A finales de 2019 os presentamos a OFLO, el extravagante y a la vez excitante proyecto liderado por Juanma Mora, más conocido como Juan el Cántabro, bajista en bandas como Malefino, Trashtucada o The Trackers y que precisamente hacía girar esta nueva aventura en la experimentación del sonido del bajo eléctrico, lo cual otorga una personalidad muy definida a sus canciones. En aquel ejercicio, antes de que se desatara la pandemia, el trío que completan Carlos Romero (guitarra) y Melchor Hanna (batería) nos sorprendía con dos raciones de temas a razón de media docena en cada una: Porcografía y Esdrújula. Dos epés a los que estos días han añadido un tercero titulado Asco de humanos, esta vez compuesto por siete piezas que vuelven a provocar asombro e hilaridad, demostrando la habilidad del grupo para epatar a base de epés.
En unos tiempos en los que la mayoría de bandas saca los temas de uno en uno para alcanzar mayor repercusión y algunos pocos se siguen aferrando al formato de disco largo o álbum, OFLO en cambio opta por el extended play como fórmula. Tratándose de una banda a la que los calificativos irreverente y sinvergüenza le encajan como un guante, cabe preguntarse si la elección es arbitraria, casual o acaso es por llevar la contraria a la mayoría… «Tengo que reconocer que empezó todo como un juego. Cuando empezamos con el primer EP no lo hicimos con la idea de sacar más, estábamos jugando y pasándolo bien entre amigos. Por así decirlo, no tenemos una estrategia comercial. Cuando tenemos un número de temas más o menos definidos los grabamos y punto», me replica Juan María antes de encontrar aspectos positivos a su no estrategia: «Para mí el formato EP tiene varias ventajas: por un lado, no es tan trabajoso como sacar un álbum de 14 temas; y por otro lado, al sacar varias canciones, el personal no se queda tan insatisfecho como con un sencillo. También te digo que si mañana nos apetece grabar un tema suelto lo haremos».
Esta tercera tanda de canciones se fue gestando el pasado año, aunque no fue hasta finales de marzo cuando supimos de su inminencia, ya que la banda anunciaba en su perfil de Facebook lo siguiente: «Queremos cerrar la etapa de nuestro trabajo Esdrújula y para ello lo mejor que se nos ha ocurrido es realizar un vídeo del tema Esdrújula. Esperamos que lo disfrutéis. ¿Suena a despedida? Nada más lejos de la realidad. En breve noticias de lo nuevo, que entrará como elefante en una cacharrería«, que es una atinada descripción de cómo se percibe la música de este peculiar trío.
Y, en efecto, no hubo que esperar mucho: el domingo 4 OFLO presentaba la portada del nuevo disco y sus canciones ya disponibles en Spotify y al día siguiente aparecía otro videoclip, éste ya perteneciente al nuevo epé. De hecho, se trata del corte que lo inaugura, que lleva por título Hola qué tal. Una elección que resultaría extraña si no fuera porque, insistimos, con esta banda nada obedece a la lógica habitual, pues se trata de una pieza de apenas minuto y medio de duración que, más que una canción al uso, parece la típica intro que algunos grupos colocan antes de las canciones propiamente dichas. En esta pieza audiovisual, Juan aparece como un personaje que, en una oficina donde reina el desorden y a la vez que va comiendo, bebiendo y demás…, va descolgando varios teléfonos de los antiguos –amén de su móvil– para repetir una y otra vez las tres palabras que titulan la canción, con apenas algunos ingeniosos añadidos. Un tema tan escueto como resultón, pues Juanma no ve inconveniente alguno en que no llegue a los dos minutos: «Precisamente por eso la hemos elegido. Es una canción que nos ha permitido presentarnos y lanzar un vídeo que en un par de días está funcionando muy bien. Notamos que a la gente le está gustando«, afirma contento.
