- Huesos es el primer álbum de Verano Cruel, que comprende una decena de cortes deliciosamente lánguidos
No siempre, no para todos, la temporada estival remite a sol, alegría, playa, amor, relax, fiesta… o sí, pero en cualquier caso todo tiene su envés: el verano también puede ser deprimente, doloroso y despiadado. Y esa es la sensación que transmite el álbum de debut del quinteto sevillano Verano Cruel, que salió a la luz –y a la sombra– el pasado 10 de julio, para así ser degustado y disfrutado en la estación donde los sentimientos más se vienen a flor de piel. Huesos, que así se titula esta colección de canciones honestas como las de toda la vida, rezuma pop de altura y hondura, de ese que duele y cala hasta el tuétano.
El disco tiene diez canciones con letras en castellano que relatan historias que suceden en los márgenes poco iluminados de la realidad. Por ejemplo, All-Inclusive es una oda a las vacaciones distópicas de una pareja de antihéroes de la clase trabajadora (él es electricista/ella envasa canelones); El día en que el mundo aguantó de pie habla de cómo el suceso más insignificante puede hacer que todo cambie; Cucurrú son episodios que suceden bajo la luz desangelada de un portal de madrugada; Olivia es una canción sobre una chica imaginaria que hace naufragar una relación… Huesos es un disco ecléctico, con géneros que incluyen el spoken word en Cuento de invierno, el funk triste en Verano cruel, la rumba mariachi en Cucurrú, o la oda funk-mutante sincopada en All-Inclusive.
Ya te los habíamos presentado en el mes de abril, cuando mostraron los primeros frutos del trabajo realizado desde que la banda se formara en 2020, en plena pandemia: un primer doble sencillo con los citados temas Olivia y All-Inclusive y un remarcable concierto de presentación en la Sala Malandar acompañando a Pinocho Detective sirvieron para ponerles en el escaparate.
Entonces ya te advertíamos de la condición de banda novel y al mismo tiempo experta de Verano Cruel, surgida por iniciativa de un músico sevillano bien conocido como es Enrique de Justo, pues en los años noventa formó parte de Los Relicarios y en el año 2000 montó, con Santi Amodeo, Lavadora, un supergrupo del que fueron miembros algunos de los músicos más conocidos de la escena local, como Jordi Gil, Miguel Rivera, Javi Vega, Manolo Solo y Chencho Fernández. Con Lavadora firmó las bandas sonoras de algunas de películas más relevantes del cine andaluz, como El Factor Pilgrim, El Traje, Astronautas, Cabeza de Perro, o Quién Mató a Bambi.
Tras una etapa enfocada en la música de cine, Enrique decidió a finales de 2019 que era el momento de volver a lanzar un proyecto de canciones propias y para ello se rodeó de otros curtidos músicos como el guitarrista Pepe Maestro (quien pasó por Blusa), el bajista Pedro Ortega (antes con Nacho Camino), el baterista Miguel Ángel Goyo Campos (antes en All la Glory o Roper Casino) y la saxofonista Mercedes Bernal (ex La Banda de la María). Un quinteto que ha ido forjando a fuego lento este álbum, aparecido tras dos años de trabajo y luego de haber sido grabado a lo largo de 2021 en Estudios Niñoperdido: «Tenemos la suerte de contar con nuestro propio estudio, y eso ha hecho posible trabajar los temas de forma iterativa hasta que cada canción ha encontrado su tono propio, cosa que no hubiéramos podido hacer si hubiéramos estado contando el tiempo en un estudio normal. Ha sido un proceso reposado y artesanal durante el cual las canciones han ido creciendo en el estudio», explican.
La propuesta de Verano Cruel se distingue por su vocación literaria, con letras en castellano que parecen mini-relatos, contados con un fino sentido del detalle y evidentes trazos de ironía. En ese aspecto, la canción Casa de campo contiene por ejemplo algunos trozos de frases sampleadas de Una temporada en el infierno del poeta galo Arthur Rimbaud.
En lo musical, además de la instrumentación básica de batería, bajo, teclado y dos guitarras, la banda incorpora una sección de vientos, que insufla potencia a una parte de los cortes del disco. Así, al saxo alto de Mercedes Bernal se añade el saxo tenor de Luis Navarro, apreciable en temas como el propio Casa de campo o All-Inclusive. No es la única colaboración en el disco, pues Jordi Gil toca la batería en el tema Limones, y Elena Fernández hace coros en Olivia.
Fotos: Mercedes Moncada