Sofar Sounds Sevilla (Tatín Muriel + Nia Dahl + Ralxx.me & Losoho). Rocódromo Rock & Wall. 5 de marzo de 2023
La edición del Sofar Sounds Sevilla de ayer tuvo lugar en uno de los sitios más espectaculares de los últimos meses, el rocódromo Rock & Wall, que está, además, situado en un sitio bastante frecuentado por los músicos, porque al ladito tiene los locales de ensayo de Calle 32, en el polígono industrial que hay entre San Pablo -frente al barrio C- y Los Arcos. Gracias a su amplitud, también pudo reunirse una cantidad de espectadores mayor que en las ediciones más recientes.
Este rocódromo nació hace ocho años, según nos contó uno de sus responsables, de la mano de cuatro chiflados de la escalada, apasionados de la montaña, que pusieron los cimientos para que esta estuviese presente en la ciudad. Desde entonces, este local se ha ido expandiendo y es un sitio de encuentro abierto a todo el publico que quiera disfrutar de la escalada deportiva, que quiera aprender y encontrarse con gente afín a ellos. Aquí se unen la naturaleza y el deporte, además de estar abiertos a la acogida de otros eventos, como este de hoy, netamente musical.
Como siempre, no conocimos los nombres de los artistas participantes hasta que llegamos allí, rondando las siete de la tarde, que resultaron ser Tatín Muriel, Nia Dahl y Ralxx.me & Losoho. Se preveía, pues, una velada de descubrimientos, porque a mí, al menos, solo me sonaba un poco el primer nombre, de verlo asociado al de Tero Heikkinen en algún tema grabado por este en su proyecto de Future Arc, siendo el segundo el de una chica granadina a la que iba a escuchar por primera vez, a pesar de que tiene en circulación un disco producido por Agua Sancruz. El dúo que aparecía en tercer lugar del cartel lo componen dos músicos de la periferia sevillana, el segundo de los cuales, Losoho, incluso ha estado hace algún tiempo poniendo copas en el bar La Antigua, de Utrera, en el que la noche antes había estado yo precisamente asistiendo al concierto de Coyote Zora.
Tatín Muriel se presentó en formato de trío, junto a Lu Vegas, que le acompañó en una segunda voz, y Paco Jacome, al bajo eléctrico, a quien hemos visto ya marcando el ritmo para Cenit, My Yellowstone o Suso Díaz & The Appaloosas. Tatín ponía la voz principal y manejaba una guitarra eléctrica y una consola con teclados y efectos, desde la que lanzaba también algunas bases. Comenzaron con el más reciente de los dos singles que tienen en las plataformas de escucha, Los hombres también lloran, una canción con un groove de neo soul muy a lo Curtis Mayfield, que rebajaba el tono en la siguiente canción, basculando más hacia el lado lírico… ya no estás de moda en mi cabeza, dando vueltas… De moda se llamaba esta otra, todavía inédita, pero que también formará parte del disco que está preparando, como las dos que le conocemos. Cuando entró la voz de Lu el armazón se había venido un poco abajo, pero lo remontaron al final y Tatín remató la canción muy bien con su forma de tocar la guitarra, discreta, sutil y bellamente equilibrada; en la canción anterior mostrando ese equilibrio en el ritmo y al final de esta en la dirección.
En Gris nos invitaron a participar con ellos, sin demasiado éxito, todo hay que decirlo, y el protagonismo se quedó en Lu y en Tatín, acurrucando sus voces una al lado del otro, para crear un patrón impregnado de soul, no demasiado vistoso, pero preciso y deliciosamente funky. Con suaves acordes de guitarra comenzó Otra vida, un testamento intenso del desamor, con una inocencia que goteaba de cada nota que cantaba Tatín; una canción muy buena, inédita también, que muestra su progreso como compositor, subiendo mucho el nivel sobre la primera que lanzó, que es con la que cerró este concierto, Lo que no ha roto el amor, de ritmo suave, con un piano contenido y cuerdas de guitarra y bajo calmadas y discretas, que cambió el tono cuando la gente comenzó a acompañarla con palmadas. En poco más de veinte minutos nos mostraron una variedad de emociones e ideas complejas sobre el amor que en muchos momentos lograron conmovernos con el telón de fondo dramático que tejían.
