Hierve de furia Sara Prieto, luz perdida en la luz; quedamos prendidos cuando arremete irracionalmente. A medida que la música de Docka Pussel se desvía de la compresión claustrofóbica al rugido potente, Sara murmura, gime y aúlla; parece como si le doliera por dentro cuando se sacrifica hasta los extremos del tumulto y se convierte en Zack, produciéndonos la rara ceguera que nos borra del mundo. Underdogs, el tercer disco de la banda, está lleno de texturas transparentes y ruidos chirriantes; las nuevas canciones utilizan los materiales que ya nos eran familiares: disonancias de la guitarra de Óscar Molina –Öjka, cuando enquicia la oscuridad-, el bajo de Isaac Villa, que raspa el fondo cuando es Floho, la batería de Luis Ruíz, capaz de transformarlo todo en una cacofonía entrecortada, la voz de Zark cuando se permite ser la Sara melodiosa que a veces acerca las canciones a poderosas baladas metálicas; siguen combinando la duda propia del grunge, la rabia del punk, la fuerza del heavy metal y siguen siendo deliberadamente abrasivos y hasta brutales. Sin embargo, en este disco hay sutilezas hasta cuando te rompen el cráneo, confirmando que Docka Pussell hacen esta clase de metal mejor que nadie de por aquí; son los que mejor traducen las pesadillas en emoción.
También muestran cierta versatilidad legítima; si escuchas Violent Delights apreciarás partes que no pueden ser más diferentes. La banda suena tranquila, casi delicada, deambulando por pasajes apacibles, y de pronto irrumpe en asaltos totales que hacen de ella una de las canciones más agresivas e intensas que Docka Pussel haya hecho hasta ahora. En el disco tienen incluso bases electrónicas en algunos rincones, como el inicio de November, con su montaña rusa de cadencias, entre la musicalidad y el salvajismo, que la hacen un sustancial compedio del sonido de todas las demás. Una de las piezas mejores es Undone, que comienza como si estuviesen afilando su machete favorito para usarlo, seguidamente, contra ti. Y ten cuidado si te pones el disco para escucharlo en el coche, porque comenzarás despacio con la introducción, Drown, para pisar el acelerador a tope cuando comience a sonar My Crystal Will; sin darte cuenta habrás pasado de la conducción señorial a la deportiva, que podría costarte algún disgusto con la autoridad viaria. Y si November es la síntesis del sonido de todo el disco, Disomnia es la sublimación, el Santo Grial del sonido de Docka Pussel; la canción que te pone en posición para que la que le sigue, Shaman’s Howl te patee el hígado con un efecto devastador.
Underdogs es un disco que muestra que aún queda en esta banda mucha originalidad por explotar, que no han renunciado a desafiarse a sí mismos. Este disco tiene el sonido más consistente de los tres que llevan editados. Un lanzamiento mucho más cohesivo y seguro, cada canción tiene su propia personalidad distintiva, pero se ajusta consistentemente con el tema y el sonido general; la banda logra la perfección, el equilibrio, canalizando la agresión de la vieja escuela con aventura e innovación.
La grabación y producción han corrido a cargo de Rafa Camisón en sus estudios de Jerez de nuevo, pero esta vez la mezcla y masterización las han hecho con Max Morton en Kiev, parece que a pesar de las circunstancias por las que atraviesa Ucrania, porque en los créditos figuran fechas de finales del año pasado y principios de este; tengo que preguntarles por qué.