Comienza lúgubre. No es la mejor sintonía para un lunes preacopalíptico por la mañana. A pesar de su nombre, What I need, no es precisamente esta canción lo que necesito. ¿Qué va a ser de nosotros…? ¿qué va a ser de nosotros…? claman unas voces perdidas. Pero la voz de Antonio en Six years ago apacigua los ánimos y los ritmos electrónicos templan el ambiente. Luego se disparan, pero Antonio continúa sereno. If I knew, si yo supiera, si supiera lo que va a pasar… cuando parece que te vas a hundir en la depresión la percusión funky de Ignacio te hace mover los pies, aparece la voz de José; la línea de bajo de Pablo es el latido de la vida. Lavida, así se llama la canción que, cuando te das cuenta, estás acompañando tamborileando con las manos sobre la mesa. En Clever man describen lo que nos está ocurriendo: I’ll face the Devil with no eyes… forces that we can’t understand… nos estamos enfrentando al diablo sin ojos, a fuerzas que no podemos entender; más que nunca debemos superar esta prueba, a la que nos están sometiendo como personas inteligentes. Tenemos que demostrar que lo somos. Rain te vuelve a sumergir en tus propios pensamientos, fondo percusivo suave y repetido, hipnótico, ¿tengo miedo, en realidad…? a ratos, solo en ella, se me cae la casa encima. Estos tipos de Palo Alto me entienden y terminan la canción… this house falling down, it falls down, I’m not afraid. No, no tengo miedo. Y la conclusión llega en la canción final, Dans, apenas unos acordes de guitarra y un sencillo coro para arropar la última frase, repetida: I think I would be better solo. Sí, en estos momentos quizás eso sea lo mejor, estar solo. Y esperar tiempos mejores.
Este disco de Palo Alto, Self defense, es un atmosférico collage de loops, voces etéreas, efectos de sonido, música natural, que te toca todas las fibras. El gran resultado de un experimento realizado con Tero Heikkinen, manipulador, instigador, arreglista, coproductor, que ha alcanzado una oscura belleza a la que muy pocas bandas pueden llegar con su obra. Las suaves texturas se rompen por ataques de batería y sintetizador, pero los mejores momentos del disco son los dispensados por los tonos luminosos y aéreos, y por esas voces que Antonio y José manejan como si fuesen Caroline Crawley y Alison Limerick, combinadas con algunos venturosos samples y los ambientes marcas de fábrica de Tero. Es un disco soberbio.
Aunque por momentos te deprima, es difícil no amar este disco. Palo Alto han capturado en él la tristeza y la quietud, y las sostienen en un clima exquisitamente prístino. La banda sonora ideal para acompañar los momentos solitarios de estos días con ángeles sumergidos en tu cerveza.