Que fue estupendo, que no lamento ningún momento, aunque lo siento. Fue divertido, ya me retiro… adiós es hasta luego si un olvido no se quiere olvidar. Y de estas manera Guillermo Rayo nos deja con la duda de si se va, no se va; de si esta canción es una despedida o no; si es que se despide de los conciertos tal como los entendemos ahora o solo es la canción con la que se despedirá en los próximos que dé; si se despide del oficio de músico porque la situación ya es insostenible; si se despide de su gran amor porque la relación ya cae en la rutina después de tantos días de confinamiento juntos… ¿De qué va en realidad esta canción, llamada Adios Hasta Luego, que acaba de lanzar Guille?
Yo sospecho que no es una despedida del todo porque en la hoja de promoción que la acompaña dice que es un adelanto de su quinto LP, que saldrá cuando tenga que salir, que la cosa no está para muchos planes. Y como soy muy pejiguera con la exactitud y no me gustan las ambigüedades, llamo al propio Guille para que me lo aclare. «En su origen la concebí como una canción de despedida de conciertos, porque cuando era joven, estudiando teatro en Sevilla, en la primera casa que me alquilé, aquella caja de cerillas en la Cruz Verde, allá en la calle Feria y luego en la de la Alameda, en la azotea de encima del Central, siempre me reunía con mucha peña que venía: Alex O’Dogherty, José Luis García Pérez, José María Peña, Julio Fraga, Belén López, Rocío Galán, la lista es larga… y yo estaba allí tocando la guitarra y esta gente no se iba; eran las tantas de la mañana y no se iban, y yo siempre les empezaba a tocar una canción sobre por qué no os vais ya, que esto ya se ha terminado, que tengo ganas de dormir… y se hartaban de reír, pero no se iban. Entonces, eso me sirvió para tener siempre ganas de hacer una canción de despedida. Con los años y viendo a través de los conciertos que siempre la última canción es significativa, de las que dicen hemos terminado ya, que guay ha sido todo, pues me apetecía hacer una para despedir los conciertos así».
La canción ha quedado de forma que en vez de dar ganas de despedirse dan ganas de remontar la fiesta. Se grabó en los estudios RadioActive Records de Madrid entre los meses de noviembre y diciembre pasados, producida por el propio Guille, con Fer Soneira de ingeniero de sonido y después masterizada por Jesús Arispont. La voz principal es de Guille, claro, y también toca algunas partes de las guitarras eléctricas y el resto de instrumentistas son Los Rulantes: Fer con las baterías acústica y electrónica, Nico Martos hace la segunda voz, los coros y toca el bajo; Javier Litterini lleva el peso principal de las guitarras eléctricas y da brillo a como suenan con el ebow y Ezequiel Gruber se ocupa de los teclados y sintetizadores.
Un trabajo de equipo, según me cuenta Guille. «Cuando me puse a trabajar con Los Rulantes en el local de ensayo yo estaba escuchando en ese momento mucho a los Blur, de los que me encanta su canción Boys and girls, que va en esta onda, con un bajo muy saltarín, y a Franz Ferdinand, de los que su Take me out también es así, con ese rollo un poco indie, ska, disco, que no sabría cómo definir del todo, la verdad. Cogí listas de reproducción de radio relacionadas con esta peña y me salieron los Hives, los Strokes y un montón de grupos maravillosos con los que jugué para la composición de Adios Hasta Luego. De hecho tengo una lista de reproducción en Spotify con muchas de las canciones que me han servido de inspiración a la hora de dirigir los arreglos en esa dirección. También es muy importante la labor que han hecho Los Rulantes, los cuatro, para que la canción tuviera entidad».
