«Un trabajo manual creado con la cabeza, con la parte anímica, la más humana», saludan desde la insana presentación que se han currado estos dos músicos, gorjeando con orgullo sobre su nuevo disco. Actualmente uno de nuestros más excéntricos (léase informales, oscuros, adorables) grupos sevillanos, este dúo que da forma a Hay un ombligo en mí lleva ya más de un año jugueteando con la música que sale de las buenas ideas y el poco dinero, lo que ha desembocado en este segundo trabajo, Atajos que te devuelven al inicio del camino, que puede descargarse de forma gratuita en tiempos de reclusión desde su Bandcamp.
Estos ombliguistas en realidad son cualquier cosa excepto pedantes cuando cambian de estilos, intentando vestir cada una de las dieciséis canciones con un traje adecuado de su guardarropa musical. Casualmente vacilan por entre los surcos de más absurdidad, como en Odio a las aceras, o el inmaculado pesar de Amalgama bruta, completada con un bloque de guitarras enormemente chamuscadas.
Genero género es Frank Sidebottom en ácido, con los agudos de Yoghurtu Aepocamraf sonando deslumbrantes y turbadores; Generación lumbre tiembla y se estremece en su interior, declarando ser una banda que no es como otras demasiado iguales a las que no son como ella; La revolución en una camiseta tiene además amargura añadida, mientras que Aún estamos aquí es el complemento perfecto al Perfect day de Lou Reed.
La agudeza está perfectamente expuesta. Las guitarras de Antonio Jesús están amorosa y elegantemente arengadas, el bajo de Yoghurtu se entromete magníficamente. Canciones como Antes y después de la plaga son un exponente de pop endulzado con sacarina capaz de romperte los nervios. Colores y lágrimas vuelan en todas direcciones, salpicando con exquisita precisión sicodélica. ¿Qué más necesitas saber? Atajos que te devuelven al inicio del camino es una obra muy buena salida de dos mentes delirantes. Todo parece tan irreal…