No hace mucho teníamos noticias del primer EP de una banda sevillana, nueva en su andadura, pero con componentes de ya amplia trayectoria en la escena musical local. El disco se llamaba El verano invencible y venía firmado por Espejos Negros. Hoy los traemos a nuestra web porque hace unos días que el EP se encuentra a disposición de todos en Spotify y hemos querido hablar sobre él y sobre el grupo con su artífice, Agustín Gallardo.
«El grupo es una continuación de lo que yo hacía antes en Surpop», nos cuenta, «una banda que había quedado un poco olvidada aunque no oficialmente terminada porque había quedado pendiente el trabajo del último disco. Yo ya había comenzado a trabajar en otros sonidos e incluso había montado otro grupo que se llamó Deletérea, con Arancha León al bajo y Antonio Gavilán a la batería, que no sonó demasiado, pero que me sirvió para desarrollar el sonido que yo estaba buscando a partir de entonces, con más efectos de guitarra, rollos ambientales, psicodelia, cosas que forman parte más de lo que he desarrollado ahora».
Pero nada que se ha hecho con amor puede dejarse atrás, por eso Agustín no había dicho aún su última palabra con Surpop. «Aparte de este nuevo proyecto conseguimos sacar adelante el último disco de Surpop y la banda comenzó a funcionar de nuevo, pero hubo un momento en las navidades anteriores a las pasadas en que comencé a componer algunos temas que me iban saliendo así de pronto, que son los que dieron forma a este primer disco de Espejos Negros».
«Yo ahí todavía no tenía claro, ya que como ahora Surpop estaba funcionando realmente bien por primera vez, si esas canciones eran una continuación de Surpop o no, pero como poco después teníamos una actuación pendiente y tuvimos que suspenderla fue cuando decidí que lo que realmente quería era formar un proyecto nuevo y que iba a buscar gente nueva para esa otra historia. Y a partir de ahí comencé a dar forma a la idea de montar el nuevo grupo y fui contactando con gente interesada en sacarlo adelante conmigo. El primero fue Manuel Escacena, el batería, luego estuve algún tiempo buscando bajista hasta que contacté también con Manuel Begines Villa, el bajista de Beladrone, al que conocía a través de Patti, su mujer, aunque como estaba muy liado con proyectos propios en principio la idea era que solo participase en la grabación de las cuatro canciones. Después contacté con Leti González, la teclista, que era mi compañera de trabajo el año anterior en el instituto de Rota. A partir de ahí comenzamos a trabajar en la grabación del EP con Paco Lamato, de Happy Place, en la producción, con el que tengo mucha relación y es parte esencial del sonido conseguido; Paco es una persona que ha sabido coger mi idea muy bien. Y empezamos a trabajar en la grabación del disco mientras yo seguía componiendo y tengo ya material de sobra para más proyectos».
Cuatro canciones de gran calidad con las que Agustín lleva a su terreno sonidos muy diversos que le han influido desde siempre: empieza con la naturalidad de las baladas de amor en Cerca de ti; luego Agradecido comienza con un ritmo Motown a lo Rare Earth para convertirse de pronto en Blur y extenderse en las melodías oscuras de Joy Division interpretadas con la claridad de New Order. En la tercera, Sin apego, es como si a los Stones le hubiesen puesto en blanco y negro el arco iris de She’s a rainbow y para terminar, Zenobio podría haber sido la pieza que hubiesen grabado los Cream tras la última batalla campal de Ginger y Jack.
«La presentación del disco iba a ser el 26 de marzo y se ha aplazado en teoría para el 28 de mayo, aunque dudo yo que sea posible que pueda hacerse en esa fecha y seguramente tendremos que dejarlo ya para el final del verano. La previsión era que tras la presentación entraríamos de nuevo en el estudio para grabar otros cuatro temas, ya con la idea de sacar un segundo EP, y aunque los dos saliesen como EPs en digital, pero hacer posteriormente una edición en vinilo de los dos juntos, como si fuese un LP, y ya también ir buscando un sello discográfico que diese apoyo a la historia».
Una vez terminada la grabación de este primer EP, Villa dejó de formar parte del grupo y cambiaron de bajista, entrando a formar parte de él Juan Jiménez, con muchos años de rodaje tras él en bandas como Hébridas o Sr. Chinarro. Y mientras se va arreglando el asunto de los conciertos una vez que superemos la pandemia Agustín irá combinando dos formatos bien diferentes, el de tocar por una parte con la banda completa y por otra en solitario, con su guitarra y sonidos pregrabados, para ir adaptándose a los diferentes sitios en los que pueda ofrecer su música.
En este formato en solitario ya se manejaba con soltura antes del confinamiento y tuvimos ocasión de ser testigos de ello tanto en las despedidas de la Taberna del Corto Maltés como en el concierto en el Café Entrelíneas, donde nos ofreció varias de esas canciones nuevas que mencionaba antes, como Despertar o Tu forma de mirar, piezas desarrolladas de forma psicodélica, que formarán parte de su segundo EP junto a Si no hay amor, que también interpretó uniendo el fino desarrollo de Brian Eno con la guarrería de Neil Young, junto a otras en las que vuelve al pop y que se guardará para proyectos más lejanos en el tiempo, como Mar adentro y Piel con piel.