Uno de los músicos más inquietos del underground local, Miguel Palou nunca deja indiferente con sus lanzamientos a través de su proyecto Doce Fuegos. Su más reciente trabajo lleva por título Variación sobre Juan de Yepes y consta de una pieza de casi diez minutos de duración que a su vez responde al nombre de Canción entre el alma y el esposo. Se trata de una reinterpretación de Saetas de San Juan de la Cruz, que Niño de Elche incluiría en su célebre Antología del Cante Flamenco Heterodoxo.
Esta nueva referencia, aparecida el primer día de junio en el Bandcamp de Doce Fuegos, es una grabación en directo realizada el pasado mes de mayo en el Laboratorio de Hermes Trismegisto. Palou pone los violines y la voz a una obra comisionada por la Revista Rock I+D, y que ha sido publicada en el nº 1 de 2020. La grabación va acompañada de un extenso texto, asimismo publicado en la edición digital de dicho número de Rock I+D.
Reproducimos a continuación un largo extracto del mismo, pues merece la pena su lectura, en el que Palou asevera: «Resulta interesante el modo en que en el disco de Antología del Cante Flamenco Heterodoxo se han acercado a la cuestión de cómo cantaban en la Hermandad de los Gitanos saetas usando autores clásicos de la literatura hispánica. Pero la poesía de San Juan de la Cruz también conlleva una historia de interactuaciones. Concretamente en Canciones entre el alma y el esposo somos testigos de cómo se ha transformado en metáfora el locus amoenus, la Arcadia en que los pastores y las ninfas de la cultura antigua hablan de amor, en la búsqueda de la unión espiritual con Dios, en el amor ascético. Escuchar la Saeta de San Juan de la Cruz se me antojaba como ir al acto atemporal del canto, en que existe una poesía implícita en el sonido que apenas deja escuchar las palabras a través de la reverberación de una bóveda (representación del cielo) o cueva (el vientre de la Diosa Madre). Los versos escogidos de este cántico, en que parece expresarse el desconsuelo del amor huido, a través un palo como la saeta, expresión de “desahogo” de tensiones, como diría Núñez de Herrera, y desgarro emocional y el dolor –expresión de esa extraña unión de amor espiritual y carnal hacia una virgen dolorosa o un crucificado–».
Y prosigue: «Me planteé como inspiración esa confusión de lo carnal y lo divino expresado en la atemporalidad del canto y la poesía, para viajar en el relato eterno del amor, la vida y la muerte, partiendo del ritmo como acto creador. El rapsoda recita al ritmo que marca su bastón y el cantaor canta la de los nudillos en la mesa; el cantor medieval entona al latir de los corazones, que busca el amor o el misticismo (¿o son quizás las dos a la vez?); Kraftwerk declama robóticamente al ritmo del medidor Geiger y del código morse, creando su nueva cultura. Es el ritmo lo primero que un feto escucha, el latido de su madre, y en el vientre-cueva es donde surge o se escucha su llanto melódico universal y original, que va haciendo eco de los sentimientos. En ellos, emerge luego la palabra, la búsqueda de la amada, la Musa, la que está presente en la naturaleza y que representa la vida. Es esta parte del cántico de San Juan de la Cruz una evocación al amor y al origen y final de la vida, el pulso que nace y muere. Ahora, es el turno de quien oiga esta melodía, este ritmo, o descifrar la declamación ahogada, continuar con el relato, con el canto, y seguir creando».
Musicalmente, Doce Fuegos bebe de diversos géneros como la música drone (grupos como SunnO))) o Earth), el dark wave (Dead Can Dance, Current 93), y de la experimentación sonora de la escena noise neoyorquina (Sonic Youth, Glenn Branca, Swans), de la psicodelia rock-folk (Comus, The Velvet Underground) y del post-rock(Godspeed you! Black Emperor, Warren Ellis). Todo ello bajo una atmósfera inspirada en el metal extremo, especialmente el black metal atmosférico (Burzum, Drudkh), el minimalismo y la música antigua y étnica. Bajo esas premisas, el proyecto arranca en 2018 con [O] I, cuyo objeto es fusionar las ideas del tiempo y de la narrativa con la improvisación a través de una narración sonora para la construcción de símbolos y relatos propios y comunes. Una sola pieza de 18 minutos grabada por Miguel Grindermassive (Lead Coffin) y mezclada por Ignacio García Velasco. Poco después completa ese disco [O ] : Demos recording, editado en casete por Big Riff Records. Se trata de una pequeña selección de poemas sonoros cosmogónicos.
Los planes de Miguel Palou pasan por publicar un nueve epé de forma inminente. Si es así, daremos cuenta del mismo gustosamente.