Con Los Pasajeros, la banda sevillana compuesta por José Apolo y Victor M. Pacheco, podemos hablar sobre un nuevo comienzo. Porque eso es lo que ha significado para ellos la firma de un contrato con el sello discográfico alemán independiente Nordhausen Schallplatten. Un nuevo comienzo que esta vez sí tendrá continuación con la publicación y distribución por Europa de su segundo disco largo en cuanto termine de grabarse. Y hasta que eso ocurra el que va a tener una segunda vida va a ser el primero de ellos, Días extraños, que es del que te vamos a hablar hoy en nuestra sección de discos, porque vuelve a editarse en este sello el viernes santo, día 19 de abril, con formato absolutamente profesional en lugar de la primera autoedición con la que lo vimos hace ahora justamente tres años.
Días Extraños es un disco que ya desde la primera de sus canciones, la que le da nombre a toda la obra, recrea la euforia comunal de las discotecas de los años 80, con una música sintética, de pop electrónico, que para ser saboreada adecuadamente exige que elimines tus inhibiciones. Canciones con ritmo de baile, golpe a golpe, que en aquellos días más jóvenes nos hubiesen llegado incluso con más BPM (beats por minuto) que ahora, y que en este disco juegan a moverse como en una montaña rusa, manteniendo una velocidad fuerte con apenas apreciables cambios de ritmo en las primeras piezas para de pronto precipitarse a un abismo de emotividad con El final de la línea, algo parecido a un vals negro que no es música de baile pura, sino una canción más lenta, cotidiana, de amor, devoción, angustia e incertidumbre que después, con el instrumental Nostalgia (Libélula), les hacen recrearse en el dolor; pero ensangrentados, que no vencidos, vuelven a levantarse y a seguir peleando confiados en la victoria: en silencios como estos no puedo pensar / las palabras que llevo dentro me hacen dudar… Oculto es una canción de autor, aunque el cantante que nos hace llegar su verdad se apoye en un sintetizador en lugar de una guitarra.
Fancy food te invita a que mires en el interior del alma de Los Pasajeros, algo que no deberíamos dejar de hacer y dejarnos guiar además por las suplicantes frases de Victor pidiendo más amor y poner fin al odio, arropado por las brillantes armonías de sintetizadores de José, sedantes a veces y enérgicas otras, pero siempre melódicas. Esta canción fue la primera del dúo y marcó el camino a seguir: synthpop que va desde Depeche Mode a Yazoo, con gemas en las que el estado de ánimo se vuelve opresivo. Designios es de estas últimas, pero Oraciones vuelve a traer la luz brillante; con ella seguimos navegando a través de un océano tormentoso, pero con esperanza, que es lo último que se pierde… el I think I’m paranoid de Garbage (per)vertido como rock electrónico.
Después, lo que sientes escuchando El deseo perpetuo es puro amor y devoción, un hermoso final para un disco atractivo, lleno de emociones que chocan; brillante y eufórico en sus primeras notas y en el que poco a poco vas sintiendo melancolía e incluso se convierte en un disco sombrío cuando el factor pop es menor. Se siente el sabor agridulce de un disco que deja que tus propias emociones sientan también físicamente la tormenta visualizada en las canciones que contiene.
Días extraños se enfrenta explícitamente a las fuerzas oscuras y las disuelve en amor y esperanza. Un disco fácil de comprender que está muy bien que vuelva a reeditarse en estos tiempos revueltos porque refleja el mundo de cerca y revisa el pasado reciente. Y en cuanto la tormenta se asiente y las olas vuelvan a ser suaves Los Pasajeros llegarán lejos en su camino. Europa se les acaba de abrir. El 19 de abril es el día que marca su renacimiento.