- HellHounds debuta con un álbum homónimo que pone el foco en la crítica a la sociedad a través del thrash metal y el death metal clásicos
En estos procelosos tiempos que corren no hace falta mucha imaginación para hacerse una idea de lo que se puede padecer en el infierno. Así de chunga está la cosa en la Tierra. Y es algo que percibe con nitidez incluso la juventud, devastada ante las perspectivas que se ciernen cuando se trata de pensar en el futuro. «El futuro de las sociedades tal y como están planteadas es muy oscuro e insostenible: HellHounds quiere formar parte de un cambio necesario en la escena, en la vida», asevera ambiciosa esta banda sevillana cuyos jovencísimos integrantes oscilan entre los 19 y los 25 años de edad y que el pasado mes puso todas las cartas sobre la mesa con el lanzamiento de su primer álbum homónimo (RockCD Records), compuesto por nueve piezas inspiradas en el thrash metal y el death metal de la vieja escuela (léase Slayer, Venom o Possessed), un estilo que ellos mismos han denominado Hell Metal.
Resulta paradójico, hasta cierto punto, que unos veinteañeros tomen como referencia esos estilos y grupos ya añejos, pero nos lo explica gustosamente su bajista, vocalista y miembro fundador, Manuel Borrero, quien puso los cimientos de estos sabuesos del infierno allá por el año 2018 en Sanlúcar la Mayor junto con su su amigo Marcos Fortuny (guitarra): «La fijación en esos géneros así más clásicos viene sobre todo por nuestros gustos, ya que a todos nos mola ese rollo de la vieja escuela y también por cambiar un poco. Llama más la atención hoy en día que haya un grupo que haga cosas más clásicas a otro grupo más haciendo lo que se hace hoy día, que hay muchos parecidos», exclama antes de poner un ejemplo de lo que afirma: «El tema de los riffs es importante, ya que antiguamente se miraban mucho y ahora costaría adivinar una canción de un grupo actual si te fijas sólo en los riffs«, explica.
Que varios de los temas incluidos en este HellHounds hagan alusiones al infierno en sus títulos es algo que igualmente tiene su razón de ser, como comentábamos al principio: «La obsesión con el infierno es simplemente un recurso, bastante habitual dentro del género, pero también es algo atractivo. Al fin y al cabo el infierno tal como nosotros lo pintamos puede ser una alusión simplemente a lo que se vive en la Tierra estos días. De ahí que haya mucha crítica a la sociedad. Walking in Hell a lo mejor no es caminando en el infierno, sino caminando en la Tierra, donde ves las cosas que hay», apunta en relación con el sexto tema del disco.
La banda, como hemos anotado, nació cuatro años atrás, aunque no terminó de apuntalarse hasta el pasado año, pues los dos miembros originales no terminaban de encontrar los compañeros de aventura idóneos… hasta que aparecieron en 2020 Antonio Montiel (guitarra rítmica) –el mayor de los cuatro– y Rafael Sanz (batería), completando así la formación actual. Tras integrar a los nuevos componentes y acabar de definir y pulir el sonido que perseguían, los sevillanos se pusieron manos a la obra y a lo largo de 2021 lograron preparar un repertorio suficiente para entrar a grabar. Cosa que hicieron en los últimos días del pasado año: «Entramos a grabar a finales de diciembre y el 7 de enero fue la última sesión en el estudio», nos cuenta Borrero cuando le preguntamos sobre la experiencia de trabajar con Leo Peña, que ha sido el encargado de grabar, mezclar y masterizar el álbum en Jotun Studio. «La experiencia fue de diez. Leo es un profesional y consiguió sacarnos adelante el disco, ya que nosotros lo llevábamos preparado pero siendo el primero que grabábamos y siendo noveles en esto, teníamos nuestras lagunas, nuestras dudas… y él consiguió solventarlo todo. Trabaja muy muy bien. Todo genial, la verdad», recalca el cantante.
Así que el año 2022 ha sido por fin el de presentación y despegue de HellHounds, que el 1 de abril lanzaron su primer sencillo y vídeo, del tema The Price Of A Life, y sólo ocho días más tarde se subían a un escenario por vez primera, en concreto al de la Sala Holländer, donde tenía lugar su bautizo junto a otra interesante banda local de la que también os hemos hablado en alguna ocasión, G E A. Ya a finales de mayo sacaron un segundo videoclip, el correspondiente al tema titulado R.I.P., que en este caso sirvió de antesala a la salida del disco, que se produjo una semana después, el 6 de junio.
Un álbum con arte a cargo de Iván Mario Dos Santos y cargado de letras que hablan sobre futuros distópicos y críticas a la sociedad, que muestran la rabia y la ansiedad que siente una generación cada vez más asediada por restricciones y agobiada ante la falta de oportunidades. Pero ellos no se rinden y están dispuestos a poner su granito de arena para alterar la complicada realidad que les ha tocado vivir, aunque sea a base de ladridos desde el averno. Que está más cerca de lo que creemos, desde luego.