En Sevilla Disonante nos ocupamos de la música que se hace en Sevilla, como ya sabéis. Entonces, ¿por qué reseñamos un disco como DesmuñecArte, que se ha hecho en Madrid, con músicos que viven allí? En realidad no es la primera vez que lo hacemos, porque ya nos hemos ocupado aquí de hablar de María Yfeu, así que ahora todavía con más razón porque este proyecto es de Guillermo Rayo, con quien nos ponemos en contacto para que él mismo nos hable de su pedigrí.
«Me vine a Madrid hace 20 años; en Sevilla ya habíamos montado y tocado todo lo que podíamos hacer en aquel entonces. Primero estuve en LosComotoras, con Rafa Cuevas. Después montamos Radio Stone, con Juanjo Pizarro, Charly Cepeda, Luis Almagro, todos los baterías sevillanos pasaron por allí, desde Goyo hasta Ricardo Pachón y por supuesto Javier Tovar, el de LosComotoras; Marcos Munné a la guitarra, Juan Arias; Radio Stone fue un gran sitio de aprendizaje. Después montamos un grupo de versiones de Tequila que se llamaba José Cuervo e Hijos, que era con Suero, con Javi Tovar, con Javi Vega, el bajista de Maga… la verdad es que tocamos en todos los sitios que había entonces, en el Fun Club ochenta veces, en el Salamandra…»
Aparece asociado a nombres que son lo más florido del rock sevillano de aquellos años e incluso de estos que ahora vivimos; años que a Guille ya no le pillan en nuestra ciudad. «Llegó un momento en que me cansó el rollo y me fui a Londres, donde estuve dos años viviendo y para mí significó un crack total; estuve componiendo muchas canciones en los ratos que me dejaba libre mi trabajo de repartidor de sushi a domicilio en una moto, y cuando volví ya me quedé en Madrid. De Londres me traje un montón de canciones grabadas en un cuatro pistas y monté mi primera banda, Rayo y Los Truenos, entre los que había algunos actores amigos míos, gente de teatro con la que siempre he estado relacionado».
Y es en ese momento cuando aparece en nuestra historia otro referente sevillano que todavía refuerza más la necesidad de que escribamos este artículo: Jesús Arispont, que es quien ha masterizado este disco. «Ahí estaba también Jesús, al que conozco desde chavalines, aunque tiene un par de años más que yo. Me fui a vivir precisamente al lado de donde él acababa de montar su primer estudio de masterización y me iba todos los días allí. Él tampoco tenía mucho trabajo, porque por entonces Def Con Dos estaba parado, situación en la que la banda se tiró tres años, y empezamos a trabajar juntos haciendo muchas cosas entre los dos; de hecho todas mis primeras maquetas las monté con Jesús, que es un monstruo de la naturaleza, instrumentista hábil de todo, que tiene un concepto de la música salvaje y encima tiene todos los aparatos y rollos necesarios para hacer las cosas».
Una vez reunidos los sevillanos en Madrid, Guillermo comenzó una carrera musical que ha desembocado en la publicación de este cuarto disco, del que nos estamos ocupando. Pero vayamos por partes… «Con Jesús maqueté todas mis canciones y con él hice mi primer trabajo, muy bonito, la canción que me pidieron para la película Noviembre. Después trabajé en Canal Plus haciendo la música de los Guiñoles, y así estuve casi cinco años. Era a la vez difícil y divertido que te llamasen por la mañana para decirte ‘oye, tío, que tienes que hacer la versión de, qué te digo yo, de la canción de colonia Chispas’, entonces yo me tenía que buscar la vida como fuera porque a las cinco de la tarde tenía a un chófer que venía a recoger lo que yo tuviera para hacer lo de colonia Chispas en el Guiñol, que en aquellos tiempos no había posibilidad de enviarlo por internet. Llegó un momento en que tenía tal cantidad de trabajo que tenía que componer dos canciones cada semana, así que le pedí a Jesús que trabajase conmigo y estuvimos currando juntos dos o tres años haciendo la música de los Guiñoles. Después Jesús volvió con Def Con Dos y yo me metí en un mundo teatral, escénico, haciendo con Rayo y los Truenos obras de teatro como si fuesen conciertos».
A partir de ahí Guille ha formado parte de diferentes espectáculos musicales y músico-teatrales en los que ha encarnado a Mick Jagger y David Bowie además de interpretar sus propias canciones, singulares, en bandas como Piedras Rulantes, con la que grabó en 2016 el disco de título homónimo… «Hay mucha energía en él y mucho trabajo previo. Piedras Rulantes es un disco del que me siento especialmente orgulloso».
