Hace unas semanas Future Ark adelantaba una de las canciones del disco que editó ayer y nosotros aprovechamos para adelantarte otra más. Pero ahora, al escuchar completo ayer este Angelonia me iba rondando por la cabeza una palabra concreta a causa de los revuelos políticos del día, y esa palabra es totalitarismo. Pero la palabra quedaba limpia porque ahora se aplicaba a la grandeza total del disco y al resultado de la música misma, pero nunca como un precepto ideológico. El principal objetivo de Future Ark parece ser el engrandecimiento positivo del espíritu, con el logro de un estado de perfecta armonía como último fin. Tero Heikkinen, que es la persona tras el nombre de Future Ark, usa los recursos de la música electrónica y de la quietud para lograrlo y el efecto es asombrosamente preciso.
El disco, más que temas deberíamos decir que tiene movimientos. Angelonia contiene un número de movimientos, cada uno unido inconsútilmente al siguiente, al estilo de la música clásica. Un número de movimientos que no es fácil de definir porque aunque son ocho los cortes, en varios de ellos hay a su vez más cambios. Pero no hay nada que temer, al contrario; el sabor de esto es más ambiental que gótico; el sentimiento del disco es absolutamente tranquilizador y el resultado global es como un masaje para la mente.
El propio Tero es partidario de que Angelonia se escuche al modo clásico. «Siempre me ha gustado el concepto de que un disco, incluso un disco corto como este, que apenas llega a los veinticuatro minutos, puede ser como un pequeño viaje con sus subidas y bajadas, sus puntos tranquilos y sus puntos más movidos, y lo que espero es que haya gente que escuche el álbum al completo desde el principio al final, aunque cada vez hay menos gente que lo hace así, porque creo que funciona bastante bien la escucha de ese modo».
Subidas y bajadas: la segunda mitad de 2029, el lento ascenso de Hippaestrum; puntos tranquilos y movidos: el inicio de Deep Chai; el tema del título, Angelonia, subiendo y bajando. The drum, solo por su título nos predispone ya a encontrar un tema percusivo, fuerte, sin embargo en él se deposita toda la pureza y elegancia que refrena a Tero; en estos tiempos la tendencia es erigir un ritmo, después meterle un montón de samples, voces arrastradas e incluso pasadas por el autotune y dubs con varios grados de éxito, pero Tero es tan cartesiano que parece antiguo y este corte es una muestra definitoria.
La forma de enfrentarse a la música de Tero Heikkinen en este proyecto de Future Ark presenta muchos puntos en común con la que tiene el también productor Sam Shepherd en su proyecto de Floating Points, con un sonido también más cerebral y delicado como el que tiene Tero cuando no está aliado o produciendo a otros músicos electrónicos. Le hablo de ello y Tero me cuenta que en este proyecto de Future Ark puede permitirse concebir la música sin dependencia alguna de nada. «Lo que más me gusta del hecho de poder tener un proyecto en solitario es que no dependo de ningún horario, ningún plazo, ningún sitio. En este disco, por ejemplo, una parte de él ha sido hecho durante los primeros meses de la pandemia en el año pasado, durante el confinamiento; creo que la mitad de los temas los hice en casa. Tengo un estudio, pero durante el confinamiento llevé todos los aparatos a casa y en el dormitorio de invitados, que tenía poco uso en esa época, hice la mitad del disco. La otra mitad en el estudio. Realmente es un gusto tener este proyecto, aparte de los otros, por esa libertad absoluta».
Su característica ligereza cósmica a menudo se combina aquí con sonidos más pesados: el bajo de Impatiens, la elegancia lenta de Burt, cómo Hippaestrum combina ritmos ágiles con una melodía inquietante para llegar a un final bellamente elaborado; Deep Chai se inquieta con el caos ferviente y silencioso que burbujea bajo su superficie, que amansa al final la guitarra de Tatín Muriel, en el único pasaje del disco que no interpreta el propio Tero. Una libertad, la que él decía sentir en Future Ark, que le permite interpretar a su forma una música desencarnada, etérea y absolutamente suntuosa. Angelonia es otro de los grandes hallazgos de lo que va de año.