Paraíso Seis. Sala Even. 14 de abril de 2023
Desde que entré anoche en la Sala Even y vi la disposición del escenario, los bailarines y bailarinas que andaban cerca de la puerta de entrada al camerino, las luces, pensé que el concierto que iba a ver no sería nada parecido a lo que habitualmente contemplo en las salas sevillanas. Sabía que esto iba a ser algo más que escuchar las canciones en directo de Paraíso Seis, como ya había hecho antes otras veces, pero ahora con un respaldo instrumental para la voz de Memphis Jiménez mayor que en esas ocasiones anteriores, en las que solo contaba con el piano de Elena Atencia y algunas bases que lanzaban. El Brilli Band Show, que es el nombre que le pusieron al montaje es carne de mainstream; debería serlo, al menos. Y con un poco de suerte espero que lo sea.
Chicas en solitario, en dúo, en trío, que cantan maravillosamente, en Sevilla hay bastantes y todos los asiduos a esta web conocéis sus nombres. Pero mientras que sacar una entrada para sus conciertos te da acceso a disfrutar durante el rato que duren de música de tu gusto, normalmente de un género definido y de unas características estilísticas concretas, todos los que adquirieron una entrada para ver anoche a Paraíso Seis tuvieron acceso a una experiencia que fue todavía más allá de lo que se podía esperar. Hay que inclinarse ante las reinas.
En el show de Paraíso Seis convivieron Janis Joplin y Rigoberta Bandini, Alice Wonder y Rihanna, el rock y el techno, las baladas sensibles y el pop vacilón, el escenario lleno con una banda de cinco músicos más un cuerpo de baile y el escenario más lleno todavía con solamente dos intérpretes volcándose en lo que hacen, haciendo que las escuchásemos y nos aferrásemos a cada una de sus palabras. Puedo aseguraros que Memphis nos abdujo con su voz y su manera de cantar, que a veces parecía que lo hacía para ti solo y a veces parecía que se le iba a romper la garganta en un quiebro de voz, en una subida de tono, agresiva y provocativa; Elena se consagró a su piano eléctrico, no perdió una nota ya la estuviese tocando de manera pausada o desgranando toda una cadena de ellas; despacito, poniendo un dedo aquí y otro allá, o moviendo las manos sobre el teclado completo a velocidad vertiginosa; sentada, resbalando sobre el taburete por culpa de las lentejuelas de su pantalón o de pie como si la poseyese Jerry Lee Lewis. Anoche vimos a Paraiso Seis y al alter ego de Paraiso Seis. Su concierto de anoche fue una completa transformación, establecieron un estándar que no ha alcanzado nadie de sus características de nuestra escena local, no solo musicalmente, sino también en lo que respecta a imágenes, vestuario, coreografía; su concierto de anoche fue un hito para ellas, que ha cambiado la forma en que vamos a escuchar y recibir su música desde ahora.
El show comenzó en un chiringuito adelantado al escenario, con una consola entre luces azules desde la que intentaron montar una rave, sin mucho éxito, todo hay que decirlo, porque la gente todavía estaba entrando y charlando de sus cosas en un murmullo continuo más atronador que los golpes de bombo que lanzaban Crisisgrado y DJ Tinselt desde los sintes, antes de convertirse posteriormente en Manuel Barragán y Gabriel Vicente, respectivamente, bajista y guitarrista de la Brilli Band, que se completó con Moisés Ibáñez a la batería. Un rápido trabajo técnico hizo desaparecer todo eso de ahí en medio mientras ellos se ponían sus chaquetas de lamé y ocupaban su sitio arriba, junto a Elena, que fue la que comenzó a hacer sonar los acordes que acompañaron los platillos antes de empezar a escuchar la voz de Memphis sin que todavía la viésemos… siento que no domino nada, me voy perdiendo por esquinas… de una de ellas salió, entonando Ioaioaea en un crescendo que culminó… a esto no me ganarás… en un estribillo coreado y saltado por todos los asistentes. 30 años y vivo con mis padres comenzó a interpretarla Memphis paseándose entre el público. La luz y la energía irradiaban de ella, rezumaba un atractivo que exigía atención, estaba deslumbrante. En Luces hablan de la ley de causa y efecto; fue esta la primera canción que sacaron y el efecto que se originó por su causa lo estábamos sintiendo anoche. La canción seguía siendo intimista, pero la atmósfera que la rodeaba en esta ocasión dejaba ver rayos eléctricos cargados de poder y emoción. La banda estaba cumpliendo su función, no solo de ampliar la instrumentación de las canciones, sino que las estaba magnificando.
