Aparecido a finales de septiembre, Nada será como antes es el primer disco del guitarrista estepeño Carlos López, músico y profesor de vasta experiencia y muy polivalente que ha transitado ámbitos como los del folk-rock, el jazz o las bandas sonoras, entre otros. Este maestro de las seis cuerdas presenta su álbum de debut esta noche en La Casa de Max en un concierto íntimo donde desgranará los diez temas que componen su trabajo en solitario.
López lo grabó en un solo día, en cinta analógica y sin overdubs, en La Mina Estudio junto al reconocido productor Raúl Pérez. El objetivo era conseguir “un sonido cercano, como de alguien tocando frente a ti, con la guitarra sonando lo más natural posible”. El resultado de este proceso ha visto la luz en formato físico, CD o vinilo, y también en plataformas digitales.
Nada será como antes, como no podía ser de otra manera, es un disco de guitarra acústica, sin más distracciones, una propuesta honesta, y en muchos sentidos también audaz, con la que López se muestra más desnudo y humano que nunca. Tanto es así que el prestigioso músico norteamericano Julian Lage, una de las máximas referencias de la guitarra en el jazz a nivel mundial, ha escrito una cita para este disco. «Un disco magistral a cargo de un guitarrista capaz de los más bellos y sentidos matices. Escucharlo es un verdadero placer, una experiencia maravillosa”, ha aseverado. Lage ha sido, de hecho, una gran influencia para López durante todo el proceso de creación de esta obra. Según sus palabras, “World’s Fair es una constante inspiración, para mí el disco definitivo de guitarra acústica”.

Pero no sólo en Lage ha encontrado fuentes de estudio, por supuesto. Desde el momento, hace dos años, en el que surgió en su cabeza la idea de componer y grabar un disco de guitarra sola, López ha investigado mucho en varios terrenos, tanto de la música tradicional americana rural como expresiones más vanguardistas, incluso más allá de la propia guitarra, absorbiendo todo lo que encontraba e intentando “resolver esa compleja ecuación que se da entre la música y el silencio, la respiración y el no llenarlo todo, precisamente para que todo respire”. De esta manera, su primer disco en solitario huye del virtuosismo y de lo apabullante, para buscar un lugar propio, alejado de las expectativas.
Cabe destacar asimismo el excepcional trabajo a medida del luthier inglés David Heaton, que fue la mecha para el concepto de este disco. Tal como explica López, David es un increíble constructor de guitarras flamencas que tenía interés en hacer una acústica. Entre ambos trabajaron la idea, el diseño y hasta los mínimos detalles, en un largo proceso que comenzó mucho antes de que Heaton se pusiera realmente manos a la obra. El resultado es, para López, “la guitarra de mi vida”, con la que ha grabado y compuesto la mayoría de estos temas que ahora presenta. Recuerda que, cuando la tuvo en sus manos, “empezó a brotar música sin parar”, un momento de explosión creativa que lo hizo reflexionar, dar un paso atrás, pensar detenidamente en qué temas iban a formar parte del disco y trabajarlos hasta la extenuación.