Hace prácticamente un año que apareció El suicidio por estrangulamiento cansa, sugerente título para el álbum de debut de una banda de nombre no menos singular: Hay un ombligo en mí. Si entonces pasó bastante desapercibido, no debería ocurrir lo mismo con su continuación, que el dúo ha lanzado este Viernes de Dolores. Se llama Atajos que te devuelven al inicio del camino e incluye 16 nuevas canciones de «metal maleable» marca de la casa. Ya las puedes escuchar en su perfil de Bandcamp «en descarga gratuita en tiempos de reclusión».
El nuevo artefacto sonoro de los sevillanos es «un trabajo manual creado con la cabeza, con la parte anímica, la más humana», nos cuentan. Todas las canciones se han grabado en directo, añadiendo a posteriori algunas líneas de bajo eléctrico y varios teclados. La grabación se ha realizado en los estudios Ad Libitum, pero poco y ha sido mezclada y masterizada por la banda siendo fieles a la premisa que los mueve: “Buenas ideas y poco dinero”. Todos los instrumentos han sido tocados por los miembros de la banda, esto es, Antonio Jesús Díaz Cabello (guitarras, coros y teclados) y Yoghurtu Aepocamraf, que no es sino el alias de Antonio Martagón (voz, batería, bajo y teclados).
«Las dieciséis canciones que forman el álbum se han compuesto y grabado en los últimos seis meses, en una vorágine de creación y compenetración entre los miembros del grupo que daba a luz canciones completamente estructuradas en un solo ensayo«, nos explican antes de agregar que «está todo listo para llevar este trabajo al directo, sonando como la grabación e incluso más dinámico. Somos dos, pero nos movemos muy rápido», bromean.
Así son Hay un ombligo en mí, «un dúo tremendo que despliega sin miramientos ritmos contundentes y armonías hirientes que harán que te explote la cabeza. Son sólo dos, pero parecen más aunque no haga falta«, señalan sin medias tintas antes de dejarnos otra sentencia que debemos tener muy presente: «Sólo hay una forma de hacer las cosas bien, sin recurrir a atajos torpes, con esfuerzo y sinceridad, dando todo lo que se tiene en el fondo del marcapasos».