Desde siempre muchos intérpretes se han acercado al flamenco desde la heterodoxia. Y una de las que más éxito ha tenido haciéndolo ha sido Rosario La Tremendita, que con dos de los cuatro discos que lleva editados en su decena larga de años de carrera ha recibido nominaciones en los Grammy latinos al Mejor álbum flamenco: en 2012 por Fatum y en 2018 por Delirium Tremens, disco este, el último que le conocemos, en el que más y mejor sacaba al cante flamenco de su entorno tradicional para acercarlo al jazz y a la electrónica. A causa de su conocimiento de causa le pregunto sobre quién le parece que tiene más interés en acercar un terreno al otro: los flamencos al rock y la electrónica, como por ejemplo Perrate o ella misma, o incluso Cristian de Moret, con quien la he visto recientemente compartiendo escenario; o los rockeros y electrónicos al flamenco, como Los Voluble, por poner un solo ejemplo. «Creo que existe un interés mutuo, pero de todas maneras mi universo va más allá de cualquier etiqueta, yo soy flamenca y así será siempre. Me acercaré a todo músico, artista y disciplina que genere mi interés para el crecimiento y evolución, tanto la mía propia como la de mi persona».
Y por ello acaba de lanzar Mi voz, la primera canción de adelanto del que será su quinto disco, que llevará por título Tremenda y verá la luz en algún momento del año 2021. Una canción producida por ella misma junto a Pablo Martín Jones, mezclada por Lucas Piedra Cueva y masterizada por Víctor García, en la que esa voz de Rosario a la que alude el título estará acompañada por los teclados y sintetizadores que ha manejado David Sancho y la percusión de Pablo, que además se ha encargado de las programaciones y los arreglos. En Mi voz se unen las raíces del flamenco con la experimentación más absoluta.
Rosario comienza por tarantas pero luego sigue por fandangos, le pregunto si hay algún motivo concreto para este cambio. «Bueno, en realidad todo cante libre viene de la estructura del fandango, cante de levante, granaína, malagueña, etcétera. La búsqueda para mí ha sido tratar de encontrar la sencillez dentro de la complejidad del cante y de sus textos en sí, más que en el palo. No es una novedad mezclar cantes o palos, trato de salir de todas esas reglas, y ser libre». Aunque quizás sin seguir sus reglas puede que se encuentre más cómoda en algunos de esos palos que en otros. «En ninguno y en todos, según la época, en los que me encuentre trabajando y donde tenga la inspiración en el momento».
No me resisto, aún a costa de pecar de academicista, de preguntarle a Rosario algo más sobre los palos que maneja del flamenco, siempre ajustados perfectamente todos ellos a la voz, a la guitarra y a la percusión, facetas que ella domina perfectamente, como también sobresale con el bajo eléctrico… ¿habrá algún palo al que mejor le vaya ese instrumento? «No hay ningún palo que vaya mejor con el bajo, más bien donde yo encuentre el lenguaje en sí. Por lo general, en mi caso, los más rítmicos». ¿Tampoco alguno al que le sienten mejor las instrumentaciones electrónicas? «No se trata del palo. Todo cabe y todo sobra, es según cómo, de qué manera y quién lo haga. Todo con autenticidad, verdad, conocimiento y sentido común puede funcionar. Reunir todos esos requisitos es lo difícil».
Y en Mi voz logra reunirlos con creces. Si el resto del disco que prepara va a continuar en esa línea, más libre estilísticamente que cercano a los cánones del flamenco, no habrá quien se resista a su brillo. «En el disco convivirán cantes que tengan esa libertad estilística con palos más crudos, desnudos, salvajes y tradicionales», me cuenta Rosario, que continúa hablándome de él. «Tremenda trata de esos dos mundos que conviven en mí, esa dicotomía que viene de unos años acá y que muestran mi universo e inquietudes a través de mi lenguaje natural que es el flamenco, pero siempre desde la libertad».
Mi voz es bastante claustrofóbica, incluso sofocante; una canción hecha con música de nervios crudos, demasiado decidida e intensa para llevar unas marcas de tiempo o estilo obvias. La iconoclasia y la intensidad emocional de Rosario preparan el escenario para las sensaciones que seguirán en las demás piezas del disco, que ya deseamos conocer. La esperanza y la desesperación interconectadas en una canción que corroe tendencias; una voz que duele cuando habla, que mata dónde apunta. Aquí no hay seguridad contra el daño, nada de lo que tengas que estar agradecido, recibimos la fuerza con que golpea Rosario con su roja letra de sangre, la atmósfera que nos oprime. Es Rosario en su mejor momento de emoción y evocación. Su voz, cuando abandona las palabras inquietantes del matiz flamenco y repite una y otra vez las dos palabras del título, es el contrapunto etéreo a la producción de sonidos de Pablo y David. La línea argumental de la canción no es continua, pero así y todo es un documento de unidad, no de fragmentación; Mi voz traspasa los límites de todos los géneros que la componen, trasciende a las etiquetas y clasificaciones. Todo lo que Rosario La Tremendita construya a partir de aquí será su propia bestia.