Entonces queda claro que Guillermo Rayo no abandona su carrera y esta no va a ser una canción de despedida total… ¿o sí…? «Una canción de despedida está muy relacionada con nuestra profesión de músicos, que los momentos que corren nos están llevando a plantearnos muy seriamente eso de que si no fuese por la vocación sería muy difícil mantenerse en esta labor. Si esto continúa así va a ser muy difícil seguir avanzando y sacando cosas, pero mejor que sea un hasta luego, porque cuando se activen de nuevo las cosas ya seguiremos; a nosotros lo que nos gusta es tocar en directo y llevo un año sin tocar y estoy que me subo por las paredes; toqué en Sevilla a principios de octubre sí, pero ya sabes, una cosa fugaz hecha sin banda y solo con el Galiana de pianista. Me gusta jugar con esa dicotomía, con esa ambigüedad que tú dices, que es verdad, nos vamos o nos quedamos, no lo sabemos. Lo que si tenía claro es que quería una canción de despedida que, como dices también, no fuese triste ni chunga, sino alegre y divertida; disco rock le llamamos nosotros, porque en realidad es rock pero tiene mucho rollo de disco; la base que le hemos metido, que después hemos reforzado con cosas digitales, funciona muy bien; y esa guitarra repetida que va en toda la canción aunque esté por debajo, que le da un ritmo que quienes la han oído primero, como Rafa Cuevas y tú, decís que es rockanrolito con un poquito de ska. Yo el ska no se lo veo, hemos hecho una canción pop bonita, entera, de despedida pero alegre, optimista y marchosa para que la gente baile y no se sienta triste. Y en cualquier caso, si nos fuésemos, como Los Chichos, volveremos».
A Guille no se le puede dar carrete para que hable, porque coge el hilo y no hay quien lo pare… «Desde el punto de vista de las mezclas hemos querido situar la voz detrás más que delante, pero mantiéndola nítida y que se escuche la letra, que tiene su chicha, que aunque parezca una obviedad pero fue un ejercicio de síntesis bastante poderoso para no enrollarme demasiado y no volver loquito el mensaje, que era una despedida. Además el juego de voces que hace Nico, el bajista, es muy bonito; hace cuatro voces preciosas, que flipas. Un trabajo muy de Los Rulantes, la verdad. Es una canción que preparamos en el local de ensayo cuando todavía se podía ensayar; habíamos grabado los ensayos pero en el estudio ya quedó más empaquetá de como la teníamos en el local, muy alegre. En la primera composición que hice de ella era una canción country; de hecho cuando ahora voy a las radios para promoción me llevo la armónica y la guitarra de doce cuerdas y hago una versión melódico-bonita de la canción, porque no puedo hacer ese ritmazo de disco que lleva, con esa batería, y ese bajo, que es importantísimo en toda la canción, como lo es en las que te cité antes. Por eso aquí hemos acentuado el bajo, un bajo poderoso, con una melodía vacilona, pegadiza y bailona y una voz que aunque sea nítida y se entienda lo que dice, pero que no esté en ese primer plano, que es el que ocupa la guitarra».
Este Adios Hasta Luego, aparte de ser un single de disco rock, creado a partir de escuchas continuadas de otros singles de Franz Ferdinand, Blur y The Strokes, seguramente debe batir el récord Guinness de las faltas de ortografía en una oración de solo tres palabras: no le ha puesto tilde a la o, falta la coma entre las dos despedidas y faltan también los signos de exclamación al principio y al final, va todo en mayúscula. ¿No le dará vergüenza a Guille, que siempre ha presumido de poeta? «Yo soy poeta pero de los de la bragueta, killo; el rollito es que intenté que la canción se llamara #adioshastaluego, así todo seguido; y me dijeron en todos sitios que no, primero que le quitara el hashtag y luego que tenía que separar las palabras, así que me dije que pa chulo mi pirulo, y lo puse en mayúsculas y no puse ni acento, ni coma, ni ná. Porque yo en realidad lo quería todo junto y me parece que adióshastaluego es así, como todo junto, no saber exactamente qué es. Como no me dejaron lo puse como está ahora a propósito porque a los poetas nos encanta darle patadas al diccionario. El lenguaje está vivo; he creado una nueva palabra, que no se sabe si es un adiós para siempre o hasta dentro de un ratito».
Esperemos, pues, que sea, en todo caso, hasta dentro de un ratito, porque sería una gran pérdida quedarnos sin la poesía del rock que siempre lleva consigo Guillermo Rayo, al igual que toda la esencia del rock and roll, cuando se junta con Los Rulantes. Si se va, que quite el adiós y deje el hasta luego.
