- En estos días hemos vuelto a tener noticias de Pedro Cruz, al que todos recordamos como frontman de Los Picapiedras, por la edición del disco FiloSofia. Ha estado en Sevilla y hemos podido tener una larga charla con él
Desde que en aquellos primeros años 80 en los que, como Pedro Cruz me escribió una vez en una foto de Los Picapiedras, todos teníamos la misma cara, han pasado muchos años. Y esas caras han ido adquiriendo matices diferentes a lo largo de este tiempo según hemos podido ir comprobando en nuestra convivencia sevillana. Sin embargo, del cambio del propio Pedro no hemos podido ser testigos porque abandonó nuestra ciudad poco después de que su banda se deshiciera. La semana pasada anduvo por Sevilla durante unos días y, además de recuerdos y saludos, nos trajo noticias y un disco nuevo bajo el brazo, FiloSofia, que os voy a presentar con detalle en este artículo e incluso enlazarlo para que todos podáis escucharlo. Pero antes de eso vamos poner las cosas en contexto.
Pedro, ¿has seguido en contacto con los músicos sevillanos? ¿Tienes conocimiento de lo que se ha ido haciendo por aquí, de lo que se hace ahora?
A lo largo de todos estos años 90s, 00s, 10s, he estado de una forma u otra en contacto con músicos sevillanos, de los 70, 80 y 90. Con pocos pero muy intensamente. En la historia del rock sevillano hay millones de historias subyacentes, ocultas y muy desconocidas que no sé si algún día un periodista tendrá la paciencia y las ganas de sacar a la luz. Una de esas subhistorias es la mía, que se entreteje con otros históricos. Después llegó la era de internet y los tiempos cambiaron con las redes sociales. Ahora estoy mucho más informado que en los últimos 30 años, pero desde la distancia. Mis músicos sevillanos de referencia estrictamente personal se cuentan con los dedos de una mano. Los que admiro, como compositores o instrumentistas, quizás con las dos. Como personas os tengo afecto de hermanos a muchos de todos vosotros. A muchos jóvenes los desconozco.
Recordando tu época sevillana: Picapiedras, Baldomero, Dulce Venganza, Tiernos Mancebos, la mítica y el cachondeo aquel ¿fue tan bueno como parece, o es sólo mitología?
De mitología nada, fue nuestra juventud y la vivimos como tocaba. Ahora, cachondeo, cachondeo, no fue todo; de hecho fueron también años muy duros, pero creo que eso se corresponde mucho con la inmadurez de las jóvenes cabezas. ¡Todavía me pregunto de dónde sacamos tantísimos músicos a nivel mundial la música que creamos entre todos a partir de una aparente nada!
Desde que te fuiste a Alemania hemos visto dos obras tuyas; La escuela, del 2005 y esta FiloSofía de ahora. ¿Qué similitudes y diferencias hay entre una y otra?
El disco de La Escuela es un conjunto de canciones relacionadas entre sí con el nexo del aprendizaje, de ahí el título. Literariamente forma un todo. Musicalmente es un mosaico formado por mis antiguas querencias de pop rock eléctrico y músicas y sonidos más acústicos y fronterizos, mediterráneos, mesoamericanos y norteamericanos. La producción es profesional y con colaboraciones de otros músicos, pero se grabó por pistas y nunca tocó toda la banda junta en los estudios.
El disco FiloSofia, escrito sin tilde al tratarse de una grafía internacional, es una colección de canciones seleccionadas al gusto del productor Vilko Zanki de entre las cuarenta y tantas que le presenté maquetadas. Por tanto, no se trata de un álbum conceptual como La Escuela. La edad de las canciones grabadas en FiloSofia puede variar hasta ¡en 25 años! Musicalmente se parece a La Escuela en que ofrece ambientes acústicos, aun con la presencia casi constante de la guitarra eléctrica, y ambientes más eléctricos, sobre todo al final. Estilísticamente, aquí también se toca el pop, el rock y una vena más mediterránea, latina en el sentido más romano del término. La banda tocó junta en todas las canciones, menos la corista femenina, que hizo overdub; por lo tanto, lo que se escucha al oír FilosoFia es estrictamente música en vivo, lo cual me satisface mucho, a pesar de las aristas musicales sin limar que eso conlleva siempre.