Nia Dahl, solo con su voz y una guitarra acústica, trajo odas a la vida y a la naturaleza, de una manera misteriosa y elusiva, que comenzaron con Susurros de Gaia, para seguir con Cíclica, dos canciones contenidas en el disco Luciérnagas, que sacó durante el verano del 2021. La naturaleza, la muerte y el amor conforman el corazón y el alma de la tierra, de la que todos formamos parte y Nia vino para hacernos saber que la verdad se come al miedo y nos hace libres, con su visión personal e introspectiva, que nos hizo llegar con una voz tan dulce que contrastaba con la profundidad de percepción que requerían sus canciones.
A final de mes tiene previsto Nia editar un segundo disco, en el que también está trabajando como productora Agua Sancruz, que es la habitual técnica de sonido de Sofar Sounds Sevilla. Un torbellino melancólico marcó el tono de otra canción, Mirror, en la que Nia consiguió crear lo que parecía una conversación íntima entre ella y nosotros, a pesar de que fue la única de las cuatro que interpretó en inglés. Esta es una de las que formará parte de este segundo disco, del que nos adelantó también la siguiente, con la que cerró su recital. Se llamaba Elementos y hablaba de aire, fuego, símbolos agridulces en nuestras vidas que están presentes tanto en los momentos de alegría como en los de tristeza, acompañados por una guitarra que cambió de registro varias veces en la misma canción. Nia trasladó sus emociones a los oyentes con el vivo lirismo que estaba siendo el protagonista de la noche.
Después de ella Ralxx.me & Losoho tuvieron un concierto accidentado. Una de las entradas de la tarjeta de sonido que les conectaba a la mesa de Agua no quería funcionar adecuadamente y se cargaba el sonido que recogía el micrófono conectado a ella. Su propuesta es muy interesante, quizás no tanto la de la primera de las piezas que interpretaron, C’est fini, como la de la segunda, Lâ florê. Aunque gran parte de ello podía tenerlo el hecho de que los fallos mencionados se cargaron todos los efectos de voces de Losoho, con un micro enmudecido, que tuvo que abandonar para terminar su parte vocal adelantándose en el escenario y haciéndonosla llegar sin amplificación alguna.
Lâ florê comenzó con la trompeta de Losoho sobre unos samples de voz -me pareció la de Lola Flores– deslucidos por el ruido que generaba la entrada de la tarjeta. Cuando lo bajaron y solo quedaron los ritmos que sacaba Ralxx.me de su ordenador, la intensidad del metal de Losoho, de su melodía cálida y fluida, quedó perfectamente arropada por el pulso electrónico alto que le proporcionaba el primero a través de sus efectos de sonido. Se veía un rayo de luz en el horizonte; el dúo había encontrado su ritmo.
Las dos piezas forman parte del EP que lanzaron en enero, de nombre Florecimiento, que se completa con la tercera que interpretaron ayer, Timu, con la que hicieron que el público se levantase a bailar. Era una pista de club, fluida y llena de bajos, flotando entre el house clásico y el techno contemporáneo sobre la que Losoho se marcaba unos cantes con sabor flamenco a su tierra utrerana, sobreponiéndose a la adversidad técnica con una voluntad digna de encomio, de mucho encomio, que levantó grandes aplausos de agradecimiento y de admiración. De agradecer fue también que para compensarnos un poco de lo chungo que lo habíamos pasado con el primero de los cortes metiesen otro más que no estaba previsto y que no sé -aunque me lo pareció- si lo improvisaban un poco sobre las bases de El aura, el single más reciente que tienen, prácticamente recién estrenado, aunque bajo el nombre solo de Ralxx.me. Una pieza de techno con una atmósfera profunda de garito de la escena de Colonia, que terminó por levantar del acolchado suelo -recordad que tiene que evitar daños en las caídas de las paredes- a todo el público y ponerlo a bailar.
Y así, la música de cromo negro pulido fue liquidando la noche y dejando atrás otra edición del Sofar Sounds, a la que ya se le procurará buscar continuidad aunque en abril las fiestas de la primavera sevillana no dejan prácticamente domingos disponibles. Pero todo llegará. ¿Qué tal si intentamos otro el último domingo de marzo, por si acaso?