- Maleso lanza el video de Una guillotina en la Plaza Nueva
Desde ahora mismo, justo con la publicación de este artículo, está disponible también el primer video que se realiza sobre una de las canciones de los Fracasos que no me explico de Maleso, el disco con el que se inició el camino de Felices Años 20, compañía multimedia con la que Paco Cruces, aka Paco Trilita, ha vuelto a la escena musical sevillana.
La canción elegida es precisamente la única de este disco recopilatorio que no está recopilada de ningún otro disco previo de Maleso, sino que vio la luz directamente en él. Se llama Una guillotina en la Plaza Nueva y los protagonistas del video son también los protagonistas del disco y de su edición; solo dos: Maleso y Paco. Y este último es quien me cuenta cómo han llevado a cabo la aventura. «En el video solo hemos intervenido Martín y yo; él delante de la cámara y yo detrás y en el montaje. El guion, la realización, la grabación y todo lo demás son míos también». El Martín al que Paco se refiere es Martín León Soto, que con las primeras sílabas de su nombre y apellidos construye el del personaje a través del que nos hace llegar sus canciones: Maleso.
Aunque Martín nos quiere hacer creer que el video se ha rodado enteramente en un decorado simulando Sevilla, construido en los estudios Cinecittá de La Pañoleta, la verdad es la que nos cuenta Paco: «El video es una trayectoria lineal desde un supuesto Museo de Bellas Artes donde entramos, paseamos, vemos sus salas y salimos para recorrer un itinerario que va desde la Giralda al Alcázar, la Catedral, la Avenida de la Constitución y la Plaza Nueva».
El videoclip es un vehículo para el lucimiento de Maleso mientras nos cuenta que a pesar de que a los franceses no se les entiende un pijo con tanto acento como tienen sus palabras, a la hora de ejercer la democracia inventaron un sistema muy directo y fino. Paco me dijo antes que él fue el autor del guion, aunque no salió tan fácil como puede parecer. «No fue el primer guion el que usamos para el video, sino el tercero o cuarto, porque tuve que adaptarlo hasta que dimos con la tecla de qué se podía y qué no se podía hacer en un espacio al aire libre. En el trayecto que te decía antes vamos insertando mensajes sobre el mundo que queremos para todos nosotros: político, económico, ecológico… con ese toque maestro de Martín, de la sátira social».
Seguramente Paco, una vez claro cuál iba a ser el fondo del videoclip, habrá tenido que echarle más tiempo a pensar en cuál iba a ser su forma. «He hecho de las herramientas digitales nuestras aliadas para darle cierta diversidad al video. Nos hemos permitido incluso la licencia de llamar a colaborar al maestro Zurbarán y al propio rey San Fernando, que hace un par de cameos en el video y estamos muy satisfechos. Por otro lado, técnicamente, para que todo el mundo lo sepa, esto se ha rodado con un móvil y a veces utilizaba un gimbal, que es como un estabilizador; se ha montado en un programa gratuito que se llama iMovie y se ha terminado de montar en el Final Cut Pro X con una licencia gratuita de tres meses por parte de Apple. Es decir, el coste os lo podéis imaginar: el asumible. El resultado: creo que más que sorprendente».
Y excepto el rey San Fernando, que hace de él mismo con gran soltura, los demás personajes que aparecen en el videoclip, excluyendo a los viandantes de fondo, son todos ellos interpretados por Maleso, en un alarde de experimentación basada en el método Stanislavski. Paco se deshace en elogios sobre él. «Martín ha sido un excelente actor; muy dócil y con mucha voluntad para solucionar los problemas. La idea de los personajes que aparecen, aunque la decisión fue mía, surgió de la caracterización para la sesión de fotos que preparamos y luego realizó Miguel Ángel Cano, firmándolas como MACANO cuando aparecieron en la portada del disco. En esa sesión preparamos, a partir de las canciones, unas ideas para las fotos con todos esos personajes que aparecen, que además de los que están en el disco son muchísimos y poco a poco van a ir apareciendo. De ellos he seleccionado tres, que son el potentado, entre nosotros llamado el facha; el cura revolucionario, con el gorro frigio de los jacobinos, y el cura previo a la revolución. Esos tres personajes son alter egos de Martin y nos permiten ilustrar la historia de Una guillotina en la Plaza Nueva, que es una gran historia de Maleso, haciendo lo que habíamos pretendido, que era que la ciudad tuviera un relieve enorme en el video, aunque eso nos generase una serie de inconvenientes por el estado de pandemia».
