- El trío Cuerda Huida debuta con un magnífico álbum homónimo que rezuma el espíritu del slowcore y post-hardcore de los años noventa para intentar escapar de la incertidumbre
Escapar de la incertidumbre dominante es todo un desafío, más para las nuevas generaciones con toda una vida por construir y que apenas encuentran alivio cuando contemplan lo que les rodea. Sobrevivir, salir adelante, cuesta un mundo y es preciso hallar no sólo alicientes, también el equilibrio entre conformismo y ambición, la justa medida. No resulta extraño que varios de los títulos de las ocho canciones que conforman el debut homónimo de Cuerda Huida sean tan explícitos como Todos quieren algo, Quiero más, No nos queda nada, Hedonista depresivo o No seré… o que, prestando una mínima atención a las letras, se observe que campan a sus anchas la desesperación, la frustración, el desengaño, el no encontrar el sitio en este mundo hostil. «Sin duda es un conjunto de emociones que condensa una atmósfera que compartimos la mayoría de gente que nos rodea. Vivimos un bucle donde reina la incertidumbre continua; la apatía, incluso para hacer cosas que nos gustan; el consumo incansable, el scroll infinito como escape; incluso cuando lo tenemos todo«, explica el trío compuesto por los hermanos Leo y Lolo Santamaría, guitarrista el primero y bajista y vocalista el segundo, junto al baterista Carlos Cárave.
Una formación con las ideas muy claras según muestran en la extensa conversación que mantuvimos con ellos. Que ahondan en lo anterior con mucha cordura: «Las frustraciones alrededor del sexo y el culto a la imagen, todo ello impulsado por el libre mercado y los sistemas capitalistas… Y qué decir de estos últimos… ¡capaces de vender a su familia! ¡Su alma! Y alma precisamente es lo que nos queda a todos nosotros; cuando creamos comunidad, cuando rompemos patrones de poder verticales, cuando compartimos experiencias en el día a día sin ningún tipo de interés más que recrearnos las unas con las otras. Vivimos en un mundo de engaños, de estafas… Todo es un negocio. El trabajo no es más que el robo de tu tiempo donde no puedes ser tú, vivir subyugado a otros, una actividad limitante y tristemente necesaria para poder sobrevivir en un orden establecido por la corrupción general». Más claro, el agua.
Reconforta comprobar que estas camadas que vienen detrás tienen al menos ideas, conciencia y cosas que decir. Y que son capaces de hacer todo esto sin perder la rebeldía y la ironía. Que sirve para, por ejemplo, entender por qué escogieron el nombre de Cuerda Huida: «A la generación de los 90 nos unen dos cosas relevantes en nuestras vidas: Pokemon y la continua incertidumbre del presente y el futuro. Si le preguntas a alguien de esta generación qué significado tiene cuerda huida, tal vez te diga que una soga con la que acabar con todo, o tal vez ese preciado objeto con el cual escapabas instantáneamente de cualquier cueva profunda y –a veces– sin salida. Esta última imagen mental es lo único relacionado con Pokemon. Escogimos este nombre porque consideramos que sería fácil expresar esa idea de escapismo trágico para toda nuestra generación. Cuerda huida es una resignificación paradigmática y simbólica que sólo nuestra generación entiende», confiesan.
Son jóvenes, pero no novatos en la música, de hecho los tres han sido y/o siguen siendo miembros de otros combos de la escena punk y hardcore sevillana –aunque también jerezana, pues andan a caballo entre ambas localidades– como Yugo, Latigazo Cervical, Happy Creeps y Drink Drank Punk. Nos ponen al día: «Este proyecto surge a principios de 2022, tras un año de muy poca actividad en la música, ya sabéis, muchas mascarillas en todas partes. La idea fue junto a otro amigo, Rere; nos reuníamos para probar y experimentar sonidos nuevos, inspirarnos mutuamente… a él le mola mucho el tema ambient y drone; así que queríamos juntar ideas y ver qué salía. Por distintas razones Rere decidió abandonar el grupo, pero nosotros tres decidimos continuarlo. Proyectos como Happy Creeps o Drink Drank Punk hace tiempo que decidimos terminarlos, y tenemos un enorme cariño por ellos tanto por su contenido musical como por la nostalgia de aquellos tiempos: eran los primeros pasos que fuimos dando siendo aún muy jóvenes, nos permitieron crecer creativamente, integrarnos en la escena y plantear nuevos trabajos. En el caso de Latigazo Cervical, Lolo decidió abandonarlo, y el grupo no continuó. En cuanto a Yugo, hemos decidido retomarlo este año y… ¡sigue en pie! De hecho, queremos grabar un 7″ para antes del verano», anuncian antes de proseguir y justificar la creación de otra nueva banda: «Todos estos proyectos tuvieron su momento, muy paralelamente a nuestras vidas y experiencias… Y es lo mismo con Cuerda Huida, es el resultado de todo este camino y representa nuestro presente, lo que ahora estamos viviendo y lo que nos apetece hacer. Aporta un sonido aún más maduro y con más experiencia. Nos sentimos más libres para hacer lo que queramos, sin estar sujetos a etiquetas o riffs predefinidos», aseguran.
