En Sevilla son bastante habituales los sound systems, o al menos lo eran antes de este maldito periodo que vivimos, y en ellos prolifera la música reggae. Sin embargo, por mucho que piense no encuentro grupos locales de ese género musical más allá de Humus Jam, que es de quienes nos vamos a ocupar en este artículo.
Se formaron en el año 2017, alrededor de Diego Fernández, aka Tron, que en la actualidad es practicamente el único componente que se mantiene de aquella primera banda con la que se fue fraguando su identidad y después grabó el primer disco, un EP llamado como ellos, que se lanzó en 2018, en el que expandieron el sonido puro del reggae también hacia otros más experimentales. Este gusto por la fusión de ritmos también ha permanecido como factor común entre sus dos discos, porque el que editaron en noviembre, de nombre Elixir, está poblado de ritmos más lentos de rub-a-dub y de roots reggae, hasta fusiones más potentes con el jungle y el ska.
Elixir se grabó en Radioantro, que es la habitación de Diego, donde hace su música, por lo que podemos considerarlo a él también como su productor. Y como el resto del proceso pasó por diferentes lugares, mejor que sea el propio Diego quien nos lo explique. «Pues allí en ese cuarto de mi casa es donde comenzamos a hacer las maquetaciones de los temas desde que vamos teniendo las ideas. Después, cuando ya está todo fijado: arreglos, solos, etc., lo llevamos a mezclar a Legalize Sound, el estudio que Mario García tiene en El Coronil, porque él es uno de los miembros de Cool Up Records, el sello independiente dedicado al reggae. Así que en mi casa lo grabamos todo, porque además nos sale gratis y no está la cosa para dispendios, y luego lo llevamos a mezclar a un estudio profesional. Las baterías son un caso aparte, porque en mi cuarto no tengo hueco para una de ellas, ni microfonía, ni creo que los vecinos soportasen su ruido, porque no está bien insonorizado, así que las baterías las grabó Mario en Legalize también y además completó el masterizado del disco, que ya había comenzado en otro de los estudios en los que él trabaja, Candem Records, de Londres, que fue donde le pilló el inicio de nuestro trabajo».
Las letras de las seis canciones del disco son de Diego y en la música participan todos los demás miembros de Humus Jam, que además de él, en las voces, guitarra rítmica y samplers, son Ramón Bajona, a la guitarra solista; José María Jodar, a los teclados; Juantxu Manzano, al bajo y Manu Molg a la batería, aunque este no aparece en el disco porque cuando comenzaron a gestarlo todavía no tenían batería y quien la toca aquí es Alberto Gutierrez, de los estudios Legalize. Además aparece Rosa Ródenas, haciendo los coros en tres de las canciones.
Las canciones de Elixir tienen la melodía alegre de los clásicos del pasado. Sin embargo, los temas que toca son serios: Humo le da un repaso a los medios de comunicación que solo venden humo que contamina las ideas, mientras que Historias nos descubre a todos aquellos que intentan disfrazar de realidad lo que solo es apariencia. El Comeorejas tiene la intensidad y la exuberancia del ska y los momentos más dulces están en Actitud. Canciones con un calor real. Humus Jam es una banda que sabe generar un ritmo con fuerza y autoridad reales, y Diego responde de la misma manera; es un cantante convincente y canta con autoridad.
El hecho de que los músicos hayan variado tanto, que Diego sea el compositor, productor y el que duerme en la cama que hay en el lugar donde piensan y dan forma a las canciones me hace pensar que quizás Humus Jam es un proyecto unipersonal más que una banda como tal, y le pido a Diego que me saque de dudas. «El proyecto lo inicie yo, lo que ocurre es que en los primeros años tuve muy mala suerte y los músicos iban pasando muy pronto; unos porque tenían que irse de Sevilla por razones laborales, otros se iban a grupos de estilos que les gustaban más y que aquí se habían metido por probar… del principio quedamos dos y otro que entró después y ya participó en el primer disco; el teclista es el antiguo batería… sí, el proyecto lo inicié yo, que vengo del rap y me apetecía hacer algo diferente, con músicos y enfocado al reggae, que es la música que más me gusta. Yo me vine desde la Sierra de Huelva buscando músicos y así comencé el proyecto, pero este no es solo mío, una vez que nos juntamos todos nos involucramos en el trabajo».