Tanto el vídeo que cerraba Esdrújula como este que abre Asco de humanos han sido realizados por Víctor Félix Ríos, más conocido como Félix Copperman por tratarse del líder de Coppermine. «Nuestra relación con Félix viene de lejos, de hecho fue el primer vocalista de la banda Fügu (en la que figuraban los tres miembros de OFLO). Tanto Félix como yo somos apasionados del audiovisual y estamos continuamente maquinando cosas. Es posible que haya una colaboración entre OFLO y Coppermine, la banda donde Félix canta ahora», añade dejando una pista que habrá que indagar. Juanma Mora aprovecha para dar de paso protagonismo a otro buen amigo que ha producido los tres epés de la banda: «Como ves en OFLO somos tres músicos, pero el grupo lo componemos mucha gente, como por ejemplo Jesús Chávez, que siempre nos recibe con los brazos abiertos en su Estudio Pelícano«.
La referida forma de cantar de Juan, más parecida en algunos momentos a una conversación ya sea telefónica o en una barra de bar, establece un nexo entre ese Hola qué tal que abre el disco y la canción que lo clausura, QGE, que no es sino qué gilipollas eres. Si la primera finaliza con un hasta luego, campeón, la última se cierra con un hasta luego… ah no, tú no, que eres gilipollas. Y ello después de uno de los más inspirados fragmentos del disco: Hay gilipollas que van por el aire / hay gilipollas que van bajo agua / pero tú vas por la calle para que todo el mundo te vea, gilipollas. Queda claro que el descaro en el lenguaje es otra seña de identidad, sin reparo alguno en llegar a resultar ofensivos y hasta soeces, como se puede comprobar en temas como Asco, Caballeros del zodiaco o El foxxa orejas, donde utilizan expresiones que no vamos a reproducir; no porque seamos mucho más recatados sino para que te molestes en oír el EP enterito. Por cierto que en Asco hasta nos hacen un guiño, obviamente involuntario, al cantar: y mi mente refleja ilusiones disonantes.
Tampoco tiene desperdicio la canción El rocío, donde dicen: vienen catetos como en manadas / es para ellos fecha señalada. Ellos disparan y avisan de que la banda «se siente cómoda revolcándose en los lodazales de la incorrección política, así que absténganse los espectadores de piel fina», como refleja la nota promocional. En este tema la voz de Juan, distorsionada, junto a la temática folclórica, podría emparentarles con otros grupos sevillanos como Califato 3/4 o Pirámide, aunque en general la contundente base rítmica conecta a OFLO con combos del calibre de Primus, Rage Against The Machine o Pantera. El track que completa el lote lleva por título Así estoy yo, y le pregunto a Juan si se ha inspirado en la famosa canción (Así estoy yo sin ti; de hecho, el estribillo del tema incluye el complemento que indica ausencia de compañía) de Joaquín Sabina: «Me preguntas por el estribillo de Sabina y te diré que ahora mismo estoy intentando mirar en YouTube a qué te refieres… No había escuchado ese tema en mi vida, cosas que pasan». Raro, raro.
Este Asco de humanos, cuya portada «es un trabajazo de un joven diseñador gaditano llamado David (@varelavrl) al que conocimos gracias a nuestro distribuidor de merchandising @caramerlito» según me aclara Mora, se ha visto beneficiado de alguna manera por la nueva normalidad impuesta por el covid-19: «Con la pandemia hemos aprovechado para hacer las cosas con un poco más de calma, en cuanto a letras, estructuras e incluso la selección de las canciones. En cuanto a la inspiración creo que viene de muchas fuentes, pero lo que sí tenemos claro es que tiene que ser todo muy primitivo y visceral, nos guiamos mucho de las primeras ideas y sensaciones», asegura Juanma.
La música de OFLO –retomamos la nota promocional para ir concluyendo– «está inspirada en el punk, pero sus influencias van mucho más allá y sus canciones también beben de otros géneros como el rock progresivo, el metal y el funk. Sus ritmos locos, sus líneas de bajo contundentes y sus guitarras, que trazan unas melodías frenéticas, unidos a unas letras llenas de humor e ironía, hacen de OFLO un grupo inclasificable con un directo muy divertido en el que Juan el Cántabro, el Pequeño Carlos y Melchor Hanna hacen volar a los espectadores». Quien quiera comprobar sus dotes para planear, aunque hoy día sea de forma más metafórica si cabe, tiene una oportunidad de hacerlo en el concierto de presentación de Asco de humanos, que tendrá lugar el domingo 16 de mayo en la Sala Even. Si no el vuelo, al menor la risa sí que está garantizada.