Ylia + Lost Twin + Insert Coin. Ciclo PopCAAC. 20 de agosto de 2020.
Tras el final abrupto del PopCAAC con la cancelación de esta noche debido a la indisposición de una de las chicas de Cariño, la última velada fue la de las sesiones de música electrónica de ayer. Para poder cumplir la nueva normativa y terminar a la una, la noche se estructuró de forma que hubiese cuatro sesiones de una hora aproximadamente cada una de ellas, que comenzasen a las nueve, las diez, las once y las doce, corriendo la primera y la última a cargo de Ylia, la segunda de Insert Coin y la tercera de Lost Twin. Debo decir que entre que llegué al reciento a las diez menos cuarto y lo primero que hice fue dirigirme a la barra y saludar a conocidos, la primera sesión me la perdí casi entera y lo que escuché lo tuve en realidad de música de fondo sin prestarle la atención debida como para poder hablaros de ella con propiedad. Pero de las tres siguientes sí que puedo hacerlo.
Insert Coin es el nombre con el que se presenta el DJ Mike Dubflama para sus sesiones en las que nos lanza, como anoche, fragmentos de efectos y golpes de sintetizador FM durante una hora que en realidad se nos hizo algo larga. Creo que se limita demasiado con ese estilo tan definido, aunque esto sea una apreciación propia más que una afirmación objetiva, hecha en base a que le encontré a la sesión demasiado rollo japonés y poco de sicodelia y motorik, que yo prefiero; aunque sí que creo poder decir también sin equivocarme que fue muy duro para un público no especializado en música electrónica pura como el que había anoche en la pradera del CAAC.
La música que nos llegaba desde la mesa de Mike era un abrazo nostálgico para todos aquellos que somos lo suficientemente mayores como para haber disfrutado con los primitivos juegos de Arcade en los primeros ordenadores Spectrum o Commodore, y nos llevó a un viaje que lo abarcó todo, desde hermosos paisajes hasta ruidosas calles llenas de gente y maquinaria de obras, e incluso lo que más me hizo disfrutar, esa especie de muzak de ascensor del comienzo de la sesión que me recordaba al Brian Eno más ambiental. Sus pulsantes ritmos y melodías eran más que el acompañamiento de un scroll de beat ‘em-ups, y la música logró encapsular una década completa de varios géneros de baile cubriendo desde house de los 90, trance, techno, hasta jungle, gabba y drum ‘n’ bass intenso, demasiado intenso; las frecuencias lanzadas, aun envolviendo mensajes irónicos como el del ya famoso queremos ir a misa, llegaban a cansarte hasta el punto de que supuso un alivio el segmento que nos recordó a aquel disco de KLF de los ruidos de trenes.
En el último cuarto de hora el sonido se humanizó un poco. Fue el momento en el que la chica de la mesa de delante se levantó a bailar, Quentin Gas y su pareja, sentados en primera fila, hicieron ondear sus brazos al aire; era el momento de los sonidos más melódicos de aquellos Arcade Games. Incluso los golpes secos de sintetizador que siguieron lo hicieron con una frecuencia sónica más tolerable. El final, como si Innercity se fundiese en el Good ending de Yuzo Koshiro, fue bienvenido, tanto por la dulzura con que terminó como porque creo que ya todos estábamos esperando el final de la sesión.
Lost Twin, el nombre que usa el sevillano Carlos Rivera Pinto para sus sesiones, comenzó con una música mucho más ambient y más apropiada para escuchar desde una silla; música con el feeling de piezas suyas como Kowloon, 2AM, que me atrevería incluso a decir que sonó también anoche junto a otras de su Twin Talk II. Poned en cuarentena esto que os voy a decir ahora porque no soy yo un gran especialista en música electrónica, pero me dio la impresión anoche de que la gente disfrutó mucho más con Insert Coin y sobre todo con Ylia que con Lost Twin, y eso fue debido a algo tan natural como injusto. Insert Coin e Ylia basaron sus sesiones en sonidos de otros creadores muy contrastados, que ellos mezclaron y trataron con mucho mérito, pero que no dejan de ser composiciones de otros, mientras que la sesión de Lost Twin creo que fue en su mayor parte, por no decir totalmente propia; todos los sonidos que nos lanzaba desde su mesa eran de su creación. Eso, claro, hace que quizás no tuviesen la calidad de los del mencionado Yuzo Koshiro que usó Insert Coin o de los de Luke Vibert, Antonio o DJ Plead que usó Ylia, pero su interés es mayor y su mérito mayor todavía.
Lost Twin terminó fuerte, con ritmos más bailables, mucho más orientados al grime que poblaba su disco Odessa Keys, que no tengo tan escuchado como para asegurar que era el que sonó anoche en esta parte final, pero que aseguraría que así fue porque los breaks que nos asaltaron tenían toda la pinta de ello. Hay quienes llaman a eso hip hop abstracto pero a mí se me parece más al jungle. De todas formas es digna de felicitación la manera de Lost Twin de manejar el crossover de todos estos ritmos del UK garage, sin duda un género que mamó bien durante su estancia en Brighton, y de hacérnosla llegar.
Ylia empezó con unos graves de esos que te golpean el estómago; música para el cuerpo y no para la mente. Siguieron cuchillas lanzadas desde un sintetizador, que se nos clavaron por todos lados. La sesión comenzó muy bien y así la mantuvo, plena de techno sobrecargado y mucho sintetizador y bombo en formas sobrias y expresivas que posteriormente se fueron diluyendo en unos mágicos efectos de sonido, seguramente de la factoría de Loraine James, una productora que debe ser uno de los buenos espejos en los que se mira Ylia. La más bonita estética de la música electrónica se hizo totalmente presente en una agradable y fresquita noche.
Con Ylia tuvimos trip hop, acid house, música disco, todos los subgéneros que faltaron en las sesiones anteriores y que fueron los que más animaron al personal presente, que disfrutó sobre todo con las variaciones de la reconocible Gipsy que la alicantina nos lanzó ya en la recta final de su sesión; pero hasta llegar ahí pasamos por la mejor música de baile mutante que se puede atribuir a Luke Vibert, la armonía creada por el toque distintivo del Hyperfunk de Antonio, los patrones de batería y melodías inspiradas en la música de Oriente Medio convertidos en dinamita para las pistas de baile que es capaz de crear DJ Plead.
En manos equivocadas toda esta mezcla podría resultar en un batiburrillo artificial, pero Ylia montó una sesión poderosa, de las que hacen temblar el suelo cuando no están seguidas por un público que debe permanecer sentado. Se nota que la chica conoce los fundamentos de los subgéneros de la música dance, y los altera de forma impresionante. Acertado fue su fade out emocional hacia el pop, que no pudo tener mejor broche que la aterciopelada voz de Kelela.