El primero disco estaba grabado en Sevilla, con músicos de aquí, pero creo que para entonces ya vivías fuera. Este de ahora, por los apellidos de los colaboradores que leo en la carpeta, supongo que habrá sido una obra totalmente concebida en Alemania. ¿Cuál ha sido el proceso de creación de estos discos? Y ya de paso nos enteramos de tu vida desde que te fuiste.
Sí, La Escuela se comenzó a grabar en Lanzarote, en 2005, donde yo vivía y trabajaba a diario como músico en la industria turística desde 1998 a 2005 y desde 2007 a 2010. Mi repertorio personal propio desde 1990, fecha en que se separaron los Picas, se compone de unas 200 canciones, de las que voy extrayendo lo que grabo en cada momento; tengo dos discos en solitario pero innumerables maquetas de muy diversa fortuna sonora. Me vi con canciones relacionadas entre sí que me pedían anímicamente con mucha intensidad un álbum. También me vi con un inmenso caudal de experiencia y conocimientos musicales derivados de mi trabajo diario despachando nutridos repertorios internacionales en hoteles, clubs, restaurantes, bares, eventos de todo tipo, en solitario y con otros muchos músicos profesionales. Decidí autoproducir un disco. Me metí en un estudio profesional y grabé las bases de La Escuela, haciéndome cargo de bajo, guitarras, sonidos programados, teclados, voz y coros. Conté con dos músicos a la batería y la percusión y un buen guitarrista. El álbum se terminó en Sevilla, con colaboraciones de músicos sevillanos que hicieron recordings. Mezclas en Sevilla y mástering en Madrid. Lo saqué yo mismo con carpeta profesional pero sin publicar. Estuve dos años en Sevilla y me volví para Lanzarote con lo puesto, por decirlo de una forma suave. Y sin acritud.
El álbum FiloSofia se grabó a instancias, y con el patrocinio, de la que ahora es mi esposa desde hace once años. Una producción completamente profesional de Vilko Zanki, un productor old school, con algunos discos de oro colgados en su despacho, hombre mayor ya y conocido por los antiguos profesionales del mundillo centroeuropeo: Giorgio Moroder, Munich Sound, Rakette, Wim Wenders… busca en Google a Edo Zanki, su hermano, que es, bueno, era, el pobre falleció antes de la pandemia, el Zucchero alemán y tuvo muchos hits en Alemania en los 80. El productor seleccionó el repertorio, previa traducción de las letras al alemán y consensuándolo más o menos con nosotros; contrató a músicos talentosos, algunos muy punteros en la zona, todos profesionales de sesión y autores a su vez, organizó las sesiones en tres jornadas intensas de ocho horas con toda la banda en vivo en un estudio ya vintage, grabó, editó, mezcló y mandó a masterizar.
Debió ser interesante trabajar con músicos y un productor así. Habría facilidades y problemas dignos de mención. No es normal que se edite ahora un disco grabado hace una década.
Facilidades, las económicas. Dificultades, el tratar con músicos que no sabían ni papa de español; aunque yo hablo inglés y alemán sin problemas, no es exactamente lo mismo. La visión de Vilko Zanki como centroeuropeo sobre mi obra, mi persona y mi voz era la siguiente: cantante autor mediterráneo de sonora voz y sonidos melancólicos de guitarra española, textos literarios y filosóficos que versan sobre el universo del amor y el alma humana… más o menos. Y así enfocó la producción, con la vista comercial puesta en el mercado europeo. Cuando escuchó mis maquetas comentó: hacía muchos años que no escuchaba esta música. El máster se movió por los despachos más importantes de la industria alemana, pero nada relevante, que yo sepa, sucedió. Diez años después de la grabación, por la pura pena de tener un máster así de especial cogiendo polvo en un cajón, nos ofreció editarlo con su sello Brother Records y decidimos ir adelante, en estos tiempos en que sacar un disco sinceramente ya no sé lo que significa. Bueno, sí que lo sé, significa que algunos colegas, y no tan colegas, te pongan un whatsapp diciéndote que les encanta.
