Evil Monkey Conga Party (Sweethearts from America / Tupelo Bound / Branquias Johnson / Lucro). Sala X. 4 de mayo de 2019
Anoche estuvimos en la Sala X asistiendo al Evil Monkey Conga Party, la fiesta montada como alternativa al pescaíto ferial por el sello Discos Los Desheredados. Y aunque en realidad nos la tomamos como apéndice final de la otra fiesta de cumpleaños que llevábamos con nosotros, al menos queríamos dejar constancia de la diversión vivida allí y del buen hacer de las cuatro bandas participantes que forman parte de la escudería desheredada. Y sobre todo mostraros las buenísimas fotos que les hicieron los de Adobo Sound en una sala llena de penumbra rockera, a la que no llegaron las alegres luces de unos kilómetros más al sur.
La fiesta terminó con Lucro, la banda de la sierra de Huelva que estaba también de estreno de su videoclip que tienes aquí al pie del artículo y que cerró la aventura de energías oscuras terminando de llenar la noche de sensaciones embriagadoras en su ruido reverberado hasta la extenuación y la acometida digital de la chica nueva de la oficina, a la que aún no habíamos llegado a ver en directo con la banda. Con ella poseen esa sensación de peligro erótico digital cuando calienta el ruido y palpitan pulsos de teclado en un estruendo de ciencia ficción de resonancias y raras vibraciones. Lucro han asaltado su escaso pasado y lo han reinventado como un nuevo futuro y suenan más actuales y emocionantes que la primera vez que los vimos hace apenas año y medio en nuestra ciudad, cuando la dinámica del ruido cáustico era la que los movía.
Poca cosa podemos decir de Sweethearts from America porque cuando llegamos, estos pervertidos obsesionados con las películas de serie B que de tan primitivos en su sonido psicodélico van a terminar por convertirse en vanguardistas, ya se habían bajado del escenario. Pero por las caras de felicidad y satisfacción que se les veía seguro que su concierto fue tan vivo, divertido, desordenado y francamente peligroso como siempre. Y eso a pesar de que Valentín García, su batería habitual, no pudo asistir y en su sitio se fueron alternando Amanda Palma, que la toca en Primera Comunión, y Álvaro Ortega, de los MayBees.
Tupelo Bound dieron un concierto lleno de fuego y azufre. Sus balas musicales son profundas, oscuras y estridentes y cuando se las disparan al dragón meten con ellas belleza en su respiración de fuego. La suya de anoche fue una buena tarjeta de visita para volver a tenerles cerca en una ocasión en que estemos más atentos a su crepitante peligro eléctrico que a no terminar la noche fiestera demasiado perjudicados.
Branquias Johnson fue quien hizo moverse más a la gente con ese rabioso rockabilly que se gasta, o lo que quiera que sean esas piezas cuando las infecta con el tremendismo de la guitarra y el bombo de la batería que toca a la vez que canta unas letras que creo que me moriré sin llegar a entender nunca nada de lo que dice ni siquiera en una estrofa. Tan monolítico como divertido, presenciando su concierto de anoche uno entiende que en la música eso de los matices es un concepto muy sobrevalorado.
Sobrevivimos a la noche alternativa a la inauguración de la Feria; aunque muchos al salir llevásemos el alumbrao de vuelta a casa.