Siguieron con la primera de las contadas versiones, el I Want Love de Jessie J para que apreciáramos que la voz de Memphis es la más singular de las que se escuchan en nuestra ciudad. También estrenaron canciones, como la siguiente del show, Punto de inflexión, de la que dijeron que la habían presentado al Benidorm Fest de 2023 y no había sido elegida. Ellas decían que les comunicaron que el rechazo fue porque era demasiado buena, y más allá de la broma, la verdad es que no hubiese sido raro porque no creo que haya muchas cantantes que puedan igualar la fluidez amigable con el pop que Memphis demuestra en la canción, en la que es capaz de colar también un borde rock más arenoso… escúchalo, mi corazón está latiendo, su sonido es un punto de inflexión…
Manuel volvió a ser Crisisgrado durante un rato en que el escenario se quedó vacío, excepto por su presencia en la esquina de la izquierda con los sintes, hasta que todos subieron de nuevo para una segunda parte que comenzó con la balada de Ajedrez. Fue un movimiento inteligente que nos inclinó a prestar atención a la habilidad técnica de Paraíso Seis, sus juegos de ecos, de voces dobladas, la entrega de Memphis y su entusiasmo por mostrar su impresionante rango vocal. A veces se pasó de la raya y su falsete más alto se volvió quebradizo; pero cuando tenía éxito, era soberbia. Para Bajo la piel y Armas, también versiones de Alice Wonder y Ede traídas a su terreno, Elena y Memphis se quedaron solas; dos canciones que ellas llevan más allá de los límites de las torch songs que son en realidad, la segunda de ellas con Memphis interpretándola con todo su cuerpo, no solo la voz y Elena dejando patente lo buena instrumentista que es.
Otra de las canciones que estrenaron, Café, es una bomba pop… estamos juntos en la fiesta, como decía Rigoberta… una alusión a la Bandini, que se completó después con la versión de Ay mamá que, si cuando su compositora la ha interpretado ante grandes audiencias, como aquí en el CAAC o la Plaza de España, la ha convertido en un himno, anoche, con las tres cuartas partes de la Even llenas de gente, Paraiso Seis logró igualmente mantener a la audiencia comprometida; gente que como yo mismo, normalmente ajeno a este estilo de música al que habían cambiado, no lo sentía discordante, sino como una transición hacia algo igual de bueno como fue la tercera de las canciones que estrenaban aquí, Supernova, uno de los momentos culminantes de ellas como centro de atención. Una unión, la de Elena y Memphis, gloriosa y carismática, que había que celebrar con la canción que las unió, la mítica pieza de blues rock que es Move over, con la que Janis Joplin nos conmovía en cada interpretación y que Memphis recreó mostrando su faceta más cercana a la cantante de hard rock que tiene en la banda de Pinball Wizard y que de Elena sacó su lado más gamberro… que nosotras no somos tan mariconas como estamos esta noche aquí, sacad los cuernos, cabroneeeeees… así que la narrativa fue de nuevo recalibrada; Manuel, Gabriel y Moisés se convirtieron en una bola de demolición que enfatizaba la impresionante figura de Memphis adueñándose de todo… y yo tomo el control, gritaba una y otra vez en la última canción de la noche. Tomando el control fue una fiesta, arriba y abajo del escenario, los bailarines de la escuela Love 2 Dance se cambiaron, ellas ahora en primera línea, ellos ahora detrás, y todos pensando que la hora y cuarto que llevábamos encandilados se nos había hecho demasiado corta.
Puede que mucho de lo que os he contado os haya parecido una exageración. Pero os aseguro que el espectáculo que Paraiso Seis ofreció anoche trascendió del hecho de ser algo doméstico en una ciudad de provincias. Si hubiese tenido lugar en el Rose Bowl de Los Angeles, ante 55.000 espectadores lo hubiese contado algún periodista de Variety; pero como tuvo lugar en la sala Even, ante 200, lo cuento yo en Sevilla Disonante. Aunque las sensaciones que hubiésemos tenido en el primer caso no hubiesen diferido mucho de las del segundo.