El disco lo han grabado, mezclado y masterizado precisamente en el Estudio 79 de Jerez con Rafa Camisón, con el que ya habían trabajado antes en esos otros proyectos. No tuvieron muchas dudas: «Rafa nos ha acompañado desde el principio. Un colega de la escena nos lo recomendó y… ¡menudo acierto! Tiene mucha trayectoria musical, como músico y como productor. Es un tío que se involucra al máximo en lo que graba, es fácil trabajar con él ya que entiende siempre hacia dónde queremos orientar el sonido. Sin duda es un pilar básico para nosotros. En su día barajamos otras opciones, aunque la idea de volver a compartir un par de maravillosos y divertidos días con Rafa nos acabó convenciendo», señalan sin ambages. El diseño del disco es obra de Isaac Fernández.
El disco contiene ocho temas y dura unos 22 minutos, con lo que la media no llega a los tres minutos. ¿Era una premisa lo de hacer canciones cortas y rápidas o salió así?: «No fue ninguna premisa componer temas con estas características. Teníamos claro no conformarnos con cualquier cosa, que cualquier idea que pudiéramos construir en el local tenía que sonar con flow, que nos moviera el cuerpo. Buscábamos que incluso nosotros como oyentes necesitáramos prestar la mínima atención para mantenernos enganchados a lo que sonaba y sumergirnos en la pompa. Cuando algo ya nos sacaba de esta burbuja veíamos que no funcionaba. Los temas son lo que son, y eso es porque nos dicen algo de principio a fin, alargarlos no hubiera hecho más que desviar la atención, y dejar de gozar de la virtud que es escuchar algo sin tener que prestar el mínimo esfuerzo en hacerlo, porque te lleva solo. Los temas que son más largos siguen la misma lógica, si sigue contando algo… ¡adelante! Si no, se acabó».
No obstante, es cierto que varios de los temas (el que abre, Todos quieren algo; el último, No seré; y sobre todo Un cuchillo, instrumental en su primera mitad, se caracterizan por los bruscos cambios de ritmo, lo que sí es más premeditado según nos reconocen: «Sí que tenemos una premisa principal a la hora de componer que acompaña la idea de antes; y son –como dices–esos cambios bruscos de ritmos. Con ellos conseguimos mantener la atención y generar diferentes sensaciones en una misma composición. Un amigo puede darte la enhorabuena o puede decirte que le ha gustado mucho, pero que te diga que tenía los pelos de punta es algo más que verdadero. Es un objetivo conseguido, y nos encanta que la gente sea capaz de vivir lo que nos hacen sentir a nosotros», recalcan orgullosos.
Esas aceleraciones y desaceleraciones, esas fracturas radicales en el ritmo de algunos temas, me llevan a evocar a algunas bandas de los sellos Dischord o Touch And Go que animaron la escena hardcore-punk en los noventa, justo cuando ellos eran unos críos. No vivieron esos años musicalmente, pero sí que admiten la influencia de algún referente de esa época: «Es complicado señalar directamente unas referencias exactas. Podríamos decirte que destacan los tritonos, míticos del slowcore y el post-hardcore de los 90’s como los ya bastante conocidos Slint, entre muchos otros, además de grupos como Shipping News o Hot Snakes ya de principios de los 2000″. Y no tienen reparos en confesar otras devociones que se aprecian en sus canciones: «También destacan algunos ritmos más pesados y poderosos (en la referida Un cuchillo) que vienen de influencias del doom metal, de grupos como Amenra. Son reiterantes algunas partes más potentes y con armonías nostálgicas (en No seré) influenciadas por el post-rock o post-metal, de grupos como Russian Circles. Por último, buscamos también otros ritmos, como los tres cuartos o diferentes acentuaciones para crear distintas dinámicas, y acercándonos a armonías parecidas al flamenco (en Quiero más)».
Buen gusto no les falta, queda patente. Y de buenas canciones van sobrados. Sin embargo, como suele ocurrir con estos estilos en nuestro entorno, no parece que hayan tenido muchos apoyos y facilidades a la hora de editar el disco. De hecho, lo han tenido parado, una vez grabado, a la espera de encontrar un sello con quien publicarlo. Cansados de esperar, lo pusieron en circulación en plataformas el pasado día 20. ¿Serán capaces de encontrar algún aliado potente que les permita huir del clásico DIY (Do It Yourself) de la escena?: «Todo sigue en marcha. Por ahora hemos decidido publicar el disco en formato digital por nuestra cuenta, y a la vez propusimos una co-edición a diversos sellos, de los cuales hay unos cuantos interesados: Malmai Rekords, Producciones Truncadas, Frontal Distribución, Hombre Montaña, Tormenta de Ideas, Chivani Records, Colilla Records y Andalucía Über Alles«, enumeran. No son pocos, aunque uno se pregunta por qué tan atractivo trabajo no suscita el interés de algún sello con, digamos, más renombre.