En la actualidad Guille está asociado con Los Rulantes, el grupo de músicos con los que comparte proyectos paralelos como Rayo Stoned (tributo a The Rolling Stones) y El Duke Andaluz (tributo a David Bowie), compuesto por Javier Litterini y Pacheli Lanzas, a las guitarras; Nico Martos en el bajo; Ezequiel Gruber, tocando órgano y demás teclados; Fer Soneira a la batería y el propio Guillermo Rayo, con las guitarras acústicas, eléctricas, voz principal y armónica, además de ser el compositor de la letra y música de las canciones y el productor del disco que acaba de sacar, el ya mencionado DesmuñecArte, que aunque se presentó en Madrid poco antes del confinamiento, se grabó hace dos años en los madrileños Estudios RockSoul.
«El disco ha estado dos años en barbecho porque había que ahorrar un poco de dinero para sacarlo con dignidad: diseño, fotos, promoción, distribución. También ha sido una poderosa razón el que lo grabásemos en febrero del 2018 y en junio nació mi hija, Lola, lo que durante bastante tiempo requirió toda mi atención de padre primerizo».
El disco se compone de tres canciones que tratan de la desmuñequización de la sociedad, siendo la primera de ellas La princesa azul, con la que intenta desmontar el mito del príncipe azul; la segunda, Gigantes, con la que nos intenta convencer de que nosotros, el pueblo llano, ya no somos marionetas, manejadas con hilos, y la tercera, que es El número uno, en la que nos advierte del peligro que corremos de convertirnos en esclavos de las redes por nuestro afán de ser los que más likes acaparemos. Desmuñequización, pues, de la mujer, del poder y de la tiranía de las redes.
«Dos de las canciones hablan de muñecas y marionetas que quieren dejar de serlo. El disco fue cogiendo forma con esas ideas; después empecé a imaginar un escenario con hilos que yo iba cortando, como si saliésemos de una crisálida para convertirnos en rockeros… no sé, quizás soy un flipado…»
¿Qué aptitudes o visiones tendría Guille en mente cuando dio vida a este concepto que puebla el disco? Yo le encuentro un oscuro sentido del humor; oscuro pero positivo, glorioso de una forma angelical; duro, con un ruido hermoso. Canciones a medios tiempos que son baladas catárticas, de una narcótica belleza con un vívido sabor que no encontraba en un cantautor urbano, cercano al rock, desde el primer disco de Hilario Camacho. «Tengo un tremendo respeto por los cantautores de la transición, Hilario, Aute, Pablo Guerrero, con el que he compartido escenario más de una vez…».
Influencias de los Stones, aunque solo sea en la letra de Gigantes, con el futuro está de nuestra parte tan cercano al Time is on my side; la paranoia de John Cale en La princesa azul; y las mencionadas de Hilario Camacho que desbordan El número uno. Influencias aparentes pero evocadas de una forma muy poco explícita, convertidas en pop subversivo.
«Pues lo de que el futuro está de nuestra parte no tiene que ver con los Stones, pero ahora que lo dices lo incorporaré a mi discurso. Gigantes es una canción que escribí jugando a ser Calamaro, algo que hacemos de vez en cuando los autores para hacer dedos, y me quedó así; en ella hablo de que somos los auténticos jefes y seguimos viviendo como esclavos de la clase dirigente. También intentaba hablar del empoderamiento femenino que tanta falta hace en esta sociedad. Yo soy hijo de los Stones, aunque musicalmente sea más ecléctico, pero en esta canción la visión que tenía de ellos era la de la lengua fuera; eso era en realidad, quitarse la carga de la educación, del stablishment».
El número uno es una mezcla de lo inmediato, lo eufórico y lo extraño, que fluye con desafío y funciona con esa clase de rollo de subirnos al pedestal a la vez que no nos tomamos en serio y nos convertimos en Los Chichos. Fantasía descarada. «Partió en un principio de unas declaraciones de Donald Trump que hizo en su campaña electoral, eso de America first, y me quedé impresionado pensando en qué lugar ocuparía España entonces, ¿segundo, tercero, el ochenta?. Es una declaración que implica un desprecio tan grande hacia los otros que me tuve que poner a escribir, y al hacerlo me di cuenta de que hay muchos Donald Trump en las redes sociales, por ejemplo. De alguna forma la gente que se promociona en ellas, yo mismo incluso, nos tenemos que colocar en el nivel de yo soy el número uno y eso es lo que hay, y la canción es mi forma de indagar sobre ello».
Tres canciones solamente. Un disco con una tranquila originalidad que nos convence de que necesitamos urgentemente enredarnos en más canciones de Guillermo Rayo.