Si en Sevilla hay un músico prolífico ese es Juani Misterfly. Rarísimo es el mes en el que no saca algún disco con material nuevo o remezclado, ya sea en solitario o en alguna de las formaciones en las que milita: X+M, Electronikboy y Conmutadores. En esta última forma sociedad con Víctor M. Pacheco, con el que también tiene un proyecto paralelo llamado Mist3rfly Dúo, que es como han editado hoy mismo su segundo disco, Dimensión, espacio y tiempo, en el que partiendo de la idea con la que ya lanzaron el año pasado el primero de ellos, Presente Pasado Futuro, se lanzan al rescate de canciones de proyectos anteriores como Lemon^Fly, Parabólica, Munich 72 o Amargos Besos, actualizadas con una nueva producción y la singular voz de Víctor. Aunque este segundo disco tiene con respecto al primero la novedad de que una de las canciones incluidas no es de autoría propia, sino una versión muy respetuosa con el original de Ni por viejo ni por diablo de los Niños del Brasil, una banda a la que tanto Juani como Víctor admiran desde sus inicios.
La idea original del dúo era editar este disco a finales de año, pero como Rocknrolla Producciones les llamó para formar parte del cartel de la gira por el 40 aniversario de Aviador Dro en el concierto que se celebrará en el ciclo Pop CAAC el próximo 30 de agosto, decidieron adelantar su publicación y aprovechar la realimentación promocional que durante este mes se producirá entre el concierto y el disco, que está disponible ya en su Bandcamp y además, en limitadísima edición física como CD, con el valor añadido de un remix extra de Victor, a través del correo juanimisterfly@gmail.com.
Las otras cinco canciones que componen el disco repasan varios años de composición musical de Juani Misterfly e incluso de Víctor M. Pacheco, porque de la segunda de las canciones, Cruce de caminos, son suyas tanto la letra como la música y apareció originalmente hace dos años en un disco que firmó como Víctor eMe, al que llamó Anatomía de lo imperfecto.
Este mini álbum se abre con Galaxia, y al escucharla he tenido que mirar varias veces la carpetilla interior del disco para cerciorarme de que quien realmente la canta es Víctor, porque la voz es prácticamente igual a la de Mario Ruiz, que era quien la cantaba originalmente en el grupo Munich 72 que Juani Misterfly formó en el año 2008; si acaso aquí Víctor rebaja un poco el lirismo de Mario para invertir más en la urgencia que se necesita para cantar sobre el amor torturado. De aproximadamente tres años antes es la canción La casa, del repertorio de Parabólica, otro de los proyectos de Juani, este con Miguel Ángel Soto. Aquí el electropop es más pausado, con la voz de Víctor sonando sobre un gorgoteo electrónico más espartano que en las piezas anteriores, fruto de la flexibilidad de Juani con las programaciones.
En 1996 el dúo Lemon^Fly invitó a Juani a formar parte del proyecto y de aquella etapa es la canción Ya no bailo, a la que la voz de Víctor le da mucha más luminosidad que aquel sincopado ritmo que originalmente tenía con la voz más ampulosa de Tato Gato. El synthpop como género más brillante que inquietante. Y la última de las canciones del disco, Con la lluvia, es también la más antigua de todas, porque es de las que interpretaba Amargos Besos, uno de los primeros grupos de pop oscuro de nuestra ciudad, surgido en los años finales de la década de los 80. Y como este grupo nunca llegó a grabar más que maquetas pues eso implica que esta canción compuesta por Juani junto al anteriormente mencionado Miguel Ángel Soto en los míticos locales de ensayo de El Calambrazo, sea la única de las seis que no ha visto la luz en ninguna edición discográfica anterior. Se le nota el primitivismo incluso con las vibraciones que le aporta la creativa y resuelta producción contemporánea, haciéndola más convincente de lo que originalmente debió ser con esos aires, mucho más suavizados ahora, como de sintonía de vuelta ciclista.
Pocas veces la electrónica sevillana ha sido tan eufórica como en este disco, Dimensión, espacio y tiempo, lleno de pop sensual, con los justos toques sombríos. Juani y Víctor mantienen con él un lugar privilegiado entre los músicos de synthpop, que cada vez se alejan más del post punk regresivo para acercarse al pop que palpita al ritmo de las caderas que se mueven en las pistas de baile.