Tantos problemas para encontrar músicos me retrotrae a lo que señalaba al principio de este texto sobre la dificultad de encontrar bandas de reggae en nuestra ciudad. Le pregunto a Diego, al que supongo más metido en esta escena. «Bandas de reggae no conozco, solo a colectivos de DJs y cantantes que hacen sus sesiones con instrumentales, pero bandas no. Puedo nombrar al colectivo de Cool Up Records, que son un par de sound systems que trabajan en El Coronil; Burian Fyah, que es un cantante; El Guerrero Kiniman, otro cantante; a estos dos nos les conozco personalmente, como a los de Cool Up Records. Todo lo que oigo por aquí de reggae es cosa de cantantes o DJs, pero no de bandas con músicos, aunque supongo que alguna habrá».
El que en Sevilla no haya bandas de reggae y sea este un género que se escucha mucho pero se practica poco me hace pensar que Diego a lo mejor cree que es un estilo menospreciado, considerado menor; sobre todo cuando le escucho cantar en Historias unos versos que dicen: No hagas del reggae algo vulgar, no conviertas mi ritmo en algo banal. «Con eso lo que quiero decir es que las letras hay que cuidarlas; que no sea solo hablar de cosas de baile y de cachondeo, sino que haya también un mensaje, una positividad, algo que te haga darle una vuelta a esas letras. No es que yo crea que la gente considere que el reggae es una música banal, aunque sí que es verdad que aquí precisamente, en Sevilla, a mí me ha costado sangre encontrar músicos que quisieran unirse al proyecto y que además lo hiciesen porque esta música les gusta, porque a veces venían algunos a los que no les gustaba el reggae pero no tenían otra cosa mejor donde tocar. Ese trocito de la letra significa también que estamos en un estilo de música que tiene mucha espiritualidad y habla mucho del movimiento rastafari, que es la filosofía de vida de sus fundadores de Jamaica, que tiene también mucha crítica social, al gobierno, a la política. El reggae tiene un abanico demasiado amplio como para quedarse solamente en la parte más fiestera y más banal».
Oigo hablar a Diego con tanta pasión de la espiritualidad del reggae que no puedo evitar preguntarle si él vive este movimiento como militante, si sigue las enseñanzas de Haile Selassie y considera que esta Sevilla en la que vive es la maldita Babilonia. «No lo vivo así porque soy ateo y no creo en deidades mayores. Aunque sí adopto esa creencia en Babilonia, que es una manera de hablar de un sistema que te oprime: el capitalismo, el abuso de autoridad… por esa parte adopto la terminología, pero no llevo una vida rastafari, ni soy creyente de Dios ni de Selassie, aunque este sí existió. Respeto las creencias de cada uno sobre religiones y filosofías de vida, pero a mí me interesa más la música en su parte de vehículo de denuncia más que espiritual. Y ya que cada uno lleve su espiritualidad como quiera».
Antes de que apareciese el disco de Elixir completo Humus Jam adelantó la canción Actitud, que es precisamente la que lo cierra, en un videoclip del que le pido a Diego que me dé detalles también. «Lo hicimos a final de verano con Carlos Guiard, aka Charly, que es un tipo que tiene también una asociación con gente de La Rinconada con la que montan mercados de cercanía, de frutas, hortalizas, verduras, más sanas que las de las tiendas, como forma de acercarse a la economía de barrio. Él tenía ganas de hacernos un videoclip porque también nos ha llevado a tocar a los puestos que montan. Y lo grabamos rápido a pesar de algunos problemas técnicos que hubo. Fuimos a grabar un par de veces en un parque de La Rinconada y las partes de interior son todas en nuestro local de ensayo. Hay proyectos de hacer más videos; tenemos las canciones elegidas, la temática también, pero tal como está la cosa estamos amarrados de pies y manos, aunque queremos hacer al menos un videoclip más de los trabajos que ya tenemos en la calle antes de lanzar los singles nuevos que tenemos ahí previstos».
El futuro incierto vuelve a surgir, como siempre en los finales de todos los artículos que escribimos últimamente. «De futuro, tal y como está la cosa tenemos que ir parando y rehaciendo la agenda. Desde que empezó el año estamos grabando un par de canciones que vamos sacar sueltas, como te he dicho antes. Cuando terminamos con el disco nos apetecía trabajar en líneas más instantáneas, tener algo grabado e irlo soltando, pero claro, hemos tenido que volver a parar. Así que poco a poco lo que queremos es ir sacando singles y hacer algún video más de alguna canción de Elixir. Mientras siga esto de la pandemia no queremos hacer planes a largo plazo porque ya nos han dado un par de veces en la frente; querríamos hacer cosas que fuesen saliendo cada mes más o menos, pero nada es seguro».
El futuro difícil, frágil, escaso. ¿Se puede echar de menos el futuro? Hagamos nuestras, en todo caso, las palabras que Diego lanza en ese videoclip anterior: vendrán los buenos días, de la buena actitud siempre hago apología…