- El fin del mundo tal como lo conocemos se acerca. Splvtterhouse nos lo describe en las canciones y videos que dan forma a su nueva obra, The End
¿A dónde vas cuando por fin demuestras que has dominado los tres enfoques creativos que has establecido en tu música? «Definirlo es complicado», se sincera Alberto Etopic; «somos una mezcla explosiva de electrónica, que la ponen Groback y DJ Zeth; una parte de rap, que es la de ALX y 2Tan C’mon y por otra parte el metal, que la ponemos yo mismo a la guitarra y Abel The System tocando el bajo». Una mezcla en la que cada uno de sus componentes mantiene su identidad. Pero hay mezclas imposibles… ¿no? Quizás tengamos que revisar los conceptos físicos establecidos después de escuchar a Splvtterhouse. Abel, su bajista, lo tiene claro: «Lo que hacemos es como si el agua y el aceite se unieran por primera vez formando una sustancia verdaderamente nueva».
En un tiempo de gran inseguridad cultural y global, nunca ha habido un momento más tentador para perderse en la sobrecarga sensorial de Splvtterhouse. El presente eterno se adapta muy bien a todas las bandas inmovilistas, ancladas en el ahora. Pero ese no es el caso de ellos, que se han movido hacia el futuro y han visto que será todo lo opuesto al éxtasis; su línea argumental no predice, sino asegura, que será algo más siniestro. El mundo, tal como lo conocemos, llegará a su fin; en su lugar encontraremos una distopía llena de incógnitas, como en una ecuación en la que, nos dicen en Veneno en el aire, el humano sobra. «Con el cambio climático la tierra está al borde del apocalipsis; el ser humano es una plaga, somos el peor bicho que existe, masacramos a los animales, destrozamos el medio ambiente; la tierra está tratando de deshacerse de nosotros». Las palabras de ALX son la profecía del destino que nos espera, el que Splvtterhouse ha querido reflejar en The End. «El covid, la cuarentena, el confinamiento, han sido cosas reales que han creado miedo y pánico general. Nosotros solo usamos eso a nuestro favor para conseguir lo que queríamos con The End».
The End apareció el día 1 de julio, formado por cinco capítulos que componen la historia del apocalipsis anunciado y tienen una enérgica banda sonora acorde a su contenido: electrónica vanguardista que adelanta los próximos proyectos de una banda inencasillable en algún género concreto y enamorada de sus propias transgresiones. Mi impresión sobre que Splvtterhouse aspira a ser una especie de ariete sónico que derribe puertas por las que entren otros grupos como ellos no es compartida, sin embargo, por DJ Zeth. «Las cosas nos están saliendo así de fluidas, no es algo pensado, premeditado ni es ninguna estrategia, que es lo que haría falta para querer abrir una brecha por donde introducir un estilo nuevo. En general todo lo que nos rodea es un poco raro en comparación con como funcionan las bandas normalmente; nosotros somos un elemento vivo en sí mismo, que va mutando. La clave es que no estamos cerrados a nada; cualquier cosa que llegue, cualquier idea que suene bien la adoptamos sin adivinar lo que puede salir de ahí».
El disco entero está compuesto y producido por la crew de Splvtterhouse. «La música es mía», me dice Groback; «con arreglos y mezclas de DJ Zeth. En Veneno en el aire y New World Order los scratches son de DJ Lexmerk. Las letras son todas de ALX y 2Tan C’mon».
The End viene acompañado de otro EP con remixes de la canción que sirve para titularlo a cargo de MutantBreakz, Nose Panik y el propio Groback, que les dan una diferente visión, con sonidos de break beat, drum and bass y dubstep.
Aún siendo tan explícitas las canciones, estas son, sobre todo, el refuerzo del pensamiento de Splvtterhouse por decir lo esencial. Un medio para delimitar su campo de acción y concentrarse en lo medular del asunto. Las canciones delimitan, seleccionan, enfocan; pero su efectividad total depende de la huella visual que dejen en nosotros. Por eso todas ellas tienen, o van a tener, videos que aquilaten su densidad y su alcance, que nos impacten, que nos conmuevan, que nos inviten a cambiar nuestras posturas y convicciones. Este grupo es un gran provocador y un ingenioso seductor. «No es un proyecto en el que se hayan creado las cosas por separado», asegura Groback. «La música se diseñó para los videos y los videos se diseñaron para la música; todo es un proyecto que llevamos dos años creando con una misma idea, que el componente visual y el de audio se unieran de forma conjunta. Por eso son cinco canciones y cinco videoclips».
La primera de las canciones, The End, es ultra magnética. Cuando la escuché se me vino a la mente The Prodigy. Pensé que comenzar así podría ser una indulgencia permisible para enganchar al oyente al principio y mantenerlo sujeto al anzuelo con las demás canciones y remezclas del tema. Después el video, que apareció también el mismo día que el disco, todavía ahondó mi pensamiento en la banda inglesa porque en él aparece una cinta con el nombre de Splvtterhouse escrito en ella, exactamente igual que aquella otra que tenía Liam Howett con un nombre escrito, el que dio origen The Prodigy.
«Para nosotros es un halago que nos digan que nos parecemos a The Prodigy», reconoce Groback; «¿porque qué otra banda puede decir que se parece a ellos? Nos encanta The Prodigy y que se nos note nos parece un cumplido. Ellos tenían su sonido propio y nosotros el nuestro, pero siempre nos gusta hacer un guiño a la música que nos interesa o a la que nos ha llevado a hacer la nuestra; por lo tanto el detalle de la cinta me encanta que lo menciones y que nos parezcamos a ellos. The End es una canción con muchos tintes y muchos homenajes a esa música que nos gusta».
