The She’s. Sala X. 26 de junio de 2019
Anoche en el concierto que dieron The She’s en la Sala X sentí una envidia insana y enorme. ¡Qué diferencia con las bandas de rock de Sevilla! Así es como hay que hacer las cosas. Esto es jugar en una liga muy superior. Lo del concierto de estas chicas anoche debería ser una lección que todos aquí deberían aprender. Fue increíble. Aquí estamos lejísimos de esta forma de actuar y de sacar los conciertos adelante. Es una maravilla cómo tiene que estar montada la escena rockera de San Francisco y cómo tiene que ser de grande y de buena la actitud de los grupos de allí para que a una banda como esta le hayan montado una gira por Europa.
En los locales de ensayo de la Calle 32, en los que hay al lado de la fábrica de Donuts, en los del polígono Calonge, en los de la Hollander, hay al menos 30 bandas mejores que The She’s y no soñarían en su vida con una gira como la que están haciendo ellas, ni los músicos se atreverían a hacerla tampoco en las condiciones en que la están haciendo ellas. A lo mejor es que no todo el mundo entiende lo mismo por rock and roll y cuando dicen que el rock es una forma de vida en realidad es solo postureo.
Porque las chicas de esta banda de anoche eran malas de cojones. Y además tenían una estructura muy rara: la cantante secundaria cantaba mejor que la principal, la guitarra rítmica tocaba mejor que la solista… no me hubiese extrañado lo más mínimo que la bajista tocase la batería mejor que la chica que ocupaba anoche ese puesto, que parecía que no sabía sonorizarla siquiera, porque la caja no empezó a escucharse hasta la tercera canción, y seguro que en ello tuvo mucho más que ver la pericia del técnico de sonido de la sala que la de la chica de las baquetas. Pero ahí estaban; chupando kilómetros y furgoneta días y días, después de venir de Inglaterra para patearse España después de esta primera noche en Sevilla.
Y el caso es que algunas de las canciones que tocaron eran buenas, porque Ashes tiene unos toques de guitarra que nos recordaron a un Wild thing muy naif, pero las dos chicas guitarristas anoche la convertían en un batiburrillo en el que se perdían una siguiendo a la otra; las melodías vocales y los cambios de ritmo en mitad de Can’t go inside estarían muy bien si la chica de la guitarra solista se pareciese a J Mascis en algo más que los pelos y las gafas; Fabian tenía un deje beatleliano muy agradable con unos coritos que merecieron voces más conjuntadas y Death dreams era una canción similar pero más cercana a lo que Todd Rundgren hacía en el Deface the music, pero es que la bajista cantante desafinaba…
The She’s no tiene nada que ofrecer que no hayamos escuchado ya mucho mejor interpretado. Su actitud es deslumbrante, pero su aptitud necesita mejorar muchísimo. Eso sí, la camiseta celestita con dibujitos por delante y por detrás que estaban vendiendo en el merchandising era monísima de la muerte; yo me compré una.
