestro país. Autoritarismos en diferentes formas: del sistema educativo sobre su alumnado y de la propia familia sobre sus hijos, de las fuerzas de seguridad sobre la ciudadanía, de las diferentes religiones sobre sus acólitos, las ambiciones de poder de la clase política, de unos sectores sociales sobre otros más desfavorecidos; incluso, dentro de nuestro ámbito musical, señalamos a aquellos que se creen poseedores de la verdad y de la ortodoxia de cómo se debe hacer nuestro estilo y qué normas de conducta consideran ellos permitidas». Vamos, que no dejan títere con cabeza, muy en su estilo.
En lo que concierne a lo estrictamente musical, estos siete temas grabados entre 2020 y 2021 en el estudio que tiene la banda en Sevilla y masterizados por Francisco Liaño en los estudios Treboada de La Coruña se aproximan a lo que se puede definir como crustcore, si bien en algunas de las piezas el combo inserta elementos de músicas ajenas a este ámbito, como son el jazz o la música del Renacimiento, siempre para reforzar el tono sarcástico de las letras dentro de la temática que se está tratando. Esto sucede en un par de canciones y es por esas incursiones de otros géneros musicales por lo que el trío ha tirado de colaboraciones: en Como el ojo del culo se aprecian el contrabajo, la guitarra acústica y los coros que aporta Rogelio López, el saxo de Óscar Clavijo e incluso una armónica, aunque esta es soplada por el propio Sr. Gzu; en Catecismo palmariano, tema que cierra el lote, participan el tenor Julio López, la soprano María Jesús Pacheco y la contralto Raquel Batalloso, completando el bajo de Carlos Cansino el elenco de apoyos ajenos a la banda. Aunque no podemos dejar de añadir que Ana Cáceres –vocalista en Carne de Perro– realiza coros en buena parte de los cortes del disco.
La idea inicial era sacar este trabajo en formato físico, pero en plena pandemia la búsqueda de un sello que diese un paso adelante resultó infructuosa y se optó por colgarlo en el perfil de Bandcamp de la banda. Sin embargo, recientemente el trío recibió la propuesta de participar con todos los temas del epé –al fin y al cabo no alcanzan los quince minutos; ya hemos destacado alguna vez que Lead Coffin son de los que piensan que lo bueno, si breve…– en un split junto a otras tres bandas (Ziénaga, Colgate Total y Rüina Püra) que respaldarán los sellos Hecatombe Records, Fuzz y Miskatonik Records, entre otros que se van sumando a la iniciativa.
Una vuelta de tuerca más en la ya considerable discografía de estos trituradores, pues desde que arrancaran allá por el año 2014 han puesto en circulación once lanzamientos, siete excluyendo sencillos, entre los que se encuentran demos, epés, un compartido y un LP recopilatorio, al tiempo que el estilo ha ido evolucionando desde el grindcore, en los primeros trabajos, al crustcore en los más recientes. Y todo ello sin descuidar el mensaje de las canciones, pues la temática de la mayoría de las letras tiene un carácter social y crítico a la cultura nacional, siendo conceptuales la mayoría de sus discos. Vamos, que a estos tíos no hay quien les calle… afortunadamente.
Foto de cabecera: Savage Sioux.