Este disco, canción a canción, por orden, me parece un descenso anímico… en Filosofía Loren comienzas a hablar ya en pasado de Ella, cualquier persona o cosa que fuese Ella; y en Estrella fugaz cuentas cómo se aparta de ti. En Oyendo tu corazón y Tú eres la piel la echas de menos, hablas de lo que sentías con Ella y ya has perdido; en Música para tres comienzas a comprender que la has perdido y en El ladito oscuro llega el dolor, y luego el desconsuelo en la siguiente canción. En Loba empieza la melancolía; luego aceptas la pérdida. Y finalmente te preguntas el porqué de todo… ¿quién es Ella… una mujer, Sevilla, el rock and roll…? ¿Y ese orden de canciones fue algo buscado o fue el fruto de un estado anímico de verdad y salió así de forma natural?
No quisiera deprimir a nadie –responde Pedro entre risas-. También dicen que cantando la pena, esta se evapora. Aunque claro, una cosa es cantarla, y otra que te la canten. Me encanta la diversidad de enfoques e interpretaciones que le dais los oyentes a las canciones cuando salen de mi seno personal al compartirlas. Es lo más divertido de publicarlas. Vamos a ver, te digo mi punto de vista personal canción a canción y tú sacas tus conclusiones.
1. Filosofía Loren: Mi homenaje personal a la mujer madre y luchadora, familiar y social y llena de belleza física y espiritual. Inspirada por mujeres reales que he conocido y figuras del cine y literarias.
2. Estrella fugaz: Hablo de la fugacidad de los pensamientos que atraviesan nuestra mente y de cómo en ocasiones la cabeza nos tiraniza con su eterna e incansable actividad y nos impide ver el camino más relajadito del corazón.
3. Oyendo tu corazón: Nada de pérdida, todo lo contrario, la cercanía máxima es reposar la cabeza en el pecho del amante.
4. El ladito oscuro sí habla abiertamente de la depresión; de una mía. Y de cómo te aísla socialmente por la pura vergüenza de que te vean así.
5. Música para tres: Habla de la ruptura amorosa de un ser querido mío al que intenté consolar con esta canción. Funcionó.
6. Tú eras la piel: Sí, mujer accesible en cuerpo pero no en alma, por eso se queda todo en la superficie de la piel. Aquí sí hay nostalgia y aullar.
7. Desconsolación. Un bolero de estilo ruptura que escribí como ejercicio de estilo.
8. Loba: Habla de los instintos más animales del hombre que sale a la calle a ver si pilla; lo que sea que quiera pillar.
9. Mi imperdible: Canción muy antigua, de 1990 creo, que describe el sentimiento del final de nuestros queridos años 80, el punk y la new wave: imperdibles, cuero, crestas y botas; momento en que por edad a muchos nos tocó elegir si seguir en la ruina de la música u olvidarnos de fantasías, sentar la cabeza, buscarse un curro y casarse.
10. Antesdeayer: Curiosamente, redunda en el tema anterior, porque describe una ruptura entre amigos que solían tocar rock and roll juntos.
Así que tienes razón, aquí se habla de mujeres, reales e imaginadas, de colegas, de Sevilla, de rock and roll y de melancolías que la misma canción podría redimir en el mejor de los casos. El orden y la progresión los decidió el productor sin comprender las letras a fondo, aunque también veo posible que la música misma, que también es un lenguaje, fuese inspirándole a crear esa bajona anímica de la que tú bien hablas y has observado. Te diré como detalle que la corista, hispanoparlante, se hartó de llorar al cantar el disco, aunque decía que lo hacía de alegría, lo cual acabó de convencer al productor de que se hallaba delante de música verdadera. Pero te diré, amigo mío, que en la vida real lo que más me gusta del mundo es el cachondeo.
