Monkey Week SON Estrella Galicia (jornada del jueves). Alameda de Hércules y entorno. 21 de noviembre de 2019
Para gozar a veces hay que sufrir. Y esa máxima bien puede resumir la jornada inaugural de conciertos en Monkey Week SON Estrella Galicia 2019. Estaba anunciado que la lluvia iba a reclamar su papel protagonista en esta edición y no faltó a su cita. Desde el primer día, sin tregua. Suerte que el programa del jueves era más liviano que el de las jornadas sucesivas y no contenía tantos bolos a la intemperie. No obstante, la organización supo reaccionar y trasvasar algunas actuaciones de escenario (del Fundación SGAE, inundado, bajo la Torre de Don Fadrique, al INES, en el patio), siempre dentro del Espacio Santa Clara y a eso de la media tarde, que es cuando más agua caía.
A resguardo, en el Teatro Alameda, es donde se celebran los conciertos principales, que en esta primera jornada daban comienzo a las 21:30 horas con el set del uruguayo Juan Wauters, que resultó decepcionante hasta el punto de hacer desistir a este cronista tras los tres primeros temas. El encanto que transmiten sus discos no apareció sobre el escenario, donde Wauters se asemejó a una suerte de Jonathan Richman de marca blanca, con alguna que otra desafinación inclusive.

Sin pensarlo dos veces, y aprovechando uno de esos azarosos caprichos del destino, surgió la opción de acercarnos a Santa Clara para contemplar a los siempre fiables All La Glory, cuyo bolo se había retrasado cuatro horas por mor de la lluvia. Una maravilla porque estos, aunque los tenemos muy vistos, siempre cumplen las expectativas. Su repertorio, como el lógico, giró en torno a su flamante Disco Fantasma, que interpretaron casi completo, añadiendo algún que otro tema icónico de la banda como Runaway girl, Looking for a thrill y una versión de The Romantics en la que Juano Azagra se lució con la guitarra solista. La brutal potencia de los subwoofers y lo juntitos que estaban los cinco en un escenario tan recoleto no impidieron que el público disfrutase de lo lindo.

De vuelta al Teatro Alameda era el turno de comprobar las razones del éxito masivo de Carolina Durante, que en efecto congregó a muchísimo más público del que había sufrido a Juan Wauters. Mejores que hace unas semanas en el CAAC, desde luego, a uno en todo caso sus canciones le siguen pareciendo demasiado similares unas a otras. La gente, de cualquier modo, se entregó a ellos y coreó cada una de las canciones con tanto entusiasmo como brincaba el cantante sobre las tablas. El teatro se convirtió en una fiesta desmadrada cuando cantaron Cayetano, a la que le cambiaron un poco la letra sustituyendo la alusión al PP por otra a Vox.
Horas antes de eso, mientras la organización hacía malabares para ajustar el cartel, nosotros arrancábamos en el Escenario Jägermusic, la pista de coches de la Alameda. Cuando llegamos el insigne rAMOS Dual aporreaba su batería con más brío del habitual y su compañera Yul Navarro hipnotizaba al personal con su theremin, cerrando su actuación de forma triunfal. En el mismo sitio, a continuación Kindata comenzaron con una atmósfera muy volátil y difusa dado que las limpias bases que Tero Heikkinen lanzaba nos llegaban a un volumen demasiado bajo ; la cosa fue a mejor cuando Berni Ruiz hizo crujir los amplis con su guitarra y los bajos nos golpearon el estómago. Las texturas sucias levantaron el concierto.
Monterrosa lograron a continuación que el baile se adueñara de toda la pista. Una chica a la batería acompañaba a una música pregrabada que nos llevó a los mejores tiempos de Alaska y Dinarama, mientras Enrique Aparicio y Rocío Sáiz unieron sus voces ejerciendo de Camela en unas canciones de regusto melódico del pop español más clásico, del que incluso rescataron una canción de Massiel.

Poco más pudimos presenciar antes de ir al Teatro Alameda. Pero Monkey Week siempre guarda la bala de los conciertos en las tres salas contiguas de la calle José Díaz para los inasequibles al desaliento y nocturnos en general. Pasada la una nos plantamos allí e ingresamos en La Calle, donde estaba ya empezando la mexicana Girl Ultra, una agradable sorpresa por su sensibilidad R&B. La acompañaron músicos locales: Pepe Frías al bajo, Jesús Fajardo a la guitarra y Thibaut Benoit a la batería. El placer continuó en la Sala X con Núria Graham, que llegaba esta vez con una banda completa que arropaba sus bellísimas canciones de dream folk, de las que nos adelantó Marjorie, su próximo single, dedicado a una de sus abuelas, tras interpretar Marianne, la canción que dedica precisamente a su otra abuela.

Su música serena y exquisita contrastaba con la que nos regalaron de nuevo en La Calle Kings of the Beach, un power trio joven, saltarín y efectivo que nos hizo sacudirnos con fuerza gracias a su rock garagero, ramoniano y gamberro. La noche la cerramos de vuelta a la Sala X con Medalla y su mezcla de punk y hard-pop que convirtió las primeras filas en una locura de gente saltando y chocando y de chicas surfeando por encima de nuestras cabezas.

Para cuando abandonamos el recinto, ya cerca de las cuatro de la madrugada, la lluvia era historia. Aunque amenazaba con regresar en la segunda jornada sin compasión. Como si eso nos fuese a parar. Monkey Week, como la vida misma, es (a ratos al menos) una maravillosa locura a la que hay que entregarse sin ambages.

Foto de cabecera: All La Glory / JAVIER ROSA