The Wedding Present. Sala X. 25 de septiembre de 2019
The Wedding Present pasaron anoche por la Sala X durante su gira de celebración del 30º aniversario de su segundo disco, Bizarro, pero comenzaron su concierto con Rotterdam, una canción del tercero, que en realidad marcó las pautas para las formas de interpretar todas las demás que llegaron tras ella: guitarra agresiva de David Gedge, sin grandes alardes efectistas y florituras en muy pocas ocasiones y más bien a cargo de la otra guitarrista, Danielle Wadey; la batería de Charles Layton muy seca y el bajo de Melanie Howard prácticamente formando un todo con los golpes de bombo, marcando el ritmo los dos al unísono. Parecía que el técnico de sonido que estaba anoche en la sala era Steve Albini, porque hasta las voces, solista de David y coros de las dos chicas, estaban bajas como suele ser la marca de fábrica de este productor, con el que The Wedding Present trabajaron en ese tercer disco de la banda, Seamonsters.
No me cabe la menor duda de que esa producción les marcó porque anoche hubo bastantes ocasiones en las que nos parecía estar escuchando a los Pixies, que también comenzaron su andadura con Albini y se notó en toda su carrera posterior; cuando anoche los Wedding Present comenzaron a tocar Spangle, podíamos cerrar los ojos e imaginar perfectamente que sobre el escenario estaban Joey, Francis, Kim y David en lugar de ellos. Pero no fue solo la imagen de los Pixies la que se nos venía durante el concierto, porque The Wedding Present demostraron ser hijos de los 80, muy parecidos a sus hermanos… Echo & The Bunnymen, The Jesus & Mary Chain… honrando a sus padres dignamente; en apenas un par de canciones podían saltar una década y pico mostrándose como los Kitchens of Distinction en Crawl y como la Velvet Underground en la siguiente, What have I said now?
Pero volvamos al concierto en sí. Tras Rotterdam sí que los Wedding Present comenzaron a hacernos el disco que prometían, y además totalmente fieles a él, porque el trío de canciones que abren Bizarro fue el mismo que siguió aquí anoche: Brassneck, Crushed y No. A estas alturas del concierto ya estaba en marcha la maquinaria indie-rock más ruidosa que hayamos conocido. Otro interludio fuera del Bizarro, para otras tres canciones ajenas a él, la primera de ellas totalmente nueva, Don’t ask me, machacona y sobria; luego Go-Go dancer, un single del año 92 y A song from under the floorboards, la única versión de todo el repertorio, una canción del grupo Magazine, que los Wedding Present llevaron a su terreno de música vertiginosa y voces casi conversacionales. Y nueva vuelta al Bizarro, con las dos siguientes del disco, Thanks y Kennedy, un puñetazo esta última que nos dejó medio anonadados. Siguieron con otra de sus canciones nuevas, Panama, y las ya mencionadas Crawl y What have I said now?, con la que cerraban la cara A del Bizarro.
En Telemark llevaron a cabo el mejor y más marcado cambio de ritmo que haya escuchado yo en una canción desde hace mucho tiempo. Y tras ella siguieron con el disco protagonista de la noche: Granadaland fue una rotaflex, tras la cual Bewitched incluso sonó aburrida, algo que se notó en la subida de volumen de las conversaciones de los espectadores, que volvieron de nuevo al redil con Spangled, porque no hay nada que una canción de aires pixies no pueda arreglar. Y Take me! y Be honest pusieron el punto final al repaso del Bizarro, la primera de ellas interpretada con el excesivo empuje del punk, algo que le vino muy bien para el derroche instrumental con el que la terminaron, convertida en una apoteosis final, porque eso podría asemejarse a un final de set de cualquier banda antes de los bises; y como los Wedding Present nunca los conceden, en realidad podríamos decir que Be honest fue el primero de ellos, el que les sirvió de relajo y para que David presentase al resto de la banda, antes de terminar ya de forma definitiva con Nobody’s twisting your arm, la canción más antigua de todas las que interpretaron, un single de 1988, de los tiempos del George Best, su primer disco, cuya celebración del 30º aniversario también les trajo a Sevilla hace dos años.
Así que si la situación no cambia mucho, podemos despedirnos de los Wedding Present hasta 2021, cuando vuelvan por aquí con la gira de celebración de los 30 años del Seamonsters. Esperemos que para entonces, a los avezados rockeros que anoche llenaron la Sala X casi por completo, y que ya estamos talluditos, nos quede adrenalina suficiente para absorber de nuevo a unos soberbios The Wedding Present.