En todo caso, se aprecia que últimamente está habiendo un cierto interés en las bandas nuevas de la escena por parte de gente ajena a ese círculo, caso de Montaña. ¿Han percibido ellos esa misma sensación?: «Así es. Como sabrás Sevilla es una ciudad con muchísima creatividad y movimiento, puedes juntarte con cualquiera y hacer proyectos que siempre aportan aire fresco; estamos en un momento de máxima expresión de sentimientos: frustraciones, denuncias, la búsqueda de un camino… sentimientos que compartimos –como ya anunciábamos anteriormente– toda una generación, y eso se nota en los resultados de todas las formaciones, ya sean de una escena u otra; incluso cuando somos unos y otros ajenos en cuanto a gustos… no lo somos en cuanto a lo que queremos expresar o cómo lo queremos expresar, y esto nos hace que nos movamos en un mismo plano», explican con –ahora sí– saludable optimismo. «Cuando algo tiene alma y cuenta cosas, somos capaces de apreciarlo y disfrutarlo nos movamos en una escena u otra… y en Sevilla lo que la gente hace ¡nos cuenta demasiadas cosas!», añaden antes de aludir a la citada banda: «Los amigos de Montaña han conseguido un estilo muy guapo. Es una pedazo de banda que disfrutamos mucho cada vez que los hemos visto tocar, así que entendemos que gente ajena haya puesto el ojo en ellos también. Creemos que está habiendo una apertura dentro del punk que se lleva cocinando tiempo en Sevilla en cuanto a oídos ajenos«.
Y como muestra un botón, pues Cuerda Huida es una de las cuatro bandas que el Colectivo HUM! ha incluido en su segundo evento, el próximo 22 de abril, junto a Blooming Látigo, Tripoda y Espiricom, bandas también del underground aunque se muevan en otros estilos: «Nos hace muchísima ilusión. Nos alegra ver como otras personas se juntan y hacen proyectos de este tipo. Además, Alfonso [Benítez, uno de los responsables de ese colectivo] ha apostado por nosotros desde el minuto uno, y esto supone una gran motivación para nosotros. Vamos a ir con las pilas cargadas, con temas nuevos y pretendemos dar el mejor concierto posible para estar a la altura«.
Será una excelente ocasión para presentar este elepé homónimo que acaban de lanzar, si bien ya ha habido varias ocasiones de tocar en directo, al menos un par de veces en la Sala Holländer y otro par en el Bar Mutante. Me matizan: «Para ser exactos hemos tocado cuatro veces ya en El Holandés; las dos primeras veces fueron en eventos benéficos para sacar pasta para la caja de resistencia de vecinas de Pinillos, quienes estaban pasando por una situación de presiones y violencia explícita para abandonar su hogar. Los otros dos conciertos fueron con Andalucía Über Alles; junto a Flash, La Rekba y Mass Distraction en uno; y junto a Viuda, Barrera, Tentáculo, Montaña, Presagio e Incisivas en el festival del pasado diciembre». Y se refieren a sus dos presencias en el local de la calle Fresa: «Tocamos en Navidad en un evento organizado por Ansia junto a Rotura, una banda de punk de Barcelona muy guapa. También tocamos el 14 de febrero en Mutante; este evento decidimos montarlo nosotros mismos junto a otra banda de Barcelona, Ex-Futuros. Son muy buenos amigos nuestros y queríamos montar algo juntos aquí. Además, Sopajervia –colectivo autogestionado de Málaga– también nos montó otro concierto al día siguiente allí, en el CSA Las Vegas, junto a Ex-Futuros y Conde Cortina. La acogida en ambos eventos fue increíble y estuvimos rodeados de gente muy bonita y dispuesta a sumergirse de lleno en la música en directo», recuerdan satisfechos.
Es una grata noticia para los amantes del punk comprobar cómo el bar del entorno de La Alameda apuesta por estos estilos, que de esta manera no quedan circunscritos siempre a Holländer: «Decidimos montar el concierto en el Mutante en cuanto supimos que estaban apostando por este tipo de eventos, ya que también Andalucía Über Alles estaba montando conciertos allí. Ha sido un acierto, ya que llevábamos tiempo buscando algún espacio cerca del Centro donde poder hacer conciertos de vez en cuando. Es fundamental contar con espacios más céntricos y vivos; a veces, resulta para mucha gente una odisea el plan en el polígono Calonge. A Nacho del Mutante le motivó la idea y decidió llevarlo adelante, pese a arriesgarse a tener problemas de volumen con los vecinos. Y la verdad es que todo ha salido realmente bien: la gente ha acudido y lo ha disfrutado, y el trato dado tanto por Nacho como el resto de trabajadores ha sido genial», concluyen. Pues nos congratulamos de ello y de que el hardcore y el punk se abran paso en las programaciones de más salas y locales, al menos cuando tengan la calidad y buen hacer que destilan bandas como Cuerda Huida.