¿De dónde te llega más la inspiración para las canciones, del presente en Alemania o del pasado en Sevilla? Tus obsesiones o tu manera de ver las cosas, ¿has notado que cambiasen con los años?
La inspiración musical procede siempre de las fuentes: la música de otros, principalmente grabada, y la que se desprende, cuando ella quiere, de los propios instrumentos que tengo en casa y toco a diario. Las letras proceden de las lecturas, las experiencias personales, cosas que pasan, las demás personas, las conversaciones, la observación de la realidad, también de la realidad pasada. Toda letra comienza siempre con un pensamiento ya convertido en verso o línea que contiene el embrión de la canción a desarrollar. Ya sabes: 1% inspiración, 99% trabajo. Mi forma de ver las cosas y mis obsesiones o ideas fijas no cambian mucho con el tiempo. Si acaso, la forma de expresarlas; intento escribir cada vez mejor y no repetirme si no es estrictamente necesario. No quiero decir a la gente con mis canciones lo que tiene que hacer.
Los que te conocíamos en Los Picapiedras vemos que este disco no tiene los mismos referentes ni estilos. ¿Con el paso de los años te has mantenido fiel a ti mismo, siendo esto una evolución natural, o más bien en algún momento de tu vida ha habido un borrón y cuenta nueva musical?
Sí, mi evolución está marcada por la fidelidad a lo que voy sintiendo en cada momento. Como la cultura general, es un caudal que aumenta con los años, mientras haya memoria y conocimiento; me parece muy natural que la música que hago ahora no se parezca mucho a la que hacía de joven, cuando tenía muchas menos referencias y experiencias en la mochila, aunque yo soy la misma persona desde que nací.
¿Cómo manejas tu trabajo habitual, tu vida familiar, social y laboral con la música?
Antes de la pandemia he estado ocho años tocando música a diario para el baile en una academia de flamenco cerca de mi casa en Alemania, más bastantes actuaciones periódicas como músico de repertorio en eventos de todo tipo, solo y en pequeños combos. La pandemia lo ha cambiado, ahora mismo no trabajo en la calle. Mi ocupación laboral principal es amo de casa. La vida familiar, social y musical casera es absolutamente compatible por tanto.
Háblame también un poco del futuro, de cómo vas a mover este disco y dime cómo puede adquirirlo la gente.
El futuro en lo personal es intentar pasar periodos más largos en Andalucía y caer quizás por Sevilla para, según ganas y disponibilidad, salir de la soledad creativa y experimentar la alegría de compartir mi música con otros músicos de aquí, como sucedió ayer mismo con Martín y Aida con los que estuve tocando, o con mi compadre Tomás de los Picas con el que me lo paso bomba. Seguiré escribiendo canciones mientras ellas lo deseen. Cuando alguna se me insinúa, responsablemente me pongo a la faena por si puedo pescarla. El recorrido del disco lo dirán el esfuerzo de la discográfica y el futuro. Yo lo que puedo hacer es informaros a los medios a los que tengo acceso de su salida y puesta a la venta, principalmente en digital. Toda difusión es bienvenida y contará con mi agradecimiento. La gente que quiera tener aún un CD físico tiene que aligerar si lo quiere conseguir, pues se ha fabricado en cantidad simbólica, acorde con los tiempos, escasísima.
El disco, FiloSofia, es una maravilla en la que destacan la amplitud y profundidad de la escritura de Pedro Cruz. Es un gran poeta pop y sus canciones ofrecen una visión de la vida que es fuerte, asertiva e intensamente apasionada, con la combinación perfecta de dulzura y pasión, azúcar y bilis. Por eso os recomiendo que no tardéis en escucharlo atentamente y haceros con él, ya sea en formato digital a través de Spotify, Apple, Deezer o Amazon, o en formato físico en las páginas de Amazon alemana y española. Además de esto, en el mail pedrocruzsuero@gmail.com el propio Pedro atenderá personalmente a quien lo solicite.