Comienza un mes de marcha al ralentí para la música sevillana, en el que apenas habrá conciertos y surgirán muy pocas noticias relacionadas con material nuevo de las bandas locales; así y todo no paramos de tener noticias de nuevos grupos que se van formando y queremos ir presentando en nuestra web. Uno de estos nuevos grupos es Gu Vo, que comenzó hace ya más de dos años siendo un dúo cuando Alejandro Ruiz y Eduardo Escobar se unieron para dar salida a las ideas sobre rock electrónico y experimental que rondaban por las cabezas de ambos. Alejandro manejaba el bajo y los sintetizadores y Eduardo se ocupaba de las percusiones. Algún tiempo después se convirtieron en el trío actual, cuando se les unió Raúl Burrueco, también con su bajo y otros sintetizadores. Raúl y Eduardo ya habían sido socios musicales cuando el primero de ellos entró a formar parte de Tannhäuser, en el que ya figuraba el segundo, durante el periodo de esta banda sevillana en la que ganaron el premio Desencaja del Instituto Andaluz de la Juventud.
Aunque en realidad casi podemos decir del grupo que es un cuarteto, porque desde antes incluso de que se les uniese Raúl, los otros dos ya colaboraban con Nacho García, que le dio forma a sus ideas iniciales y les ayudó a grabarlas. «Hemos tenido la suerte de contar en el grupo con Nacho García, que además de músico es productor, lo que nos daba mucha versatilidad a la hora de componer, y no teníamos que ceñirnos al esquema clásico de composición-grabación-producción. Esto nos ha ayudado a ir construyendo los temas de una manera un tanto caótica, centrándonos muchas veces en detalles como sintes que aparecen en un determinado momento antes incluso de haber fijado la estructura del tema. Hasta ahora el proceso compositivo está siendo un tanto sintético».
De esta forma que el grupo nos describe fue como grabaron las dos piezas que ya tenían preparadas desde hace tiempo, que son las que han visto la luz durante este mes de julio: Little Lizard, el día 9 y Bullit, el 17. Esta última es todo un ejemplo de música planeadora, pero de la que ya no planea, sino que se mueve en tren de alta velocidad; en menos de dos minutos llegas a tu destino con el retumbar de la batería provocándote estallidos y relámpagos de colores en la cabeza, que no te dejan secuelas permanentes gracias al final abrupto y rápido del viaje. Si hubiese durado más no podrías haberte liberado.
Little Lizard es diferente, aquí prima la inquietud, la desazón; extrañas distorsiones del sintetizador abren paso a un ritmo continuado y uniforme que te va machacando, más aún cuando se le une el bajo repitiendo las mismas notas una y otra vez, construyendo un sonido incisivo y conservador que te impide alejarte. El soplo de aire fresco de las notas de teclado te devuelve de la alucinación que empezabas a tener; las voces extrañas vuelven a ser una amenaza, pero de nuevo los teclados llegan al rescate y las barren. Y por ese camino que entrevés, sigue tu mente corriendo, el sintetizador te llama a lo lejos. Y cuando llegas al final cierras los ojos y te sientes relajado.
Fondo y forma. Bueno el primero y bella la segunda. Queremos más; ¿cuándo? «Ahora estamos en el proceso de grabación de otros temas. La idea es grabar algunos más y todavía estamos barajando si tendrán forma de EP o LP. Y si algún sello se interesa y nos hace una propuesta interesante estamos abiertos a ello». No sabemos cómo será ese nuevo material que están grabando, a la vista de la diversidad en la forma del que ya conocemos; pero el fondo común del lenguaje del krautrock nos puede dar una pista. Libertad en las múltiples experiencias y búsquedas sonoras; no en vano Gu Vo confiesa que la banda del movimiento alemán que más les ha influido es Neu!, que fue precisamente la que más se apartó (o dándole la vuelta al razonamiento, la única que se metió de lleno en todos a la vez) de los cánones que regían las cuatro corrientes del género: La Kosmiche Musik (de, por ejemplo,Tangerine Dream), la música Free Form (de Agitation Free o Embryo), el Munich Sound (que tenía Popol Vuh) y el Anglo-american Sound más habitual, al que se acogieron Amon Düül, Can, Faust… «De alguna manera puede que estemos ya un poco cansados de las formas y los tiempos habituales para un grupo, y tenemos la posibilidad de trabajar en lo que nos apetece en cada momento, sin necesidad de tener una idea preconcebida más global de lo que queremos hacer. Esto aplica tanto en la composición de las canciones, como en la propia estructuración de un posible LP. Por ahora hacemos algo, nos gusta, lo subimos. Ya veremos en qué termina todo esto».