Es curioso como los personajes van embozados en algo más que la preceptiva mascarilla actual. «Pensé que debíamos, aunque hiciéramos algunos efectos digitales, plasmar la época que nos ha tocado vivir y se me ocurrió el hecho de llevar la boca al aire libre, pero siendo un ectoplasma en un móvil colgado de la boca; así que siempre hicimos todas las tomas en espacios al aire libre y no solo con la mascarilla, sino además con la coraza que representa un móvil colgando de las orejas y sobre los labios de Martín. Porque la idea era hacer un video icónico del estado actual además de que la ciudad nos ayudase en el mismo».
El que Martín lleve la boca tan tapada no nos impide entender lo que dice: que hay que cortar muchas cosas; cortar por lo sano y por lo enfermo, pies, manos y, sobre todo, cuernos; también prepotencia, vanidad, indecencia, mezquindad… así que le pido que se moje y me dé nombres concretos a los que aplicar esos cortes en la Plaza Nueva. «No hace falta; en cualquier sitio de Sevilla la gente ve una cola y se pone a ver si le dan algo».
Esta canción de Una guillotina en la Plaza Nueva muestra la cara más rockera de Maleso, y aunque por su intencionalidad puede parecernos tierna y hasta romántica, su fuerte está en arrancarnos una carcajada desenfadada y perversa. Si Maleso nos resulta especialmente atractivo por la mezcla, contradictoria a veces, de irreverencia y de ternura que transmiten sus canciones, en esta tenemos al autor más lúcido, ingenioso y divertido. Aunque como a la canción le veo también un borroncito le exhorto a que me confiese que los acordes del principio se los ha mangao al O tren de Andrés do Barro. «¿El riff de guitarra? Efectivamente; de hecho había un coro de dos voces femeninas haciendo piiii-pi-pi-pi, pero el productor dijo que lo quitara, que acabábamos en el penal de Cambados».
Y los productores siempre tienen razón. Pero hablando de coros, al final de la canción se oyen varias voces más junto a la de Martín, así que le pregunto (aunque yo ya lo sabía, pero sé que a él le gusta escucharse) que de quiénes son. «Pues en las frases del final se oye también a Aida, claro, y a Chencho Fernández, Pedro Cruces y Benito Peinado». Aida Vílchez es su compañera en la vida y en la música y por eso pone voces en sus canciones y también un surtido de instrumentos que van desde el sintetizador hasta la tabla de lavar, pasando por el violín, así que es normal que esté ahí. Y Chencho también porque le da lustre a todo lo que toca y como también aparece en la nueva versión que se grabó para el disco de Keith Richards es guay, pues no era cosa de desaprovecharlo. Pero los otros dos son Pedro, el que estaba en Los Picapiedras, y Benito, el que estaba en Dulce Venganza, y esos están ahí para que la gente vaya recordando de nuevo sus nombres porque los próximos lanzamientos de este sello Felices Años 20 les van a tener a ellos como protagonistas, con una colección de canciones que el primero ha ido componiendo e interpretando durante su exilio laboral en Alemania y con una novela escrita por el segundo, que acompañará a la edición del disco que Dulce Venganza grabó en 1993 y nunca vio la luz.
Y como Maleso es muy prolífico y compone canciones radicalmente diferentes a los de la mayoría de los llamados cantautores y su presencia rompe descaradamente el molde del concepto de cantautor, así como la compañía de Paco Trilita rompe también los conceptos establecidos por los sellos discográficos habituales, estoy seguro de que a los dos los vamos a tener en nuestra web disonante repetidas veces. Así que por hoy ya está bien de daros la chapa con ellos.