Este video, como todos los demás que le siguen con un intervalo de quince días, es una producción de Vault 410, en la que ALX ha creado los efectos visuales y Lolo Ojeda se ha encargado de la edición. Noé Moreno ha sido el director de fotografía y el que nos cuenta la génesis del proyecto. «Como te ha dicho Groback, llevamos dos años con esto, desde que se acabó la época chunga de la pandemia. Este fue el primer proyecto que me presentó la banda y con el que comencé con ellos. Recuerdo la primera reunión, cuando no conocía siquiera a dos de sus miembros y con los otros tenía una relación diferente a la de ahora. Había un guion principal, unas ideas de partida, que en la reunión se pulieron; en la segunda reunión añadimos más personajes y otra historia, la de los músicos. El guion tenía más aristas y muchos más personajes puntuales, pero estábamos en mitad de una pandemia mundial; a mitad de agosto cerraron el espacio perimetral y no podíamos salir de nuestra ciudad, y como cada uno somos de un municipio diferente, fuimos descartando historias hasta que nos quedamos con el núcleo. Originalmente habíamos pensado que todo fuese mucho más destructivo, sobre todo en este primer video, en el que se reventaba toda la ciudad y salían muchísimas más personas; pero nos encontramos con la incapacidad de que no podíamos vernos. El grupo además fue evolucionando, hicieron más canciones, participé en los videos de ellas y con unas cosas y otras ha pasado todo este tiempo».
En la segunda canción, Veneno en el aire, bajan el ritmo. De los Prodigy pasan a ser como los Chemical Brothers cuando redujeron las rupturas de hiper velocidad del rave a tempos del rap. En su videoclip, aparecido el 15 de julio, el comportamiento de los dos personajes del coche se vuelve errático y violento antes del humo venenoso; yo hubiese respaldado mejor su pelea con un ritmo gabber. Me interesa conocer como han asociado el ritmo y la historia. Me lo cuenta Lolo Merino, responsable de la productora. «La idea era que después de toda la locura de The End hiciésemos algo que pausara esa locura de la que veníamos y en Vault 410 decidimos usar un efecto muy conocido en el cine, que es el ramping. Con él aprovechamos las subidas y bajadas de la música para acelerar y desacelerar la imagen creando un efecto de super slow, que usado de la manera correcta y sin abusar de planos largos, da una sensación más impactante a las imágenes. Era también una forma de frenar un poco todo lo que viene después de este Veneno en el aire, ya que el siguiente capítulo vuelve a ser otra locura de imágenes a velocidades desenfrenadas».
Una locura excesiva, a todas luces, que les ha pasado una factura desmedida: YouTube tumbó el video y se negó a difundirlo cuando Splvtterhouse quiso lanzarlo el día 30. Lo que llevó a la banda a propagar, en su lugar, este comunicado.
YouTube censura los vídeos de desnudos parciales, el lenguaje inapropiado, las imágenes de conflictos bélicos, política y desastres naturales. ¿Pero cuál ha sido su criterio para censurar Outbreak, el capítulo tercero de la saga The End? Cualquiera sabe; en el video hay muestras de todo ello, pero a mí no deja de rondarme la idea de que la razón final ha sido la imagen de las vacunas, algo que llevó a esta plataforma de videos a endurecer su política de censura de contenidos en septiembre del año pasado, en aras de luchar contra la desinformación. Si la opción de dejar paso franco a un video u otro, en lugar de en un ser humano, está en manos de un algoritmo que no entiende de ironías, sentido del humor, dobles sentidos, se produce un rechazo que resulta ser contraproducente a los intereses que buscaban. Porque el video terminará por alojarse en otro lado y llegar a más gente todavía.
En el comunicado se nos dice que lo que YouTube nos intenta ocultar está desvelado en la web de Splvtterhouse. Pero, además, nosotros también te ofrecemos aquí el videoclip prohibido.
Este revés no será un escollo para que la banda siga lanzando, como estaba previsto, los dos capítulos finales de The End. El próximo día 15 aparecerá el video de Lockdown y a finales de mes el de New World Order, cerrando con él una historia que nos deja un final abierto, una decisión que no sabemos cómo tomar. En la canción escuchamos a 2Tan C’mon decir que le queda una bala, pero su mente le dice que embista. ¿Debemos enfrentar nuestro miedo en esa frontera salvaje o sucumbir a él y usar la bala contra nosotros mismo? Puede que las imágenes futuras nos lo aclaren, pero le he pedido a 2Tan que nos dé una pista. «Veo más interesante tu pregunta que lo que te voy a responder. En realidad, lo que me planteé a la hora de escribir la canción fue describir qué haría yo al estar en esa situación; y claro, al principio decía: lucho con esta gente; pero de verdad qué hago yo… es que son zombis que ya están muertos y no tengo nada para hacerles daño; puedo luchar contra ellos, pero no voy a conseguir lo que quiero. Ante eso, enfrentarnos al miedo o sucumbir a él, la opción por la que opté fue rebelarme; cuando digo embiste a lo que me refiero realmente es a embestir yo contra la pared, a darme cabezazos hasta matarme y que esta gente no me coja; si no puedo ganarles pues al menos que no me ganen a mí; me doy un tiro o me doy de cabezazos, pero esta gente no me va a quitar nada».
El misticismo techno digitalizado es una banda sonora perfecta para esta paranoia embriagadora, para estas emociones intensas. The End apunta al misterio y al presagio. Y Splvtterhouse se sitúan al margen del mar de bandas que no saben que están en una rutina creativa. Es más, con la carrera musical que mantienen, Splvtterhouse ha demostrado que no cree en las rutinas.